Contrapunto

Miguel Ángel Gómez Ruiz

Necedad

No sé realmente si Donald Trump cumplirá sus deseos -o amenazas- de intervenir en México para desaparecer a los grupos del crimen organizado o si los declarará terroristas, lo único que es cierto es que hay muchos mexicanos en Sinaloa, Sonora, Zacatecas, Guerrero, Colima, Tamaulipas y en muchos lugares más que sufren no sólo por el azote de estos, sino porque gracias a su influencia han surgido otros grupos que los extorsionan y asesinan a placer.

La presidente Sheinbaum, que gasta el dinero de nosotros los mexicanos en organizar mañaneras y ruedas de prensa cada quince minutos para intentar aclarar o desmentir los dichos del próximo presidente estadounidense no ve por los suyos. Inclusive, muchos de esos mexicanos desesperados le dieron el voto el pasado mes de junio y ni siquiera eso parece importarle.

Los grupos delincuenciales, terroristas o no, siguen asolando a la población y les cobran casi por todo. La extorsión es real y no hay uno solo de entre los morenistas, con capacidad -no para negociar- sino para actuar en defensa de quienes contribuyen al pago de sus sueldos siquiera.

La presidente debe entender que no es conveniente, por ningún lado, distanciarse de Estados Unidos que es nuestro principal socio comercial. Su obligación, entre otras cosas es lograr que los mexicanos tengamos un real bienestar, no esas estúpidas becas, sino libertad, trabajo, salud y seguridad. Es una obligación del estado proveer seguridad a sus gobernados, lo quiera entender o no.

Yo hablo por la ciudad en que vivo, así también como Xalapa o el puerto de Veracruz, en los que muchos comerciantes y empresarios -que no son pocos- están sufriendo la acometida de estos barbajanes que les cobran derecho de piso para vivir a placer, aunque ellos -los afectados- se llenen de deudas y apenas puedan vivir.

Como mexicanos, debemos entender a los que están sufriendo esto y todo porque desde 2018 se les ha abrazado y protegido aunque sean unos truhanes y el mexicano común, el que trabaja, el que emplea, el que paga impuestos y contribuía al desarrollo del país, guarda silencio, se atemoriza y prefiere cerrar antes que venga un menesteroso de esos a quitarle la vida por no someterse a esa extorsión.

Hoy lunes, tuve oportunidad de ir a Xalapa y pude ver varios negocios con sus puertas cerradas. Ya no están, olvide usted el tema de la crisis que con su mal gobierno propició Morena, lo real es que no pudieron pagar más dinero a causa de la extorsión. En Coatepec ocurrió igual, algunos se marcharon de aquí a causa de la misma y la autoridad, empecinada en sumar adeptos a Morena o bien, como es el caso de la policía coatepecana, sólo detienen sujetos ebrios o jovencitos que cargan sus mochilas luego de venir de trabajar. Y los delincuentes, paseando a todas horas sin que nadie les ponga freno.

Si realmente para la presidente Sheinbaum eso es un éxito qué mal está. Antes que preocuparse por las declaraciones de Donald Trump debiera hacer lo que responde. Pacificar al país y proteger a los suyos, definitivamente.

Ya se ha hablado tanto de la complicidad del gobierno con los grupos delincuenciales que hasta los más aferrados morenistas se la pasan aplaudiendo que no se actúe contra ellos.

Yo pienso que todo aquél que produzca droga, asesine, extorsione o chantajee a otro mexicano no merece vivir en paz, sino permanecer preso el tiempo que sea necesario, así de simple.

Tampoco se trata de un tema de conservadurismo, sino de responsabilidad, el gobierno está obligado a garantizar la buena marcha del país y no caer en absurdos, tratando de obligar a los mexicanos a que congenien con gobiernos de izquierda que han sido un reverendo fracaso.

Coatepec

El gobierno municipal de Coatepec, en Veracruz, decidió, sin consultar con nadie, suprimir una pequeña calle que pasaba al lado del ayuntamiento para hacer un paso peatonal, colocando bancas horribles y una pista de hielo que apenas sí funciona.

Ni el alcalde Raymundo Andrade ni quienes integran su comuna eran dueños de esa calle y no consultaron a la población para quitar la circulación de autos -que significaba un pequeño desahogo para los automovilistas- y encima, volvió a permitir la instalación de vendedores que colocaron sus puestos en calles de fuerte circulación. Todo un entramado de una autoridad morenista que convirtió a este pequeño pueblo mágico en un pueblo bicicletero ¿Y el buen gobierno y la preocupación por la ciudadanía? Eso, para después.

PD Hoy tuve oportunidad de saludar a un funcionario de primer nivel en el gobierno de Veracruz y su queja es que aún no les han pagado ni la risa. El dinero o está bien guardadito o no hay, quizá porque el anterior, en manos de Cuitláhuac García, no les dejó nada.