IRREVERENTE
Por Andrés Timoteo
LES QUEMA LAS MANOS
Van más de dos meses y el caso les sigue quemando las manos. Es, por decirlo con términos populares, ‘una papa caliente’ pues todo lo han hecho mal y se les revierte. Primero, cuando Viridiana Moreno, joven originaria de Tlaltetela, fue reportada como desaparecida por sus familiares que también se movilizaron para pedir a las autoridades que la buscaran no se hizo nada. Ni les quisieron recibir la denuncia y por supuesto no se activó el Protocolo Alba.
Este es un plan de acción que debe ponerse en marcha en lo inmediato pues son primordiales las primeras 48 horas luego de que desaparece una mujer. En ese lapso, la víctima puede estar viva y por eso es imperativo que todas las corporaciones de seguridad y todos los organismos gubernamentales y autónomos que este involucrados en el asunto de la protección a mujeres se coordinen para buscarla. No hubo nada.
Su plagio fue el 18 de mayo, llegó el 19 y luego el 20 -cuando se cumplió el primer plazo fatal según el protocolo – y siguió pasando el tiempo. Una semana después todavía no estaba funcionado el Protocolo Alba porque el 25 de mayo, el propio gobernante en turno Cuitláhuac García atajó toda acción de la autoridad para tratar de localizar a Viridiana Moreno con una sola frase: “no está desaparecida, está resguardada”.
Y todo se detuvo. La palabra del gobernante hizo que la Fiscalía, la Comisión Estatal de Búsqueda, la Secretaría de Seguridad Pública, y hasta la Guardia Nacional y otras corporaciones que se suman a las acciones para ubicar a una mujer en peligro se quedaran de brazos cruzados. Al final, resultó que sí estaba desaparecida y que había sido víctima de un feminicida serial que abusó de ella, la mató y la descuartizó.
Entonces el caso se volvió en contra de García Jiménez, de su fiscala Verónica Hernández y de todo el aparato estatal que no hicieron cosa alguna para salvar a Viridiana. Es por eso que aún muerta, Viridiana está cosechando el odio de los funcionarios: sus restos -si es que son esos que dicen haber encontrado en una playa de Chachalacas – los trataron de manera infame, sin respeto ni por ella ni por sus padres que son las víctimas indirectas.
Los señores Aurora Vázquez Rosales y Enrique Moreno Mariani fueron literalmente vejados por la fiscala Hernández y abandonados a su suerte por la Comisión Estatal de Víctimas. Todos se conjuraron para tratar de callarlos, obligarlos a aceptar las tesis mentirosas de los ministeriales y aceptar o firmar documentos a ciegas.
Nunca los dejaron ver los restos que se supone eran de su hija, únicamente les mostraron fotografías y los presionaron para que los dieran por legítimos. Cuando no lo admitieron y pidieron una segunda autopsia todo el aparato estatal, comenzando por el propio García Jiménez, se le fue encima a su abogado, Tomás Mundo por bien asesorarlos. Vaya, estos tipos hubiera preferido un litigante a modo que los obedeciera a ellos y no a la familia.
Por eso lo trataron de desprestigiar afirmando que Mundo Arriasa tenía intereses partidistas sin importar que con ese señalamiento ellos mismos se ‘mordieran la lengua’ pues el abogado fue asesor jurídico de la bancada morenista en el congreso local durante la pasada legislatura. Pero el litigante tampoco se arredró y continúo llevando el caso que ahora tiene acorralados a esos conjurados.
Vaya, tanto les pesa la muerta que atropellando acuerdos firmados y los derechos mismos de las víctimas, la fiscala Hernández Giadáns le entregó en días pasados los supuestos restos de Viridiana a una expareja sentimental -junto con un fajo de billetes, afirman fuentes de la misma dependencia – para que los enterrará lo más pronto y profundo posible, y le pusiera doble capa de concreto a la tumba. Todo a espaldas de los padres, ¿y los de la Comisión de Víctimas que hizo? Sus responsables le fueron a dar el pésame al concubino.
Ayer el abogado Mundo volvió a presionar sobre la llaga que mucho duele en palacio de gobierno: denunció públicamente que en la Fiscalía General se han negado a integrar un expediente por desaparición forzada y se rehúsa atender la petición de que el gobernante García Jiménez sea llamado a declarar para que expliqué aquella declaración del 25 de mayo en la que aseguró que Viridiana estaba bajo resguardo y no era víctima de desaparición forzada.
Nuevamente atropellando la legalidad y todo decoro Hernández Giadáns maltrata a las víctimas para proteger a su jefe. No lo quiere sentar en el banquillo para que declare porque no tiene sustento jurídico ni ético que respalde sus expresiones. Llamarlo a declarar confirmaría que manipuló todo para que no se buscara a la mujer desaparecida y, por ende, es corresponsable de lo que le pasó.
García Jiménez es un lengua floja, proclive a decir mentiras, a difamar y a enlodar a las víctimas, pero en el caso de Viridiana Moreno, sus palabras tuvieron una consecuencia necrológica puntal: a la chica no la buscaron porque él aseguró que no lo requería y así selló con saliva su suerte.
LA OTRA ESCONDIDA
Por cierto, los documentalistas de García Jiménez afirman que Viridiana no es la primera víctima necrológica directa de sus acciones o sus palabras pues existe una historia muy tenebrosa de hace poco más de una década. Una prima suya pereció de una congestión alcohólica durante una francachela y el hoy ocupante de palacio de gobierno no hizo nada por auxiliarla y ni siquiera reportó el suceso a las autoridades.
La leyenda cuenta que tras aquella muerte, el padre del tipo, el exdiputado perredista Atanasio García, maniobró para que la fidelidad le otorgará una beca en el extranjero con el pretexto de estudiar la famosa maestría -ojo que nunca un doctorado – y así evadió la acción de la justicia y la furia de los padres de la prima que se lo querían comer vivo. Hay parientes que hasta la fecha lo siguen culpando de aquella tragedia.
No obstante, más allá de los fantasmas del pasado que persiguen a este señor, el caso de Viridiana Moreno no puede quedar al garete y que nuevamente se salga con la suya. Obviamente en la Fiscalía estatal no lo molestarán y anularán todo intento para llevarlo a juicio, pero hay instancias federales y también el tribunal del pueblo, o sea que la opinión pública lo sepa para que Viridiana Moreno no sea otra muerta más escondida en el armario de García Jiménez.