Denuncian trabajadores falta de mantenimiento y negligencia en RTV

Luego del accidente laboral que causó la muerte de Abraham Márquez, trabajadores de Radio Televisión de Veracruz denunciaron que existe falta de mantenimiento y negligencia en la toma de decisiones de los directivos del canal que han deteriorado las condiciones laborales.

Señalan que el ambiente laboral ha llegado a tal grado de descomposición que existen diversas demandas en contra de los titulares de la institución, incluyendo un proceso penal en contra del director general, el Subdirector Administrativo y el Secretario del Sindicato de trabajadores de la industria de la radio y la televisión.

“Estos conflictos legales son una clara señal de la crisis en la que nos encontramos y de la urgente necesidad de un cambio profundo en la gestión de Radio Televisión de Veracruz. No es solo una escalera lo que acabó con la vida de nuestro compañero Abraham. Es la acumulación de prepotencia, desentendimiento y negligencia por parte de aquellos que deberían garantizar nuestras condiciones de trabajo”, señalan en el documento que se difunde a través de redes sociales.

A continuación el manifiesto de los trabajadores de RTV.

En Radio Televisión de Veracruz hemos sido testigos de un deterioro sistemático y sostenido que ha comprometido no solo nuestras condiciones laborales, sino también nuestra seguridad y dignidad como trabajadores. Años de negligencia, falta de mantenimiento y decisiones mal tomadas han creado un entorno de trabajo precario e inseguro. Este entorno es el que ayer cobró la vida de nuestro compañero Abraham, quien falleció al intentar cambiar un foco en el estudio de televisión. No es solo una escalera en mal estado lo que nos ha traído hasta aquí; es la acumulación de errores, omisiones y desprecio hacia quienes trabajamos día a día para sacar adelante esta institución.

La relevancia de la radio y la televisión como medios públicos en Veracruz no puede ser subestimada. Tener un medio público en nuestro estado es de suma importancia, ya que estos medios tienen la capacidad de impactar de manera significativa en la ciencia, la cultura, la educación y en muchos otros temas que nos atañen como sociedad veracruzana y mexicana. Para que esta labor tan relevante pueda cumplirse, es esencial que contemos con un medio en condiciones óptimas, con equipos y recursos que estén en perfecto estado de funcionamiento. Sin embargo, la realidad es que hoy todo está descompuesto, remendado e incluso obsoleto, lo que impide que Radio Televisión de Veracruz cumpla con su misión de servir a la sociedad.

La lista de agravios es larga. Fuimos testigos del desvalijamiento de nuestra unidad móvil Xico dentro de las instalaciones del parque deportivo Colón, un saqueo de más de 2 millones de pesos que, debido a la falta de facturas originales, no pudo ser cubierto por el seguro. Como es costumbre, este incidente fue tratado con evasivas y culpas ajenas. En un acto de desidia y falta de visión, la institución perdió la concesión de televisión, dejando de salir al aire y regresando eventualmente en otro canal del espectro. Tras 42 años de identificación, se confirmó la pérdida de las siglas XHGV (Gobierno de Veracruz) al no renovar la concesión de este medio estatal. Este hito negativo, que afectó profundamente la presencia y operación del medio, fue maquillado para desviar la atención de la verdadera responsabilidad. Asimismo, la certificación ISO, que tanto esfuerzo nos costó y que traía consigo innumerables beneficios para el sistema y para el estado de Veracruz a nivel internacional, también se perdió. Con ella se fueron las oportunidades de mejora en los procesos internos y el reconocimiento que con tanto esfuerzo se había ganado.

Hoy en día, las afectaciones son palpables en cada rincón de nuestra institución. Las sillas en las que nos sentamos están en condiciones deplorables, los equipos informáticos son insuficientes para sostener nuestras labores cotidianas, y muchos de nosotros hemos tenido que improvisar para poder trabajar. La situación es tal que hemos salido del aire por falta de plantas de luz, cuyo mantenimiento nunca se llevó a cabo de manera adecuada.

La falta de mantenimiento no se limita solo a los equipos y mobiliario. Los baños de nuestras instalaciones han sido un reflejo de este abandono: durante años no hubo jabón y aún hoy día ni papel, hay tazas que carecen de tapas y las llaves de los lavabos estuvieron inservibles. Sólo recientemente, y de manera insuficiente, algunas áreas específicas han recibido mejoras, casi cosméticas, como nuevas sillas, pero estas acciones no son más que un intento de tapar el sol con un dedo.

