ANDRÉS TIMOTEO
ESTUCHES DE MONERÍAS
Basura por todos lados, vehículos descompuestos y algunos convertidos en chatarra -incluidos los utilizados en la limpia pública-, deudas galopantes, obras ‘fantasmas’ y algunas otras inconclusas pese a que se gastó el presupuesto asignado a las mismas, caos vial, calles y carreteras llenas de baches, alumbrado público deficiente y en algunas zonas oscuridad total, demandas laborales y un desastre administrativo es a groso modo el resumen de lo que dejaron los ediles salientes.
La mayoría de los que se fueron también dejaron desvalijados los palacios municipales. Aquella leyenda urbana se hizo más que presente pues en los edificios administrativos se llevaron hasta el papel de higiénico. No es rumor sino realidad, hay lugares donde arrancaron las tazas de baño y en otros el cableado eléctrico para robárselo como si fueran bandidos de oportunidad.
Bueno en realidad si lo son pero con una voracidad inaudita al grado de que no solo se robaron el presupuesto -entiéndase: el dinero en efectivo- sino que saquearon las oficinas. En este cambio de cuatrienio también se cayó la teoría de que las mujeres son mejores administradoras y menos ladronas. No es cierto y son varios los casos que confirman que las mujeres al frente del gobierno también pueden llegar a ser una pesadilla.
Y este texto no tiene sesgo misógino ni cae en la gastada versión de la violencia política de género porque el análisis no se ancla en la calidad de mujeres sino en su desempeño público y en el mito de que ellas son mejores que ellos a la hora de manejar dineros ajenos. Eso simplemente.
Ya es conocido el desempeño y herencia de la panista Leticia López Landero, exalcaldesa de Córdoba que fue colocada en el penúltimo lugar de todos los munícipes del país en cuanto a eficiencia y resultados. O sea, estuvo en la cima pero de los peores ediles durante los últimos meses y el saldo de su cuatrienio está expuesto ante todos con una ciudad sumida en el subdesarrollo, sucia y en la ruina tanto económica como física. Ella es, quizás, el símbolo más vergonzante de las feministas que demandan espacios políticos para la mujer.
Pero hay otra exalcaldesa que se comportó igual pero en un municipio mucho más modesto, Rafael Delgado, en la entrada de la sierra de Zongolica. Allí, Isidora Antonio Ramos, apodada “Doña Peja” y protegida del delegado de la Secretaría del Bienestar, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, no solo se robó el erario sino que dejó a la población dividida y enfrentada. La señora usó el aparato municipal para perseguir y hostigar a los lugareños, encarceló a varios por el simple hecho de criticarla y amenazó con “hundir” a quienes le exigían cuentas claras en el manejo del presupuesto porque se decía muy influyente.
Su sucesor, Isauro Ambrosio Tecohua, surgido de Fuerza por México, enfrenta dos retos: uno recomponer la cuestión administrativa y el segundo restaurar la confianza ciudadana en las autoridades municipales que los últimos cuatro años se convirtieron en enemigas del pueblo por órdenes de la morenista Antonio Ramos. ¿Será cierto que esta señora ya no vive en el pueblo pues los lugareños prometieron lincharla cuando esté sin poder?
En Soledad de Doblado, la priista Ximena Rodríguez Utrera se llevó hasta las papelería y los focos del palacio municipal mientra que dejó al municipio hundido en la inseguridad y el desastre físico. Ahora le dicen “Bachedad de Doblado” porque son tanto los baches en las calles y caminos que solo le gana en ese récord el exalcalde porteño, el panista Fernando Yunes. Parece que compitieron en dejar a sus municipios con un panorama lunar. Sí, lleno de cráteres.
La exalcaldesa de Juchique de Ferrer, la perredista Lisbeth Portilla Gumersindo facturó en las cuentas públicas ropa, cosméticos, vinos y regalos de tiendas departamentales hasta por un millón de pesos y en Ixhuatlán del Café, la duartista Viridiana Bretón Feito pagaba del erario hasta sus cereales ‘Corn Flakes Special K’ y las toallas intimas, según las cuentas públicas revisadas.
En Calcahualco, la exalcaldesa Guadalupe Carrillo Vázquez también generó el repudio de sus gobernados al grado de que el pasado mes de diciembre un grupo de ciudadanos arremetió contra el palacio municipal y quemaron patrullas por el fraude en la obra pública comprometida. La priista Carrillo se robó todo lo que pudo, aunque al igual que sus homólogas de Córdoba y Rafael Delgado, no irá a parar a la cárcel pues tiene la impunidad asegurada.
Carrillo Vázquez le heredó la silla municipal a su hija, Guadalupe Rosas Carrillo, así que sus tropelías no llegarán a los tribunales. En Rafael Delgado, Ambrosio Tecohua ya recibió el recado de Huerta Ladrón de Guevara para no proceder contra “Doña Peja” y en Córdoba ya es historia vieja la impunidad comprada por López Landero a través del secretario de Gobierno, Patrocino Cisneros Burgos.
Ese trío de exalcaldesas vivirá tranquilamente de lo robado y aún más, dos de ellas continuarán recibiendo dinero público a través de sus parientes. López Landero de su hija, Leticia Luz, la regidora séptima -por cierto, ¿alguien sabe si la señorita ya se presentó a trabajar o le pagarán la primera quincena completa pese a estar ausente? – y Carrillo Vázquez por su hija, la nueva edil de Calcahualco. Son un estuche de monerías.
LENGUAS DE TRAPO
En septiembre del 2019 asesinaron con saña a una dentista en Coatepec y el gobernante en turno, Cuitláhuac García fijó su postura: “antes pasaban cosas peores”. Previamente, en abril de ese año, tras la masacre en Minatitlán con 14 víctimas mortales entre ellas un bebé, la senadora Gloria Sánchez culpó a la prensa. Acusó que los periodistas magnifican los hechos para desprestigiar al gobierno y aseguró que antes había más muertos de los que hay ahora.
Hace un par de días, frente al reguero de cadáveres en Isla y Emiliano Zapata, otra analfabeta funcional, la comapeña Rosa María Hernández, diputada federal, sostuvo la tesis de que ‘antes tiraban más’ y le puso cifra: “hasta 35 cuerpos” en Boca del Río y se tenían “días más negros”. Pero qué se puede esperar de estos personajes con lenguas de trapo. La última da pena ajena por su coeficiente, acuérdense cuando era locutora de radio y al dar una noticia sobre las importaciones de granos desde África pidió al auditorio “no comprar maíz negro”. Risas.