En la zona norte de Veracruz, la región despertó esta mañana bajo un escenario de inundaciones generalizadas, calles convertidas en ríos y comunidades incomunicadas. Los municipios de Álamo, Poza Rica, Cerro Azul, Tihuatlán y sus alrededores enfrentan una catástrofe provocada por lluvias intensas que desbordaron ríos y arroyos.
Se trataría de una de las peores contingencias y ocurre justo a 26 años y 3 días del desastre histórico del 6 de octubre de 1999, cuando hubo estragos en toda la región.
En Álamo, el río Pantepec se salió de su cauce tras acumulaciones constantes de agua, mientras los arroyos Estero del Ídolo y Canal Oro Verde también se desbordaron en la noche. En pocas horas el río avanzó más de 400 metros lineales, inundando el camino de terracería hacia los terrenos de la feria y llegando hasta la Comandancia de la Policía Municipal. Las calles principales amanecieron invadidas por corrientes. Colonias bajas quedaron inundadas mientras familias enteras fueron sorprendidas en la madrugada por el avance del agua. Muchos permanecieron atrapados, clamando ayuda en medio del aguacero que impedía el paso de cuerpos de auxilio.
El Ejército Mexicano activó el Plan DN-III y decenas de personas fueron llevadas al albergue habilitado en el ejido Pueblo Nuevo, en la escuela primaria “Amado Nervo”. Los daños materiales son incalculables. Colonias y comercios, así como la periferia del Mercado Municipal, la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores y buena parte de la avenida Independencia fueron alcanzados por el agua. Comunidades como La Providencia están incomunicadas: sin luz, sin internet, con caminos rotos y puentes rebasados. Álamo ha sido considerado zona de desastre mientras autoridades comienzan el recuento de daños, conscientes de que la historia parece repetirse después de aquel capítulo letal de 1999.
Afectaciones en la región
En Poza Rica, el río Cazones rompió barreras naturales y provocó inundaciones súbitas, especialmente en la ribera del fraccionamiento La Florida. Las primeras viviendas comenzaron a llenarse de agua, lo que obligó que las familias sacaran refrigeradores, camas, televisores y otros enseres. En la unidad habitacional INFONAVIT Gaviotas también se registraron encharcamientos severos.
Aunque esa zona cuenta con un muro de contención para prevenir desbordamientos, la magnitud del aguacero desbordó la capacidad del muro. En respuesta, la Secretaría de Protección Civil (PC) solicitó apoyo a Petróleos Mexicanos (PEMEX) para movilizar bombas de achique que liberaran las vialidades inundadas y permitieran el paso.
Cerro Azul también sufre las consecuencias. Viviendas, comercios y vialidades están anegados. Árboles caídos, puentes dañados y caminos destruidos son la postal de esta emergencia en colonias como 17 de Mayo, Reforma, La Ceiba, Nuevo Mirador, Vicente Guerrero y Carlos Berman. En la comunidad Juan Felipe, un arroyo afectó viviendas, al igual que en el fraccionamiento Valle Esmeralda.
Desde la madrugada, brigadistas, la SPC, cuerpos de rescate y el Ejército Mexicano se desplegaron para auxilio, rescate y saneamiento. Se activaron refugios en el Club de Leones, la Casa de la Cultura y el Salón Parroquial para quienes perdieron su techo por el temporal.
Mientras tanto, en Tihuatlán el desborde de un arroyo cerca de Zapotalillo superó un puente antiguo tubular, dejando incomunicadas al menos 16 comunidades entre Zapotalillo y Progreso de Maravilla. Vecinos reportaron que no pudieron regresar a sus hogares y algunos durmieron dentro de sus vehículos. La falta de electricidad desde el miércoles agravó la situación. Habitantes piden intervención urgente a la Comisión Federal de Electricidad para que se restablezca el suministro eléctrico y a la gobernadora Rocío Nahle para que autoricen un puente elevado que sustituya la estructura vieja. Argumentan que, aunque en las localidades San Isidro y El Copal ya existen puentes altos, el paso por Zapotalillo sigue siendo el punto más débil, y temen que el agua haya dañado gravemente lo que quedaba del puente. Así, 26 años después del desastre de 1999, el norte de Veracruz revive su peor pesadilla.