TEXTO IRREVERENTE

Por Andrés Timoteo

¿Y LOS PADRES DEL PIQUETE?

Algo a reparar en la edición 2022 de los Premios Nobel es que en las ramas de Medicina y Química no se galardonó a quienes contribuyeron a la creación de la vacuna contra el Coronavirus a pesar de que a finales del 2020, cuando se obtuvo la primera dosis, ésta fue calificada como el logro científico del siglo pues literalmente salvaron a la humanidad de una catástrofe viral.

Desde el año pasado se esperaba que el Comité Sueco decidiera premiar a los desarrolladores de los primeros antídotos contra el SARS-CoV-2 que trabajan para los laboratorios Moderna en Estados Unidos y la germano-americana Pfizer-BioNTech, pero extrañamente no fue así. En este 2022, el Premio Nobel de Medicina fue para el sueco  Svante Paabo por su trabajo en paleogenética.

He ahí una paradoja porque a Paabo se le premia por secuenciar los genomas de los homínidos extintos o sea ocuparse del gen de los hombres de la prehistoria, pero los científicos que ayudaron a salvar a los hombres del presente de la gripe pandémica fueron ignorados. El en el 2021, ese mismo galardón en Medicina fue para los estadounidenses  David Julius y Ardem Patapoutian por la obtención de nuevos tratamientos contra el dolor a través de la capsisina o sea de los chiles.

El Premio Nobel de Química 2022 se otorgó a Carolyn Bertozzi (Estados Unidos), Morten Meldal  (Dinamarca) y y Barry Sharpless (Estados Unidos) por un nuevo método de síntesis ultrarrápida de moléculas. Sharpless ya había ganado el Premio Nobel de Química hace 21 años, en el 2001, por su teoría de la “Química Clik” -química ultrarrápida- y en este 2022 fue reconocido por sus logros en aplicar precisamente dicha teoría.

En el 2021, el Premio Nobel de Química lo obtuvieron el alemán Benjamin List y el escoses David MacMillan por sus investigaciones sobre la organocatálisis asimétrica o sea la construcción de moléculas orgánicas asimétricas en laboratorio y en tiempo récord.

Los lectores se han de preguntar por qué hablar de los Premio Nobel que suenan tan lejanos, pero no hay nada más engañoso que esa deducción. Lo que hacen y logran los galardonados en esas ramas  -Física, Química, Medicina, Economía, Literatura y de la Paz – nos involucra a todos como humanidad. Los científicos, economistas, activistas y escritores salvan vidas y las hacen más llevaderas. No son galardones ociosos y por eso la extrañeza mundial de que a los ‘padres del piquete’ contra la Covid-19 no les sea reconocida -hasta el momento – tal hazaña que repercutió para bien en todos y en cada rincón del planeta.

Ah, y el Premio Nobel de la Paz, el único que es seleccionado por un Comité de Noruega  -no sueco – en esta edición fue un eco de la guerra entre Ucrania y Rusia pues se le otorgó al activista bielorruso Ales Bialiatski, a la organización rusa Memorial y el Centro para las Libertades Civiles de Ucrania, todos en contra del actual conflicto y denunciadores desde hace tiempo del régimen dictatorial y represivo de Vladimir Putin.

Como si el Comité Noruego se hubiera anticipado a la guerra que desataría Putin, en el 2021 entregó el mismo Premio al periodista  Dmitry Muratov -que lo ganó mancomunadamente con la reportera filipina María Ressa- fundador del periódico Nóvaya Gazeta o Nueva Gaceta que en marzo pasado fue cerrado por órdenes del gobierno putinista ya que documentaba todos los excesos del régimen y asumió una posición clara contra la invasión a Ucrania.

La mala noticia fue para los ‘chairos’ que pensaban que el Premio Nobel de la Paz se lo otorgarían al mandatario Andrés Manuel López Obrador por su “propuesta de paz” para Ucrania en la que sugirió una tregua de cinco años y que por lo mientras Rusia conservara y explotara las regiones invadidas. El rollo fue rechazado por los ucranianos e ignorado por los rusos, los únicos que lo aplaudieron fueron los propagandistas del morenismo retardatario. ¡Lástima Margarito!, el tabasqueño no llegó ni una candidatura formal pues las ocurrencias de la aldea no tienen eco en la sociedad pensante global.

TRAGADERO DE GENTE

A principios de septiembre,  la organización Causa Común hizo público el recuento de “Atrocidades y eventos de alto impacto registrados en medios” y en el cual  Veracruz es uno de los diez estados con mayor violencia y sucesos terribles con un acumulado de  197 atrocidades de enero a agosto de este 2022 que incluyen 18 masacres y 37 feminicidios con alto grado de crueldad.

La zona centro de Veracruz es una activa aportadora de esas cifras de sangre y concretamente  la región fabril se convirtió en un ‘tragadero de gente’, aunque algunos con mayor crudeza la definen como una “carnicería a cielo abierto” porque ahí no solo se mata a las personas sino se les mutila y se les arroja en la vía pública como si fueran basura. Claro, eso cuando no van a parar a alguna de las muchas fosas clandestinas que hay en la zona, la más numerosa es la de Campo Grande de Ixtaczoquitlán.

Basta revisar la hemeroteca para ver que este 2022 ha sido especialmente sanguinario en municipios como Río Blanco, Nogales, Orizaba, Camerino Z. Mendoza, Huiloapan e Ixtaczoquitlán donde la gente desaparece y luego se le encuentra destazada y arrojada como desecho. En agosto pasado, el cuerpo del abogado orizabeño Rodolfo Rodríguez Triana así fue hallado. Antes, en junio, un trabajador del IMSS de Tuxtepec, Oaxaca, y su novia desaparecieron en Río Blanco y más tarde los encontraron en Ciudad Mendoza también cortados en pedazos.

El pasado 30 de septiembre se hallaron los cadáveres, igualmente desmembrados, de tres hombres en Ixtaczoquitlán y el 3 de octubre fueron otros dos en Huiloapan de Cuauhtémoc. Todo un reguero de cadáveres o más bien de partes de cuerpos. A la zona fabril le queda al dedillo eso de ser un “matadero a cielo abierto”.

¿Y el gobierno? Los alcaldes de la zona hacen como que no ven nada, el gobernante estatal Cuitláhuac García dice que la entidad lleva meses sin homicidios dolosos y que “aquí no pasa nada”, el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez ocupado en sus negocios de extorsión y la fiscala Verónica Hernández manoseando expedientes y fabricándole delitos a los enemigos políticos del cuitlahuismo. Y los habitantes de la zona centro que se las arreglen solos pues la “plaza” ya está concesionada a la mafia.