T   E   X   T   O

IRREVERENTE

Por Andrés Timoteo

AQUEL 2013 Y ESTE 2022

¿Es una caprichosa coincidencia o una deriva predecible por la similitud de los regímenes? Ambas posibilidades caben. Atosigado por la impopularidad, un repudio creciente y las manifestaciones en su contra que se multiplicaban, el entonces mandatario estatal, Javier Duarte de Ochoa decidió sacar de Jalapa su tercer informe de gobierno y se lo llevó al fuerte de San Juan de Ulúa en el puerto de Veracruz.

La sede tenía lo que Duarte deseaba: gruesas murallas de piedra y un ancho mar para evitar que las protestas lo alcanzaran y le fastidiaran la fiesta. A la fortaleza colonial solo se accedió por una sola ruta terrestre  hipervigilada para evitar “colados”, por aire -se dispuso de un flotilla de helicópteros para trasladar a los invitados VI- o por embarcaciones marinas. Todo para que el pueblo no entrara.

Duarte no quería estar en Jalapa ni en otra parte donde los ciudadanos enojados lo alcanzarán para reclamarle su mal gobierno. Huía principalmente de los maestros a los que apenas dos meses antes, en septiembre, mandó a desalojar por la fuerza de la Plaza Lerdo donde tenían un plantón de protesta contra la reforma educativa impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto.

Los sacó a palos y los profesores prometieron seguirlo a donde fuera para reprocharle su abuso de autoridad, por eso se fue a dar su tercer informe a San Juan de Ulúa. Nueve años después, otro gobernante igualmente saca la ceremonia de su informe -el cuarto- de la capital del estado y se la lleva a Pánuco, al extremo norte del territorio veracruzano.

En ambos gobernante hay un factor de inflexión: un magisterio muy enojado. Sí, al igual que en aquel 2013 contra Duarte, ahora los mismos maestros están a punto de ebullición contra García Jiménez porque no ha cumplido con la orden presidencial de ajustar su salario con incrementos del 1 al 3 por ciento en el tabulador. Nadie sabe dónde está el dinero para ese incremento de sueldos, pero todos sospechan que fue objeto de un hurto.

Los educadores llevan días realizando manifestaciones, suspendiendo clases y bloqueando oficinas gubernamentales a pesar de que el gobernante se sacó el cuento de que será para el 13 de diciembre -otros dicen que el 15 – cuando se pague ese aumento salarial. No le creen, por supuesto, porque están curtidos con las mentiras del gobernante y sus funcionarios. Por eso, un sector de los maestros anticiparon que se manifestarían en la ceremonia del cuarto informe gubernamental.

Igual que Duarte en el 2013, para evitar que los maestros le estropeen la fiesta, García Jiménez se la lleva a otro lado. Hoy 15 de noviembre mandará con un tercero el legajo escrito del informe al congreso local para cumplir con la  Constitución local y el miércoles organiza una pachanga bajo control en Pánuco donde los invitados solo serán los allegados a su administración y al partido Morena.

Los que aplauden, no los que cuestionan, los que echan ‘porras’ y vivas, no los reclaman. Los afines acarreados, algunos forzados como los miles de burócratas que serán obligados a trasladarse al norte del estado. Muchos de esos mismos ya fueron movilizados desde el fin de semana para llenar el auditorio en Tuxpan donde ayer domingo la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ofreció un mitin de precampaña disfrazada de conferencia magistral.

REALIDAD ALTERNA

Las coincidencias entre el duartismo y el cuitlahuismo, incluyendo los discursos, son sorprendentes. En aquel 2013, Duarte presumía que había logrado erradicar “el flagelo del crimen organizado y la violencia”, que la entidad rebozaba prosperidad  e iba “para delante”, que las inversiones en obra pública eran inéditas y que su administración había superado a los gobiernos anteriores en levantar infraestructura pública a lo largo y ancho de la entidad.

Todo eso está en la hemeroteca y todo parece una copia-calca del anticipo de su cuarto informe que hace el morenista García Jiménez en entrevistas propias y de sus colaboradores, en anuncios espectaculares y en la publicidad mediática. Alega que realizó  2 mil 900 obras en todo el estado, ¿Dónde están? No se ven por ningún lado y no hay una sola importante que se haya levantado en estos cuatro años.

Argumenta que la entidad lleva 36 días sin homicidios dolosos. ¿Y las decenas de ‘ejecutados’ en la vía pública, las balaceras, los feminicidios, los cadáveres hallados en pozos, fosas clandestinas, a orillas de la carretera, sus propios policías asesinados y descuartizados?, ¿y los desaparecidos que a diario se reportan? Al parecer todo eso no existen en el Veracruz cuitlahuista como tampoco la pobreza extrema que se multiplicó así como la migración y el desempleo.

Por eso muchos anticipan que lo que se oirá en Pánuco el próximo martes será la descripción de un mundo imaginario, elfístico, donde vive -y cobra y muy bien – García Jiménez y su séquito de colaboradores. No será un reporte sobre el estado real de Veracruz sino el relato de una realidad alterna, impalpable para la mayoría de los 8 millones de veracruzanos. Una exposición sobre ‘Cuitlalandia’, pues. Y sí, como hace nueve años se hablaba de ‘Duartilandia’.

En la víspera de su informe gubernamental otra vez está ardiendo  la versión de que García Jiménez dejará la gubernatura y, por ende, el de Pánuco sería su último acto de este tipo. Pero al igual que Duarte al morenista lo están “renunciando” desde el primer año de su administración. La diferencia, quizás, es que el propio García Jiménez sin ser cuestionado al respecto deslizó la semana pasada la posibilidad de no concluir su sexenio.

El argumento más socorrido es que se incorporaría a la campaña de la jefa del gobierno capitalino, Sheinbaum cuando sea ungida candidata de Morena en el 2024  y así le darían una salida venturosa de Veracruz porque mantenerlo al frente de la entidad significaría que trasladaría toda su impopularidad y el repudio ciudadano que genera a los candidatos veracruzanos para el 2024.

Pero, ¿qué no llevaría ese mismo desprestigio a la campaña de Sheinbaum? Saldrá ‘junto con pegado’, dirían en el pueblo. Risas. De ahí la segunda especie de que en realidad le darían un espacio menor en el gabinete federal. Sea una cosa u otra, las especulaciones sobre su dimisión generan entusiasmo en todo Veracruz.