Se descompuso una consola Studer de primer nivel, una herramienta esencial que nos permitía operar con un amplio rango de acción. Esta pérdida, como muchas otras, es consecuencia directa de la falta de mantenimiento preventivo. Muchos otros equipos vitales han sufrido el mismo destino, relegados al olvido hasta que ya fue demasiado tarde.

En el área de plataformas digitales, los compañeros han tenido que utilizar equipo propio, traído de sus casas, ya que la institución no cuenta con el equipo necesario.

Las cámaras con las que salimos al aire están sostenidas con palos porque sus elevadores ya no funcionan. Este es solo otro ejemplo de la precariedad en la que estamos obligados a trabajar. Las campañas y grabaciones que realizamos, muchas veces se hacen con equipo personal de los trabajadores, ya que el equipo institucional es inservible o inexistente. Todo esto son solo algunas de las muchas cosas que podríamos enlistar; la realidad es que la lista de deficiencias y negligencias es mucho más extensa.

La Unidad Móvil Citlaltepetl fue desmantelada para equipar parcialmente el Estudio C y reponer lo robado de la Unidad Móvil Xico en el Estadio Colón. Esta última sigue sin estar equipada al 100%, utilizando una consola prestada de solo 6 canales, lo que limita las producciones. No cuenta con microfonía, y su equipo de video está obsoleto o dañado. La Unidad Móvil Coatzacoalcos presenta cables de cámara dañados, tarjetas de video averiadas, y baterías de emergencia inservibles, problema común en todas las unidades. En los Estudios A, B y C, las consolas análogas están en mal estado, con canales inoperativos. Los equipos de cámaras, trípodes y micrófonos también tienen fallas. Existen goteras, falta de monitores de audio de calidad y pilas para operar. Además, hay escasez de personal capacitado, y el nuevo personal no está especializado, afectando la calidad del trabajo.

Hubo eventos políticos que fueron cubiertos bajo la sombra de lo indebido, con la acostumbrada declaración de «yo no estaba enterado», reflejando una falta de ética y compromiso con la verdad. Las quejas y reportes han sido constantes, pero la mayoría prefiere callar ante el peligro que representa enfrentarse a directivos violentos y ausentes. Mientras uno de ellos ha llegado a agredir a compañeros, el otro permanece apático, encerrado en su despacho, sin jamás abrir las puertas ni mostrar interés por los trabajadores que día a día mantienen viva esta institución. Sin embargo, los descuentos en nuestros ya de por sí reducidos salarios, por cualquier mínima falta, son aplicados con una precisión implacable, sin ofrecer ningún tipo de apoyo o consideración.

El parque vehicular, que alguna vez contó con alrededor de 30 unidades, se redujo a 14 vehículos de los cuales actualmente sólo son funcionales muy pocos. La falta de unidades y gasolina ha afectado nuestra capacidad para reportear y cubrir los eventos a los que estamos comprometidos. No solo enfrentamos una grave escasez de unidades, sino que los pocos que quedan están en condiciones deplorables. La falta de mantenimiento ha resultado en vehículos con frenos deficientes y llantas lisas, poniendo en peligro la seguridad de quienes los operan. Es inaceptable que debamos exponer nuestras vidas por la negligencia y falta de gestión de los responsables.

Equipos de cómputo en pésimo estado hacen imposible la edición profesional de audio, y ni hablar de video. Las cabinas están en condiciones tan deplorables que es casi imposible realizar trabajos de calidad.

Mucho de lo que alguna vez fue funcional, ahora está descompuesto o roto. Trabajamos con remiendos, en condiciones insalubres y peligrosas. Incluso la cafetería, un lugar de descanso y alimentación, se ha convertido en un espacio invadido por cucarachas, con un único microondas en condiciones de uso, el cual también está en mal estado.

Los sueldos son otro aspecto que refleja la profunda desigualdad y favoritismo en nuestra institución. Existe una disparidad salarial que no guarda relación con la antigüedad ni con la experiencia, sino con el favoritismo. Esta injusticia es aún más evidente cuando observamos la desigualdad entre hombres y mujeres, no solo en términos salariales, sino también en los nombramientos. Actualmente, muchas de las producciones que están al aire son lideradas por mujeres que no cuentan ni siquiera con el nombramiento de productoras, a pesar de que desempeñan plenamente esas funciones. Es una clara muestra de cómo se minimiza el trabajo de las mujeres en nuestra institución.

