T    E    X   T   O

IRREVERENTE

Por Andrés Timoteo

OTRO ‘CUATRO-TE’

El gozo se fue al pozo. Apenas en agosto se encomiaba el informe de la Comisión para la Verdad en el Caso Ayotzinapa que concluía en dos cosas fundamentales: una, que los 43 estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” están muertos y que su desaparición, asesinato y ocultamiento de los restos fue un crimen de Estado.

Los involucrados son muchos: militantes -soldados y marinos -, policías federales, estatales y municipales, alcaldes y funcionarios federales que se coludieron para dar impunidad a los responsables, crear la famosa “verdad histórica” y engañar a quienes reclamaban que se buscara y hallara a las víctimas.

Hace tres meses se decía que si bien en las acusaciones hechas por la Fiscalía Especializada para el caso había sesgos de impunidad pues no se tocó a personajes como el expresidente Enrique Peña Nieto, el exgobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, el entonces comisionado de la Policía Federal, Omar García Harfuch, hoy secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, ni al extitular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, si representaba una ganancia para la memoria histórica y la procuración de justicia, aunque fuera parcial.

Pero luego se demostró que todo fue un espejismo. El gusto duró poco ya que desde la misma presidencia de la República se fue desmontando el intento de acercarle justicia a los normalistas. Se solicitaron 83 órdenes de aprehensión, veinte de ellas contra mandos militares y los pocos días la Fiscalía General de la República (FGR) sin consultar al fiscal especial ni al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) canceló las órdenes de captura contra los militares.

Esto derivó en la renuncia del titular de la Fiscalía Especial para el caso, Omar Gómez Trejo, validado por los familiares de los estudiantes, y entonces la pesquisa quedó en manos del corruptísimo Alejandro Gertz Manero, el titular de la FGR y que es famoso por el desaseo en los expedientes que toca.  Después se echó a nadar una campaña de desprestigio y descalificación contra el subsecretario Encinas quien ahora enfrenta demandas penales por los militares imputados. Para él piden destitución y hasta cárcel.

El descalabro más reciente fueron las revelaciones del propio Encinas al periódico El País de España en las que reconoce que varias de las pruebas utilizadas por la Fiscalía Especial, entre ellas capturas de pantalla de conversaciones en la red social WhatsApp  de los involucrados no fueron validadas y no sirven como prueba forense en un juicio. O sea, el proceso contra los implicados se caerá cuando llegue a la revisión de un juez, a ante  los magistrados de circuito o los ministros de la Suprema Corte de Justicia.

Ayer mismo, los integrantes del GIEI confirmaron la  invalidez de muchas pruebas y lanzaron un señalamiento tan importante como peligroso e indicativo: las investigaciones y el procesamiento ministerial del reporte de la Comisión de la Verdad se hizo ‘sobre las rodillas’, con premura para responder a la agenda del presidente Andrés Manuel López Obrador y no con el objetivo de procurar justicia a los 43 estudiantes.

Todo fue con prisas para que el tabasqueño pudiera lucirse ante la opinión pública de que la desaparición de los normalistas estaba resuelta y dar por cumplido su compromiso con los familiares. Todo le salió mal. Ya con el informe publicado se maniobró para proteger a los militares involucrados, se reculó en su aprehensión, obligaron a renunciar al fiscal Gómez y ahora resulta que toda la investigación se iría a la basura porque se basó en pruebas falsas o inconsistentes.

Es el sello del régimen: engañar al pueblo con algo que todavía no está terminado. Así se inauguró el aeropuerto Felipe Ángeles sin estar concluido, lo mismo la refinería Dos Bocas que sigue en obra negra,  el Banco del Bienestar con sus miles de sucursales ‘fantasmas’ e igual la Universidad “Benito Juárez” que nadie sabe dónde opera. Hoy pasa lo mismo., la investigación del caso Ayotzinapa fue un “cuatro-te” (4T), una farsa.

López Obrador quiere pasar a la historia por obras emblemáticas y casos simbólicos de justicia social, pero en lugar de eso va rumbo a convertirse en el mandatario más mentiroso, ladino y simulador que se haya tenido. La ironía es que se equipara con Benito Juárez, pero es similar a otro expresidente del mismo apellido, Antonio López de Santa Anna que gobernó hace dos siglos, intermitentemente entre 1833 y 1853.

Los recovecos de la historia son veleidosos: en su último retorno a la presidencia, López de Santa Ana se hizo llamar “Su Alteza Serenísima” y decía que había regresado al poder para salvar a la patria. Ahora un trato parecido le prodigan los ‘chairos’ a López Obrador quien presume estar transformando a la patria y rescatándola de los neoliberales, los conservadores y los ‘fifís’. Ese par son lecciones dolorosas de la historia.

LA COMADRE INFLUYENTE

En el mismo tema de los excesos de poder, pero trasladado a nivel municipal, el fin de semana la alcaldesa morenista de Mixtla de Altamirano, Norma Hernández Sánchez protagonizó un zafarrancho en la cabecera municipal de Zongolica. La edil iba conduciendo su vehículo en estado de ebriedad y provocó un percance vial sobre la avenida Marcelo Torres. Al momento que fue interceptada por personal de la Dirección Municipal de Tránsito intentó embestir con el automotor a uno de los agentes.

Cuando finalmente lograron que no moviera la unidad, la señora la emprendió furiosa contra los policías a los que les dijo que “no sabían con quién se metían”, que era comadre del secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, y del “mero-mero de la legislatura”, Juan Gómez, y que no se atrevieran ni a detenerla ni a multarla porque se arrepentirían.

Gritó, manoteó, escupió y amenazó. Al final, salió en su rescate el alcalde de Zongolica, también de Morena, Benito Aguas que junto con policías municipales y estatales la sacaron del borlote y la escoltaron hasta su domicilio en Mixtla de Altamirano sin tocarle una sola pestaña. Nunca hubo un reporte oficial del incidente, mucho menos una infracción y los reporteros de la zona que se acercaron a cubrir la ‘nota’ fueron amagados para no publicar nada. La influyente comadre tiene el “pinche poder en las manos”, como decía aquel innombrable.