TEXTO IRREVERENTE

ANDRÉS TIMOTEO

EL PAÍS DEL NUNCA-JAMÁS

La rifa (del avión presidencial) que no fue rifa porque constitucionalmente la Lotería Nacional está impedida para realizar sorteos con bienes materiales de la nación. Los (inexistentes) “otros datos” que sirven para desmentir siempre los reportes oficiales que no favorecen a mismo gobierno y sobretodo para atacar la información periodística. Y ahora una consulta que no es consulta sobre la permanencia del Ejército en las calles hasta el 2018.

Igual que en el caso del avión presidencial, la Constitución Política prohíbe que temas de seguridad nacional y de las fuerzas armadas se sometan a referendo. Sobre estos tópicos, solo el Congreso de la Unión -cámaras de diputados y senadores – son los únicos facultados para legislar. Sin embargo, otra vez a fin de ‘darle la vuelta’ a las leyes, el presidente Andrés Manuel López Obrador recurre a la triquiñuela semántica: que no será una consulta sino un “ejercicio participativo universal”.

El mismo se realizará la tercera semana del año próximo -con posibilidades que se mueva de fecha y sea más adentrado el 2023 – y seguramente se destinará una buena partida de dinero para su organización que estará a cargo de la Secretaría de Gobernación igual que en los tiempos de la hegemonía priista cuando Gobernación realizaba elecciones y coordinaba todo lo que se refería al sufragio popular para que el resultado fuera el programado-.

La Consulta para la Revocación de Mandato realizada en abril pasado costó mil 692 millones de pesos y resultó fallida. Ahora se espera una cantidad similar, aunque -como ya se dijo- no la organizará el Instituto Nacional Electoral (INE) porque no es constitucional, por lo que tampoco será vinculatoria o sea, lo que resulte de ese referendo no impactará en nada a las políticas públicas ni obligará a cambiar leyes.

Entonces, ¿por qué organizar un ejercicio que no servirá de nada más que para dilapidar el presupuesto público? Porque el objetivo de esta “consulta que no es consulta” no es la permanencia de la milicia en actividades policíacas sino la distracción de la opinión pública y tener un asidero para que el tabasqueño López Obrador recorra todo el país en el contexto de las elecciones del 2022 para hacer campaña a favor de los candidatos del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Con la bandera de las fuerzas armadas, el mandatario visitará Coahuila y Estado de México que realizarán cambio de gobernadores. Y claro, el 2023 es la antesala del año electoral 2024 por lo que López Obrador se mantendrá en campaña buena parte del año. Por eso la “consulta que no es consulta” se programó hasta el 2023, no en este año a pesar de que la discusión sobre la reforma al artículo 5 transitorio de la Constitución está en el Senado.

Hacer la “consulta que no es consulta” en este 2022 no es de mucha utilidad para el tabasqueño  porque entonces no tendrán pretexto para lanzarse abiertamente a hacer proselitismo territorial. Así, los afanes electoreros  de palacio nacional se verán disminuidos o engrandecidos con lo que hoy miércoles se decida en el Senado con la votación de ese artículo transitorio.

 Si la oposición – los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI), Movimiento Ciudadano (MC) y el Grupo Plural que son los senadores independientes- avalan la permanencia de los soldados en las calles le quitarán el motivo a López Obrador para su “consulta que no es consulta”, y si lo rechazan azuzarán esa jugada electoral. Ya se verá. Por lo pronto, México es el país del Nunca-Jamás donde lo que se hace no es y lo que todos sufren no existe para el caudillo tropical.

AL SERVICIO,  AYER Y HOY

Cuenta la leyenda urbana que en los albores del 2009, el empresario hidalguense Ricardo Ahued Bardahuil ya estaba ‘retirado’ de la política y muy a gusto administrando sus tiendas de plástico barato. Tenía un año de haber concluido su periodo como alcalde de Jalapa y -según él- quedó hastiado del servicio público. Desde palacio de gobierno, donde despachaba el innombrable, le habían mandado varios personeros para convencerlo de ser candidato a la diputación federal.

De acuerdo a las encuestas, el PRI perdería el distrito urbano de Jalapa y había riesgo de tampoco ganar el ayuntamiento. El cálculo era que Ahued atrajera el sufragio al tricolor y especialmente a los otros candidatos regionales de la fidelidad. El hidalguense se negó en varias ocasiones hasta que uno de sus hijos fue secuestrado -eso dice el relato popular- por el crimen organizado. El cártel favorito y protegido de la fidelidad intervino para presionar a Ahued. Entonces, el empresario acudió corriendo a palacio de gobierno buscando audiencia con el innombrable para tratar de liberar con vida a su pariente.

El innombrable al verlo llegar apurado, lo recibió con la pregunta: ¿Ahora si vas a ser candidato? Ahued Bardahuil fue postulado por el distrito 10, lo ganó y le acarreó votos a la alcaldesa Elizabeth Morales, y todo fue paz y felicidad para la fidelidad. El empresario se tragó sus palabras, aceptó ser impuesto y hacerle la faena al innombrable. ¿Fue cierto el caso? No se sabe con exactitud, unos juran que sí y otros dicen que solo es eso, una leyenda urbana, pero los resultados políticos ahí están.

Hoy al igual que en aquel 2009, Ahued le vuelve a hacer la chamba al régimen en turno, ahora morenista. Y hoy también otra vez vuelve a mentir a la opinión pública diciendo que la violencia y la presencia del crimen organizado en la capital del estado no existe. Para adaptarse al discurso cuitlahuista, afirma cantinfleando que “no todo está bien, pero no todo está mal”, que la ciudadanía es igualmente responsable de la seguridad, no solo el gobierno estatal. Entonces, ¿para qué se les paga?

Que las balaceras, ejecuciones de maestros -el asesinato de una profesora la semana pasada se la atribuyó a “vandalismo en las escuelas”, no al crimen organizado-, los secuestros, el ‘cobro de piso’ y los hombres armados paseándose por las calles jalapeñas son quimeras. Que la ciudad no necesita decretar estado de emergencia por la racha de violencia. Al igual que ayer, el hidalguense miente a gusto del patrón en turno. ¿Que el señor es un demócrata y está al lado del pueblo como dicen sus panegiristas? ¡Que buen chiste!