ANDRÉS TIMOTEO
ARDE PARÍS
Los franceses están apanicados porque el calor los tatema. La canícula castiga al viejo continente como nunca en las últimas siete décadas. En Francia, España, Gran Bretaña y Alemania el termómetro roza o rebasa los 40 grados. Y sorpréndanse, en los países nórdicos que son fríos por antonomasia ya superan los 35 grados. Vaya, el domingo Bélgica entró en alerta por llegar a 40 grados por segunda vez en lo que va del siglo. La última medición de este tipo fue en el 2019.
Pero en España es la locura pues la península está castigada desde mediados de la semana pasada con temperaturas superiores a los 38 grados y con picos de alcanzan ¡los 49 grados!, en alguna zonas como Andalucía y Extremadura. En Francia el termómetro ha oscilado entre los 38 y 45 grados en diversos puntos del país. En la Ciudad Luz desde el sábado marcó 37 grados y fue subiendo. Ayer lunes estuvo en 38 y hoy se prevé que se alce a los 39 con probabilidades de que en ciertas horas del día rebase los 40 y se ubique en los 42 grados Celsius. Por ahí de las 3 de la tarde París estará ardiendo.
¿Qué hacer en una ciudad donde los aires acondicionados -para enfriar – son casi inexistentes? Echar mano de la astucia. Para empezar los ventiladores convencionales están casi agotados, obtener uno en un centro comercial es pelear con dientes y uñas para alcanzarlo. Ya no se diga en las ventas por internet que están saturadísimas. E-bay y Amazon tienen en existencia los aparatos aunque al igual que otras plataformas de venta ‘on line’ las comandas llegan en tres o cuatro días. ¡Y en ese lapso la freidora climática se ceba sobre los parisinos!
Lo mismo o peor en el resto del país, principalmente en sudeste que limita con España, donde el termómetro ha llegado a récords de entre 45 y 48 grados. Nantes está bajo fuego. La ciudad donde nació Julio Verne registró ayer 43 grados. ¿Cómo se salvas de eso? Fabien, un colega periodista del País del Loire confiesa su método: no asomar las narices al exterior y dormir en la bañera.
Cierto, por extraño que parezca el calor en las viviendas se controla cerrando puertas y ventanas a ‘piedra y lodo’ durante el día porque la onda de calor llega de afuera hacia adentro y si se mantiene todo hermético las casas conservan algo de temperatura soportable en su interior. Aquí no es como el trópico que abriendo ventanas o sacando una hamaca para dormir afuera te refrescas. No, acá si lo haces te cocinas en tu propio jugo.
Un ejemplo de que Francia -y Europa- no están preparada para enfrentar temperaturas tan elevadas son las etapas más recientes del Tour de Francia pues desde el día 15 hasta ayer 18 de julio tuvieron que regar agua en las carreteras antes de que los ciclistas pasaran para que el asfalto no se derritiera y se convirtiera en un chicle que impidiera recorrerlas. Por vez primera en la historia, decenas de carros cisterna con hasta 10 mil litros de agua se adelantan a los tramos que recorrerán los deportistas para “enfriar” el pavimento y que este no se transforme en un pantano ardiente.
Y así será hasta el próximo 24 de julio cuando termine el Tour de Francia con su entrada triunfal en los Campos Elíseos de París. Los reporteros y comentaristas deportivos que cubren la justa mas famosa del ciclismo resumen la situación de los participantes como que son el relleno de una ‘baguette de chaleur’ pues “del cielo cae fuego y rebota contra el asfalto que devuelve el calor más virulento, hasta 60 grados se llega alcanzar en la calzada, es un espejo de fuego y ellos están en medio”.
Según el sistema meteorológico europeo, estas temperaturas solo tienen como paragón el año 1947 cuando el termómetro alcanzó puntajes similares. Es decir, está el la peor canícula en 75 años. Y se antoja que será también de la más mortífera pues en diez días el calor ha matado a mas de un millar de personas tan solo en España y Portugal. La península ibérica lleva la delantera necrológica con 600 decesos, la mitad de ellos ocurridos entre el viernes y el domingo.
A la par van engarzados los incendios forestales. En España ya han devorado 40 mil hectáreas de bosques y en Francia 16 mil. En la región gala de Gironda, en el sudoeste, los incendios forestales ya obligaron a la evacuación de 32 mil personas. Ahora son los bosques y pastizales pero se teme que las llamas se aproximen a los viñedos gironeses que ya están en la etapa de engrosar los racimos para la próxima vendimia en septiembre.
¡Será el fin del mundo!, gritan los bordeleses ante tal hipótesis. Vaya, la onda de calor es tanta que muchos ven el apocalipsis tocando la puerta. La senadora ecologista Mélanie Vogel publicó en el Twitter una alerta a todos los franceses y a todos los europeos y a todos los habitantes de todo el mundo: “Es un infierno y simplemente se acerca el final de la vida humana”. Es el pánico como para salir corriendo.
Sin embargo, los terrablanquenses y los cuenqueños de Veracruz se han de estar torciendo de la risa por las penurias de los franceses asustadizos pues allá torean al calor con sus cuernos de más de 50 grados a la sombra. No obstante, lo que si es cierto es que son los signos de los tiempos. Científicos y activistas ambientales tienen razón: el cambio climático que se traduce como el calentamiento global no es una leyenda urbana ni una engañifa de los conspiracionistas sino una realidad. Y lo sintetizan con claridad: en cuestión climática, el cambio mata.
TE PARECES TANTO A MI…
Se enojó el siamés. El gobernante en turno de Veracruz, Cuitláhuac García se dice ofendido porque el dirigente estatal del Movimiento Ciudadano (MC), Sergio Gil lo comparó con el exgobernador Javier Duarte al que incluso ya rebasó en deuda pública pues el cordobés heredó un pasivo de 41.5 mil millones de pesos y el jalapeño ya lleva 47 mil millones aun cuando apenas lleva 3 años y medio de gobierno.
Las verdades duelen y las semejanzas arden, por eso García se queja de que “así no se lleva” con los que lo equiparan con Duarte. Pero la verdad es que si se lleva y si le acomoda. No miente Gil Rullán pues el gobierno cuitlahuista es un ‘hoyo negro’ que devora el dinero público y en este sexenio ya se cuentan historias tan truculentas como cuando Duarte de Ochoa, quien -por cierto- han de estar entonando aquella canción de “te pareces tanto a mi, que no puedes engañarme…”