Exigimos a la institución transparencia en los procesos de categorización y asignación de bases. Existen pruebas de que estas decisiones no han sido tomadas por la Secretaría de Finanzas, como se pretende hacer creer, sino que han sido manipuladas internamente para favorecer a ciertos individuos. Esta falta de transparencia y justicia en la asignación de recursos y oportunidades es otro ejemplo de cómo la administración actual ha fallado a sus trabajadores.

Además, exigimos la elaboración de protocolos y procesos claros que definan las competencias de cada trabajador y los riesgos laborales a los que están expuestos en el desempeño de sus funciones. ¿Alguien sabía cuáles eran las competencias de Abraham en su puesto? ¿Alguien conocía los riesgos a los que estaba expuesto al realizar sus tareas? La falta de claridad en estos aspectos es un síntoma más de la descomposición del ambiente laboral en nuestra institución.

El ambiente laboral ha llegado a tal grado de descomposición que existen diversas demandas en contra de los titulares de la institución, incluyendo un proceso penal en contra del director general, el Subdirector Administrativo y el Secretario del Sindicato de trabajadores de la industria de la radio y la televisión. Estos conflictos legales son una clara señal de la crisis en la que nos encontramos y de la urgente necesidad de un cambio profundo en la gestión de Radio Televisión de Veracruz.

No es solo una escalera lo que acabó con la vida de nuestro compañero Abraham. Es la acumulación de prepotencia, desentendimiento y negligencia por parte de aquellos que deberían garantizar nuestras condiciones de trabajo. Este trágico suceso es el resultado inevitable de años de incompetencia y desidia, que han transformado Radio Televisión de Veracruz en un lugar donde el riesgo y la precariedad son la norma.

La muerte de Abraham no puede ser en vano. Su pérdida debe ser un punto de inflexión, un llamado urgente a la reflexión y a la acción. No podemos permitir que las condiciones que llevaron a este trágico suceso continúen. Exigimos que se tomen medidas inmediatas para garantizar nuestra seguridad y dignidad como trabajadores.

Radio Televisión de Veracruz carece de un manual de seguridad industrial, lo que es una muestra evidente de la negligencia hacia la protección de los trabajadores. Sin directrices claras, los empleados enfrentan riesgos diarios sin la información necesaria para prevenir accidentes. La trágica muerte de nuestro compañero Abraham pudo haberse evitado si hubiéramos contado con un protocolo de seguridad adecuado. Es urgente que se desarrolle e implemente un manual que garantice nuestra seguridad en el trabajo y evite futuras tragedias.

La lista de irregularidades es inmensa, abarcando desde el deterioro del equipo hasta la falta de condiciones laborales adecuadas. Exigimos auditorías exhaustivas e independientes para que se identifiquen y sancionen a los responsables, y se implementen medidas correctivas inmediatas que garanticen la transparencia y el buen funcionamiento de la institución.

Exigimos claridad sobre el destino de los recursos provenientes de patrocinios, aportaciones gubernamentales y otras fuentes de financiamiento, incluyendo todos los eventos que se realizaron con las unidades móviles lo cual es un ingreso fuerte. Queremos saber cuánto dinero ingresó a la institución y en qué se invirtió, ya que las condiciones actuales no reflejan una gestión responsable ni transparente de estos fondos.

Este sexenio ha sido un caldo de cultivo de negligencia e irresponsabilidad. Las vidas humanas no pueden seguir siendo el precio de la incompetencia de unos pocos. Es hora de que se reconozca la gravedad de la situación y que se asuman las responsabilidades correspondientes.

No queremos más promesas vacías ni soluciones a medias. Exigimos una intervención real y profunda que abarque desde la reparación de nuestras instalaciones hasta el cambio de actitud por parte de quienes dirigen esta institución. Necesitamos un liderazgo que escuche, que valore y que proteja a su personal, no uno que se esconda tras excusas y medidas cosméticas.

Hoja 4 de 4

Abraham era uno de nosotros, un trabajador que, como todos, merecía un entorno seguro donde realizar su labor. Su muerte es un recordatorio doloroso de lo que está en juego. No podemos permitir que su sacrificio sea en vano. Este manifiesto es nuestra voz, nuestra declaración de que no nos quedaremos callados ante la injusticia.

Hacemos un llamado a todos los trabajadores, a todos aquellos que creen en la dignidad laboral y en la justicia, a unirse a esta protesta. No es solo nuestra voz la que debe ser escuchada, sino la de todos aquellos que han sido silenciados por el miedo y la desesperanza.

Que se haga justicia para Abraham y para todos nosotros.

Por la seguridad, la dignidad y la justicia en Radio Televisión de Veracruz.

Firmamos:

Trabajadoras y trabajadores de Radio Televisión de Veracruz.