+ “Marcial Maciel, el lobo de Dios”, el documental de HBO Max contra el olvido.
+ ¿Es una de las historias más indignantes y oscuras de la iglesia católica?
+ Nada nos debe escandalizar del ser humano. Podemos llegar a la cúspide de las virtudes o nadar en el lodo de la miseria.
Miguel Valera
Un amigo me cuenta, indignado, la historia de un sacerdote de la Arquidiócesis de Xalapa que fue suspendido por una denuncia en su contra por abuso sexual. Me dice que este “hombre de Dios” habría venido cometiendo fechorías desde hace muchos años. Se disfrazaba de santo, actuaba con mucha humildad y cuando en alguna comunidad alguien sospechaba de sus malos pasos, entraba en una especie de “depresión mística” para aparentar una “transfiguración”.
“Sí, la gente cree que es un santo. En sus misas parecía elevarse sobre el altar pero cuando alguien sospechaba de alguna de sus fechorías, se encerraba, no comía y algunas veces hasta al hospital llegaba. La gente les decía a los médicos que le revisaran bien el cuerpo porque podía tener ‘estigmas’, las ‘marcas de Jesús’, como sucedió con San Francisco de Asís, Santa Catalina de Siena o Ana Catalina Emmerick, una mística agustina que tuvo visiones de la Pasión de Cristo y llevaba las marcas de los clavos”, me dice.
Pero no es el único caso, me cuenta el buen amigo, con quien suelo conversar con litros de café y pan —le digo que ya estoy tratando de dejar el pan, por razones de salud—. Sale a colación, una columna que escribí sobre un fraude en la Escuela Morelos, administrada por la Arquidiócesis de Xalapa, donde el empresario Gustavo Trinidad Prado García, de Banquetes Xanami, nos defraudó a un grupo de padres de familia. Me deja entrever que este empresario al parecer tiene un vínculo personal e íntimo con el director, el sacerdote José Fernando González Topal, quien de alguna manera sería cómplice de estas fechorías.
Le digo que este tipo de fraudes difícilmente reciben castigo y quedan cubiertos en el manto de la impunidad. Comentamos de otros casos de clérigos involucrados en escándalos sexuales y homosexuales y el daño que le han causado a la feligresía de la iglesia católica y a la sociedad en general, porque se permiten, se cubren, no se castigan.
Nuestra charla surge a raíz de “Marcial Maciel, el lobo de Dios”, un documental que recién se estrenó en la plataforma HBO Max, escrito por Nicolás Gueilburt y dirigido por Matías Gueilburt, con dos episodios a la vista, que cuenta a detalle la vida oscura del padre Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo, el hombre nacido en Cotija, Michoacán, quien tuvo “una vida sin escrúpulos ni auténtico sentimiento religioso”, como lo definió El Vaticano, cuando en 2010 el entonces Papa Benedicto XVI tomó el control de la Congregación.
El hijo de Francisco Maciel y Maura Degollado Guízar—era sobrino nieto del gran obispo veracruzano Rafael Guízar y Valencia— con una gran inteligencia y carisma personal, fue visionario al fundar, en 1941, con 21 años de edad, los Misioneros del Sagrado Corazón y la Virgen de los Dolores, la base de lo que sería 10 años después la Legión de Cristo y luego Regnum Christi, en 1951.
Líder carismático, con una gran astucia —por eso el nombre de lobo de Dios, en el documental—, Macielsupo meterse al corazón de los pasillos vaticanos para venderse y vender su Congregación. Su influencia era reconocida por propios y extraños. Su sagacidad le permitió construir un imperio. Las familias más pudientes de México, primero y de otras partes del mundo, después, le entregaban carretadas de dinero.
Recuerdo que, en 1989, mientras estudiaba en Orizaba, al lado de algunos compañeros, conocimos a la psicóloga Martha Avelaira Martínez, quien nos mostraba emocionada, las fotografías de uno de sus hermanos, quien se formaba como sacerdote Legionario de Cristo en España. Para nosotros, jóvenes estudiantes de pueblo, ver esas fotografías, de muchachos con sotana negra, impecables, en amplísimos campos empastados, de un verde brillante, era de ensoñación. No sabíamos todo lo que estaba detrás de ellos y su fundador.
El documental de HBO Max presenta testimonios de cómo nació la Congregación, cómo se fue consolidando y la influencia que tuvo entre niños a quienes adoctrinaba para luego abusar de ellos. Del tema se ha escrito muchísimo y se ha cuestionado a la iglesia católica por no dar el castigo ejemplar que este hombre merecía, permitiendo la impunidad.
Así lo escribió Bernardo Barranco en el prólogo al libro La voluntad de no saber: “Se han escrito muchos libros sobre Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo. Sin embargo, aún son insuficientes para documentar la repugnante trayectoria de un personaje que en vida fomentó la mentira, la intriga, la simulación y la corrupción; que sucumbió a las adicciones y tuvo una vida sexual retorcida por los abusos cometidos a menores. No olvidemos el culto a su personalidad que fomentaron los Legionarios y que le facilitó estructuralmente dilatar su conducta criminal”.
Nada nos debe escandalizar del ser humano. Podemos llegar a la cúspide de las virtudes o nadar en el lodo de la miseria. Pero debemos de tenerlo claro, para no erigir dioses con pies de barro. “Marcial Maciel, el lobo de Dios”, el documental de HBO Max nos puede ayudar a reflexionar en ello. Creo.
@MValeraH