Miguel Ángel Gómez Ruiz
Nada cambió
Esto parece un cuento de nunca acabar y me temo que todo seguirá así por lo menos mientras Morena esté en el poder ya sea desde la presidencia hasta sus mediocres gobernadores (as).
No hay avances en este país pese a que aún se conservan algunas inversiones y las empresas que están aquí luchan para mantener su hegemonía, pues no olvidemos que una gran parte de lo que se produce aquí se exporta hacia Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo, insisto, una gran parte de las carreteras del país se encuentran en malas condiciones, el servicio de energía eléctrica sigue siendo deficiente al igual que el del agua, hay huachicol a diestra y siniestra en toda la ruta desde Puebla y hasta Hidalgo y no se hace nada para detener o disminuir ese delito. No hacen nada ni los gobiernos, ni las fiscalías ni mucho menos la policía o la guardia nacional.
Las casetas de cobro cada vez están más caras y esos caminos están más inseguros, la gasolina sigue a un precio muy alto, los asaltos a camioneros e inclusive, turistas, van a la alza y yo aún no entiendo como la autoridad, comenzando por la presidente Sheinbaum tienen cara para salir a decir que todo está bien.
Vaya, ni siquiera la visita de la presidente a Brasil levantó entusiasmo pues fue a proponer el programa “Sembrando Vida” que aquí en el país tuvo un fracaso colosal y peor aún, durante el gobierno de López Obrador se reportaron casi 200 mil muertes.
Se aprueba una reforma judicial autoritaria y mal redactada que seguramente afectará a todos, inclusive afectará a los mismos morenistas cuando sean perseguidos por la justicia ante tantas barbaridades que han cometido.
Sigue sin haber una respuesta a la falta de atención médica y a la grotesca falta de medicamentos y, para acabar pronto, continúa la inseguridad, sigue habiendo secuestros, enfrentamientos, asaltos, ejecuciones y la atroz extorsión que no sólo ocasiona graves pérdidas a los comerciantes, sino que también pone en peligro sus vidas.
Y eso es real, hace algunos días, aquí en Coatepec, saludé a unos amigos que son originarios de Puebla. Tenían su tienda bien puesta y con ventas regulares. El propietario había sido levantado hace algunos años, luego intentaron secuestrar a su hijo y supongo que siempre fueron extorsionados. El pasado día de muertos los saludé y les pregunté por qué no habían cerrado y visitado a sus familiares, pues regularmente lo hacen cada año y me comentaron él y su esposa que este año no lo harían. Sin embargo, dos días después cerraron de forma apresurada y jamás regresaron a su casa y tienda. Hasta el perro se llevaron y muchos clientes siguen preguntándose qué ocurrió. Lo lógico es que temieron por sus vidas y se marcharon, así de simple. Ni la guardia nacional, ni la policía les protegieron. Nadie.
Y la ayuda social no está diseñada para todos. Un compañero del sur me reportó que doña Estelita (*), una mujer de 66 años, nativa y criada en el campo ha buscado ayuda gubernamental, bajo el entendido de que las pensiones fueron diseñadas para todo aquél que no tuviera garantizada una pensión por ciertos años de trabajo. Ella pugnó por la pensión pues sus hijas se casaron y se fueron de allí y ahora ni la visitan, ni llaman. Acudió, pese a sus dificultades a tramitarla y siempre se la han negado. A escasos 200 metros de donde vive, una maestra, directora de una escuela y su esposo, un ingeniero que trabajó en Pemex gozan de sus pensiones del Bienestar pese a que tienen sus pensiones a causa de trabajo. Es decir, cobran en ambos lados y Estelita, que realmente está jodida, no tiene ese beneficio. Ella no sabe de gobiernos, ni de partidos, simplemente no es útil ni para los del Bienestar, ni para el gobierno. Así.
Y en todos lados pasan cosas increíbles, gente que apenas tiene tortillas para comer o para comprar papel de baño, que no puede pagar renta o pagar una extorsión o que es desatendida de todas las formas posibles por un gobierno que no se ocupa de los pobres y mientras tanto, regidores, alcaldes, gobernadores y gente del gobierno federal, se hacen más ricos con todo el dinero que cae en sus manos.
La llamada cuarta transformación no parece más que un parapeto para que esta gente siga al frente, imponiéndose de cualquier forma y presumiendo que están en el gobierno. Allí están los casos de Félix Salgado Macedonio, Andrea Chávez o Paco Taibo, que en algún momento se perdieron y ahora presumen formar parte de un gobierno en el que los morenistas solo piensan en sí mismos. Peor los casos de Ricardo Monreal y Fernández Noroña que siguen sujetos al expresidente López en lugar de ayudar, siquiera un poco, a la presidente Sheinbaum.
Como sociedad, tenemos el deber y la obligación de protestar ante todo lo que nos parezca mal y no depender de los partidos políticos. Como ciudadanos libres -todavía- tenemos que denunciar lo que está mal, que es casi todo, y hacer entrar en razón a todo aquél que cometió el error de dar un voto a estos insensatos.
PD Por fin, estamos a unos días de que se marche Cuitláhuac García del gobierno de Veracruz, lo malo es que vendrá la zacatecana Rocío Nahle que es igual, o quizás sea peor. Pobre Veracruz.