DESDÉN
GUADALUPE H. MAR
NI A LA ESQUINA … Como parte de tareas escolares, jóvenes universitarios monitorean diversos medios de comunicación de la entidad veracruzana para conocer si la candidata del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) al gobierno del estado de Veracruz, la zacatecana de nacimiento Norma Rocío Nahle García, menciona o destaca en sus discursos alguna de las obras o acciones del actual mandatario estatal, su correligionario, el ingeniero mecánico electricista, Cuitláhuac García Jiménez.
Los primeros resultados de esos monitoreos indican que la abanderada morenista al gobierno del estado de Veracruz ha omitido mencionar a García Jiménez por su nombre y de igual forma esquivado o evitado, hablar o destacar las obras realizadas por la actual administración estatal, porque no las conoce o peor aún, porque no las hay.
Por esas carencias de obras en los casi seis años de gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, es que Nahle García ha insistido en sus promocionales campañerosrelacionados con infraestructura que se van a “ampliar carreteras, construir puentes y distribuidores viales y nuevos libramientos en todo el territorio veracruzano, para mejorar la movilidad”.
“Vamos a dar mantenimiento a toda la carpeta asfáltica, implementaremos el programa de caminos artesanales en coordinación con el gobierno de México. Serán seis años de trabajo intenso”.
Lo promete porque poco, muy poco de eso se hizo en Veracruz durante el gobierno de García Jiménez.
Nahle García ha optado por mencionar al presidente de la república Andrés Manuel López Obrador cuando se refiere a obras en Veracruz, como cuando dijo en Tempoal, al norte de la entidad, “la carretera Tuxpan-Tantoyuca, Pánuco -Tampico ya la está haciendo el presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, la gran demanda de esta región es la construcción de la autopista Pánuco- Tempoal- Tantoyuca-Tuxpan”.
Tomando en cuenta que la forma es fondo, es evidente que, para Norma Rocío Nahle García, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez no es santo de su devoción.
Los monitoreos que mencionamos indican que una de las pocas, poquísimas veces que Nahle García ha felicitado públicamente a Cuitláhuac García Jiménez, pero ella no estaba oficialmente en campaña, fue el martes 18 de abril del año pasado, cuando ella en su página de Facebook felicitó al mandatario veracruzano por su cumpleaños a quien escribió: “Querido gobernador Cuitláhuac García Jiménez, deseo que pases un excelente día.
Con todo mi cariño fraterno te enviamos mi familia y yo un abrazo y parabienes.
¡Feliz cumpleaños!”.
Miel sobre hojuelas.
A tan afectuosa felicitación pública, García Jiménez solo respondió: “Muchas gracias estimada amiga. Abrazo”.
Después de eso, ni en el discurso de cierre de campaña el sábado pasado en la ciudad de Xalapa y con Claudia Sheinbaum Pardo presente, Norma Rocío Nahle García mencionó al gobernador del estado de Veracruz Cuitláhuac García Jiménez, quien escondido en un rincón de Palacio de Gobierno espiaba desde una ventana un evento político de su partido, de sus candidatas, al que no fue invitado para evitar la rechifla de los morenistas asistentes.
Para que ustedes amables lectoras y lectores no se queden con la duda, el significado de la palabra “Desdén” con base en la definición de la Real Academia de la Lengua significa: “Indiferencia y desapego que denotan menosprecio”.
A FUERZA, NI LA COMIDA … Recontraporcierto, una de las constantes quejas en contra de la campaña de Norma Rocío Nahle García, es que los actuales mandos medios y superiores de las oficinas gubernamentales han estado obligando a sus subalternos a acudir a mítines de la abanderada morenista rumbo al gobierno del estado de Veracruz y que, además, paguen ellos sus gastos de traslado y alimentación.
Conocemos el caso de una persona que ganaba cuatro mil pesos quincenales, pero de repente tenía que conseguir dinero porque sus inmediatos superiores le sugirieron que llevara a su familia a los mítines, por casi todo el estado de Veracruz, pagando sus gastos y pues no le alcanzaba, por eso mejor renunció.
La costumbre durante varias décadas, en los gobiernos priistas, era que los invitados a participar en concentraciones políticas para apoyar a algún candidato o candidata, viajaban en autobuses rentados por sus jefes, comían los lonches que les mandaban a hacer, se hacían acreedores a una playera y una gorra y a recibir hasta 500 pesos para sus gastos.
Hoy, eso es cosa del pasado, de los tiempos de los neoliberales, por eso no les pagan nada y si no les gusta, los corren de las dependencias gubernamentales, al fin que lo que sobra es gente que quiera trabajar, dicen los jefes.
DÍGALO SIN MIEDO … Al correo electrónico guadalupehmar@gmail.com