TEXTO IRREVERENTE

ANDRÉS TIMOTEO

EL TRIBUNAL DE LOS PUEBLOS

En un hecho histórico, la próxima semana – los días 26 y 27 de abril- en la Ciudad de México se celebrarán dos audiencias del Tribunal de los Pueblos para juzgar a los gobiernos de Sri Lanka, México y Siria por incumplir con su obligación de procurar justicia por los asesinatos tres periodistas. Uno es el del extrañado Miguel Ángel López Velasco, Milo Vela, que nos fue arrebatado de la casa editorial NOTIVER y que a más de una década sigue en la impunidad.

Los otros colegas cuyos casos se están desahogando en el Tribunal de los Pueblos son Lasantha Wickrematunge y Nabil Al-Sharbaji. El primero, Wickrematung fue fundador y editor de los periódicos The Sunday Leader y Leader Publications que ejercían la crítica puntual al gobierno de Sri Lanka presidido por Mahinda Rajapaksa sobre cuya familia y funcionarios develó varios casos de corrupción y abusos de autoridad.

El periodista fue atacado a balazos el 9 de enero del 2008 en la ciudad de Colombo por un comando de cuatro sicarios que viajaban a bordo de motocicletas. A pesar de que logró llegar con vida al Hospital General Colombo Sur, el reportero falleció horas después. Su homicidio ocurrió tres días antes de que  se presentara a declarar en una corte donde se desarrollaba un juicio contra el entonces secretario de defensa, Gotabaya Rajapaksa.

Al funcionario se le acusaba de tráfico de armas, un ilícito que Wickrematung había documentado periodísticamente y por lo que fue llamado como testigo de la fiscalía. El secretario Rajapaksa salió impune de aquel juicio, continuó con su carrera militar y política, y once años después de que fuera abatido el principal testigo de sus actividades ilegales se convirtió -en el 2019- en el presidente del país, cargo que ostenta hasta la fecha.

Nabil Sharbaji fue periodista y militante de la organización pacifista “Daraya chababs” o “Jóvenes de Daraya”, la ciudad siria de la que era originario. Por crear el periódico Enad Baladi (Raíces de mi país), declarado clandestino por el gobierno del dictador Bashar al-Ásad, el ejército lo arrestó en febrero del 2012 y pasó poco más de tres años en diversas prisiones bajo tortura permanente.

Sharbaji junto con otro reportero que también estaba preso, Mansour Omari, escribió sobre pedazos de tela de sus vestimentas  y usando restos de comida y su propia sangre los nombres de los detenidos por el régimen de Bashar al-Ásad para que el primero que lograra salir en libertad los llevase a los familiares pues la mayoría eran presos políticos despojados de todo derecho y para sus parientes estaban en calidad de desaparecidos.

Fue Omari quien salió de prisión y llevó consigo cinco retazos de tela con 82 nombres. Los lienzos actualmente se exhiben en el Museo del Holocausto de Washington. El periodista Nabil no logró salir con vida de las mazmorras sirias pues murió el 3 de mayo del 2015 en la prisión militar de Saidnaya a causa de las lesiones por las torturas que le infligieron.

Desde el 2 de noviembre del 2021, el Tribunal de los Pueblos inició audiencias en La Haya, Holanda y es la primera vez que deliberará sobre crímenes contra los comunicadores. El Tribunal de los Pueblos para juzgar la responsabilidad de los Estados en estos delitos fue solicitado por las organizaciones Free Press Unlimited (FPU), el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) y Reporteros sin Fronteras (RSF) ante el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP).

El TPP tiene su sede en Roma y fue creado en 1979 para desahogar casos de violaciones graves de los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad, de guerra y genocidio. En los 43 años de su existencia  ha realizado 49 juicios y ahora está en desarrollo el número 50 con el Tribunal de los Pueblos para crímenes contra periodistas con esos tres casos arriba citados.

IMPUNIDAD PERPETUA

Hace once años, el 20 de junio del 2011, Milo Vela fue asesinado a balazos junto con su esposa, la señora Agustina Solana Melo y su hijo, Misael López Solana, quien era fotorreportero, por un comando de hombres armados que irrumpió a su domicilio en el puerto de Veracruz. A más de una década no hay justicia para el periodista y su familia ni se han capturado a los autores materiales e intelectuales del ataque. Prevalece la impunidad perpetua, como bien lo señala la organización RSF en sus informes anuales sobre crímenes contra la prensa.

Con la muerte de Milo Vela comenzó una ola de crímenes contra la comunidad reporteril  teniendo su periodo más terrible bajo el gobierno del priista Javier Duarte de Ochoa en el que se acumularon más de veinte asesinatos. A la fecha van 30 colegas veracruzanos caídos y sus homicidios rebozan de impunidad a consentimiento de las autoridades.

El miércoles próximo será la audiencia sobre el caso del columnista veracruzano en la sede de la Universidad Autónoma de México (UAM) y está previsto que 27 personas, entre ellos nueve periodistas, rindan declaración -algunos ya lo hemos hecho desde Europa – ante la fiscal Almudena Bernabéu, una prestigiada abogada española especialista en justicia transicional y el jurado que estará integrado por académicos, comunicadores y jurisconsultos de reconocimiento internacional.

Por supuesto que en el crimen de Milo Vela y su familia hay responsabilidad del Estado mexicano porque las fiscalías, federal y estatal, hicieron todo lo posible para no investigarlo y dar impunidad a sus perpetradores. Se recurrió a ‘chivos expiatorios’ que nunca fueron detenidos, como el tal “Ñaca”, un delincuente que el entonces procurador veracruzano Reynaldo Escobar aseguró que era el responsable y por el cual ofreció una recompensa de 3 millones de pesos, pero que nunca apareció.

Han pasado tres gobernadores -Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes y Cuitláhuac García – y cinco procuradores, pero el homicidio continúa sin castigo. Vaya ni el panista Yunes Linares que se decía amigo de Milo Vela tuvo la voluntad política para allegarle justicia, por lo que se deduce hubo una conjura de Estado para dejarlo en el limbo. Ahora el gobierno de México está ante el banquillo de los acusados, será juzgado por vez primera en un tribunal internacional y la sentencia se dará en la audiencia final programada en Roma para el 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa.