TEXTO IRREVERENTE

ANDRÉS TIMOTEO

A diferencia de las votaciones electorales – para elegir a un represente popular- en la consulta para revocación de mandato no acudir a sufragar también tiene un peso puntual por el requisito de que se requiere la participación del 40 por ciento de los ciudadanos inscritos en la Lista Nominal de Electores para que tenga validez legal. No llegar a tal porcentaje también será una posición de repudio de parte de la ciudadanía que se debe leer y que debe doler a los interesados en este caso.

El voto no se pierde al no participar en una consulta de este tipo. Al contrario. Por eso el presidente Andrés Manuel López Obrador y los su partido, Morena -que son los que solicitaron el ejercicio en lugar de que fueran los ciudadanos -,  están desesperados haciendo campaña abiertamente y violando todo resquicio legal con el uso de recursos públicos para tratar de que la gente vaya a votar el domingo.

De no conseguir que participen 37.5 millones de mexicanos – 40 por ciento del padrón-, la consulta no servirá de nada y estará dado el desaire ciudadano a una revocación que el propio gobierno pidió y la cual pretenden distorsionar en una “ratificación”. No importa que los pocos que vayan a votar lo hagan en su mayoría porque López Obrador permanezca hasta el 2024, lo que les apura es que el ejercicio sea vinculante para que el triunfo que pregonen sea válido jurídicamente.

El segundo objetivo de los morenistas con esta consulta es medir su capacidad de movilización pues la cantidad que de personas que ‘acarreen’ y el número de votos que caigan en las urnas será una suerte de ‘voto duro’ del lopezobradorismo con miras para los comicios del 2024. Por supuesto que no llegarán a los 31 millones que votaron a su favor en el 2018 pero les urge medir la cantidad de sufragios que puedan meter en lás pangoras como preparativo para la transferencia del poder presidencial.

Ahí se dará otro punto de quiebre porque los mexicanos que en el 2018 votaron por el tabasqueño y que el 10 de abril no acudan a repetir ese sufragio demostrarán que le retiraron su apoyo. El tercer aspecto a tener muy en cuenta y sobre el cual estar alerta es la secuela de esa consulta contra los avances democráticos de las últimas tres décadas. La mañana del lunes 11 de abril, tras haber cantando una falsa victoria con los pocos o muchos que acudan a la consulta de revocación, se iniciará un ataque encarnizado contra el Instituto Nacional Electoral (INE).

De echo ya lo han adelantado. El propio López Obrador anunció que enviará al Congreso de la Unión una reforma para disolverlo y hacer que los nuevos consejeros sean electos por voto popular lo que es una aberración porque entonces cualquiera que tenga el apoyo de los partidos y el dinero suficiente -del gobierno, o de los empresarios o del crimen organizado – podrá comprar los votos para ganar la elección y convertirse en parte del árbitro electoral.

La tirada es que el gobierno tenga el control de los que organicen las elecciones por medio de la mascarada de que fueron elegidos por el voto popular. ¿Se imaginan a Cuitláhuac García de presidente del nuevo INE guinda, o a Gerardo Fernández Noroña o a Lord Molécula? El ataque contra el INE cantado por el tabasqueño esta siendo repetido como un mantra por sus seguidores -funcionarios, dirigentes partidistas, legisladores, gobernadores y alcaldes-. Tal es la consigna, van por destruir al INE y crear un organismo sometido al gobierno.

Afortunadamente no tienen los votos suficientes en el Poder Legislativo para lograr una reforma electoral de tal magnitud , pero nadie dude que lo intentarán. De ahí que los mexicanos deben salir a defender al INE. Es cierto, hay consejeros electorales que no son probos y con fama de negociadores, pero no son ellos a los que se les debe proteger  sino a la institución. No se puede dinamitar una lucha de más de treinta años por ciudadanizar al arbitro electoral y alejarlo del control del gobierno.

Si los mexicanos permiten que se destruya al INE entonces se dará un paso más al totalitarismo. Hay que verse en el espejo en Venezuela: los venezolanos le permitieron a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro acabar con el árbitro electoral y hoy añoran la democracia con lágrimas y quejidos. En síntesis, más que ir o no a votar el domingo, la tarea vital de los ciudadanos comenzará el lunes con la defensa del INE.

LAS LAVANDERAS

El jueves de la semana pasada, varias mujeres mujeres se subieron a la azotea del congreso local para lavar y enjuagar la sucia imagen del diputado Javier Gómez Cazarín quien fue arropado por un grupo de féminas de la llamada Red de Mujeres Defensoras de la Paridad en Todo que suscribieron convenido con el Poder Legislativo a fin de implementar un protocolo en contra de la violencia, el hostigamiento y el acoso sexual y laboral.

Obvio que el chiste se cuenta solo: el encargado de aplicar el esquema para evitar la violencia contra las mujeres ¡¡es un agresor de las mismas!! Nadie lo olvide: Gómez Cazarín despojó de la diputación plurinominal a la abogada pozarricense Marcela Barroso, la hostigó, amenazó y le echó encima el  aparato estatal. Si el tuxtleco sigue hoy al frente del congreso local es por un acto de violencia contra una mujer.

Además, deberían comenzar por aplicarle dicho protocolo al jefe de prensa de la legislatura, Guillermo Núñez, ventaneado recientemente por libidinoso y difundir en sus redes sociales imágenes sexuales de mujeres así como comentarios ‘cosificadores’ -dirían las feministas – y misóginos contra compañeras de trabajo, reporteras y hasta diputadas.

Es lamentable y condenable que la Red Nacional de Mujeres Defensoras de la Paridad en Todo que en su momento defendió a Barroso Aguiar y denunció abiertamente a Gómez Cazarín ahora se apoye en el   mismo agresor para promover la no violencia de género. No solo es una contradicción y una incongruencia sino una desfachatez.

La promotora del lavado de cara al “Carón” fue la duartista Mónica Robles, exdiputada y actual asesora de la bancada marrón, aunque lo más lamentable es que legisladoras y activistas que se pregonan defensoras de la mujer como Guadalupe Ingram, Verónica Pulido, Mónica Mendoza, Edda Arrez Rebolledo y Juana María Toríz, se hayan prestado a tal maniobra ajena a la mínima sororidad. Vaya equipo de lavanderas.