TEXTO IRREVERENTE

Por Andrés Timoteo

QUEDARSE A LA MALA

¿Quién es Esteban Ramírez Zepeta? Un personaje opaco que dirige -según él y sus promotores  – al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en la entidad. Es el sedicente delegado del Comité Ejecutivo Nacional al que ningún militante eligió y cuya posición es un mero arrebato del gobernante en turno, Cuitláhuac García. En resumen, este individuo originario de Las Choapas únicamente representa al citado, no a los morenistas.

Y ahora que se viene la renovación de la dirigencia estatal del partido marrón, programada para agosto próximo, Ramírez Zepeta anunció que competirá y además que permanecerá en el cargo. Presume entre sus allegados que será candidato único como en los viejos tiempos del priismo. Es decir, no habrá alguien más que se atreva a inscribirse al proceso y hacerle competencia. Todo aspirante alterno que se apunte será perseguido por el aparato estatal.

Es obvio que desde palacio de gobierno pretenden repetir la estrategia del 2020 cuando corrieron del partido a Gonzalo Vicencio Flores, entonces secretario general y que por prelación le correspondía ocupar la dirigencia estatal interina, y así, a la mala, impusieron al tal Ramírez y a la mala lo pretenden dejar nuevamente.

Solo que hay un óbice, el dirigente nacional que en marzo de aquel año ungió al choapense a petición del gobierno estatal era Alfonso Ramírez Cuéllar, entonces interino por la crisis nacional de Morena y que fue colocado por  la corriente de Bertha Lujan, presidenta del Consejo Nacional del partido y Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México. A ese grupo pertenece Cuitláhuac García, quien aprovechó el interinato de Ramírez Cuéllar para imponer a la mala -se insiste- al delegado estatal partidista.

Hoy hay un escenario distinto pues el líder nacional es Mario Delgado de las corrientes del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard y del líder del Senado, Ricardo Monreal, enemigo jurado del cuitlahuismo, de ahí que la imposición de Ramírez Zepeta se antoja complicada pues ya está desatada la carrera presidencial para el 2024 y todo aquel aspirante -léase: ‘corcholata’ – que se haga de cotos en las estructuras partidistas estatales tendrá ventaja en el rejuego electoral.

Muchos aseguran que esta vez no dejarán que el gobernante local se haga con la dirigencia partidista y las corrientes ajenas al grupo en el poder impulsará sus propios candidatos. Aún más, hay la versión de que hasta se unirían para presentar uno solo candidato que impida a Ramírez Zepeta mantenerse en el cargo partidista. Así, por la vía partidista-electoral, también comenzarán a cobrar cuentas pendientes con el gobernante veracruzano.

Es decir, los marcelistas y los monrealistas postularían a uno candidato único para dirigir Morena en Veracruz ajeno a palacio de gobierno, y al mismo se le podría sumar la corriente del secretario de Gobierno, Adán Augusto López a través del posicionamiento del diputado federal, Sergio Gutiérrez Luna, uno de los prospectos más fuertes a la candidatura morenista por el gobierno estatal en el 2024 y al que le conviene evitar que el cuitlahuismo se quede con el control del partido.

Son del dominio público las agresiones y groserías que el legislador minanteco ha recibido de los cuitlahuistas, entre ellos del propio Ramírez Zepeta, los que se ocuparían como prueba de que su permanencia sería un factor parcialidad y de ruptura. El eje marcelista-monrealista-adanista buscará arrebatar el control del partido en Veracruz? En el altiplano aseguran que sí. Ya se verá.

En los hechos, Ramírez Zepeta es un candidato débil y cualquier competidor que le salga lo pondrá en aprietos pues carece de los atributos políticos suficientes para la encomienda. Su cargo actual no es por su habilitad para dirigir al partido ni mediar entre las corrientes ni por operar exitosamente los comicios sino por su amistad con Cuitláhuac García.

Los cotilleos en  los merenderos políticos hablan de que el tipo es una suerte de ‘chaperón’ porque le cuida los intereses a García Jiménez, incluidos los personales. Nadie olvide aquel escándalo que armó en un hotel de Cancún, Quintana Roo, a finales del año pasado donde el subsecretario de  Infraestructura, Fernando Elías Guevara realizó su fiesta de despedida de soltero.

Ramírez hasta intentó golpearlo por “traidor” y lastimar los sentimientos de los altos mandos. Ese es el trabajo real de Ramírez Zepeta, de “Celos-tino”, según los guindas. Por cierto, la madre de aquel casamentero increpado es Cecilia Guevara, la presidenta de la mesa directiva del congreso local, cargo que le dieron sin otro atributo más que ser la progenitora del susodicho.

 ARRUMACOS Y PATADAS

En la oposición también andan en problemas intestinos. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) tiene a sus dos dirigentes llenos de desprestigio y repudio, Alejandro Moreno -el nacional – y el juchiqueco Marlon Ramírez -el estatal -. El tricolor en Veracruz tuvo su votación más precaria en los pasados comicios extraordinarios y se llegó al extremo de que en Amatitlán apenas recaudó un sufragio, lo que demostró que como operador electoral, Ramírez Marín esta desvencijado.

Por si eso no bastara, el priista ya se entregó a los brazos del secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros para sustituir al panista Joaquín Guzmán Avilés como la marioneta del momento, luego de que los yunistas echarán de la dirigencia partidista al tantoyuqueño. Lo que se ve ahora en el escenario estatal son puros arrumacos entre juchiqueco y el bajacaliforniano.

En el PAN, ya no hay jaloneo por la dirigencia estatal que quedó en manos de Federico Salomón, pero los patadas ahora se trasladaron al congreso local donde el diputado pro-morenista Othón Hernández Candanedo se niega a entregar la coordinación de la bancada legislativa y promovió un recurso de protección de derechos políticos ante el Organismo Público Local Electoral (OPLE) para impedir que el sureño Enrique Cambranis lo sustituya.

Hernández Candanedo es el remanente la ‘mano negra’ de palacio de Gobierno para seguir jorobando al panismo yunista-cambranista. El nuevo líder partidista ha advertido que podría expulsar al misanteco Hernández pero no lo ha hecho porque teme que éste se lleve a Morena a la mitad de los diputados panistas. Así de infiltrado está el blanquiazul.