TEXTO IRREVERENTE

ANDRÉS TIMOTEO

QUE SÍ HAY PACTO

Ya se había anticipado que el ‘hackeo’ de millones de documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) por la organización Guacamaya traería más episodios de escándalo para el régimen morenista y además ayudaría a entender algunos hechos recientes que no encajaban con la poca información que en su momento tenía la opinión pública.

Ahora tocó a Veracruz donde el gobernante Cuitláhuac García y su secretario de Seguridad Pública, el neoleonés Hugo Gutiérrez Maldonado son exhibidos por ‘Guacamaya Leaks’ por haber pactado con un grupo del crimen organizado y permitir su ingreso a la entidad para apoderarse de las ‘plazas’ que tiene el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

De acuerdo a un reporte que inteligencia militar realizó el 16 de marzo del 2019, apenas cuatro meses de haber iniciado la administración estatal, se detectó que el cuitlahuismo le abrió las puertas al Cartel  del Noreste (CDN) para que hiciera la guerra al CJNG.

“Los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, Policía Estatal y Fuerza Civil dan protección al Cártel del Noreste”, dice el documento clasificado como “extra urgente” por los militares, es decir que esta información era especialmente delicada por las consecuencias que traerían que el gobierno veracruzano pactara con una organización criminal.

Eso explica el motivo por el cual las fuerzas policíacas al mando del neoleonés Gutiérrez Maldonado solo combaten al CJNG y que el discurso gubernamental se basaba únicamente en ese grupo delictivo aludiendo que son la herencia dejada por las administraciones anteriores. Basta recapitular en todos los enfrentamientos y masacres que se han registrado desde el 2019 a la fecha los señalamientos acusatorios tanto de García Jiménez como de  Gutiérrez Maldonado apuntan a una sola agrupación delictiva, la jalisciense. En la hemeroteca está el testimonial.

De acuerdo a los textos ‘hackeados’ por Guacamaya,  la región sur de Veracruz es donde está la disputa más cruenta entre el CJNG y el cartel consentido del cuitlahuismo, y por ende la reacción violenta del primero contra la policía estatal. Menciona a Las Choapas, Aguadulce, Minatitlán y Acayucan hasta donde “las células de sicarios del CJNG desplegadas en el sur del estado han sido reforzadas por otras células provenientes de Orizaba y Nanchital” para la ‘guerra’ por la plaza. Bueno, eso era en marzo del 2019, hace cuatro años, ahora la situación es peor.

Lo anterior también explica otro hecho un poco confuso o más bien que el gobierno estatal quiso embarullar a fin de no dar explicaciones ni someter al escrutinio judicial al secretario de Gobierno  Patrocinio Cisneros a quien el CJNG exhibió en un video, en enero de este año, en el cual aparece Alejandro Roca Andrade hijo de Dámaso Luis Roca Burgos, un supuesto  primo del funcionario estatal , delatando sus nexos con la delincuencia.

En la cinta, el supuesto sobrino de Cisneros Burgos revela que tenía la instrucción de su tío para reclutar sicarios para el Cartel de Sinaloa. O sea, el bajacaliforniano habría pactado por su cuenta con un tercer grupo criminal para que la guerra por las plazas fuera tripartita.

“Mi tío me contrató hace unos meses, yo me encontraba en Quintana Roo, me ofreció trabajo y cinco millones de pesos para que yo reclutará a sicarios para calentar la plaza en la Cuenca del Papaloapan, ya que el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado no quiere jalar (sic) con el Cártel de Sinaloa”, dijo el tipo en ese video. En resumen, el cuitlahuismo está partido en dos, unos van con el Cartel del Noreste y otros con el de Sinaloa, y ambos contra el CJNG.

LA TROPA DEL INFIERNO

¿Y que dijo el secretario Cisneros ante la exhibida del video? Pues lo traicionó el subconsciente y prácticamente reveló que sí hay una lucha por la ‘plaza’ veracruzana en la que está involucrado el propio gobierno cuitlahuista. “Aquí no vamos a permitir que ningún grupo quiera venirse a establecerse sobre otro”, lanzó el 10 de enero,  tres días después de que apareció el video con las declaraciones de su sobrino. Fue una confesión de parte.

A todo esto, ¿qué es el Cartel del Noreste? Un grupo criminal de reciente creación o más bien de reciente escisión pues se formó hace siete años tras la captura de los hermanos Miguel Ángel y  Omar Treviño Morales,  fundadores de Los Zetas, cartel que se dividió en dos grupos: Los Zetas de la Vieja Escuela (LZVE) y el Cartel del Noreste (CDN) liderado por Juan Francisco Treviño Chávez, alias “El Kiko”, sobrino de los primeros y quien también fue detenido por autoridades estadounidenses y purga una condena de 38 años de cárcel desde el 2018.

Sin embargo, sus familiares y lugartenientes continuaron con el CDN que nació y tiene sede en Nuevo Laredo, Tamaulipas, pero opera en Nuevo León, Coahuila, Zacatecas , Morelos, San Luis Potosí, Tabasco y por supuesto Veracruz con la venía del cuitlahuismo. Sus actividades son el secuestro, extorsión, robo de vehículos, trata de personas, narcotráfico, terrorismo, lavado de dinero y otros delitos como asalto a mano armada y robo de negocios.

El Cartel del Noreste tiene a su servicio a grupo de sicarios entrenados para cometer actos salvajes, al mero estilo de sus antecesores en Los Zetas, que se llama “La Tropa del Infierno”. Son matones desalmados que secuestran, torturan, mutilan, despellejan, queman vivos, descuartizan, deshacen en ácido a sus víctimas o las entierran en fosas clandestinas, las desaparecen pues.

¿Recuerdan que se ha dicho que el innombrable había pactado con Los Zetas que le costearon la campaña electoral del 2024 y con ellos abrió las puertas del infierno en Veracruz? Pues según ‘Guacamaya Leaks’, el actual gobernante morenista además se trajo a la tropa infernal para sembrar la desolación.

El pasado 28 de enero, García Jiménez alardeaba: “Yo no soy Fidel ni Yunes, no hago pactos”, y el 24 de febrero machacó: “No hay ninguna guerra, hay grupos molestos, porque ya no hay pactos con la delincuencia como en otras administraciones”. Y ¡zas!, vino el picotazo de la Guacamaya.  Al gobernante le desnudaron sus acuerdos con el crimen organizado y no fueron los “neoliberales” ni  los  “conservadores” ni la prensa crítica sino los propios aliados del morenismo: los militares.