IRREVERENTE
Por Andrés Timoteo
PRIMER RESULTADO
Cuarenta y ocho horas después de la marcha en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), ya tuvo se tiene un primer fruto: obligar a uno de los partidos de oposición, el Revolucionario Institucional, a romper su alianza con el régimen y anunciar el voto de sus diputados federales contra de la reforma constitucional para desaparecer al árbitro comicial. Es decir, que el PRI no le dará los 47 votos que necesita para sacar adelante dicha modificación legal en la cámara baja.
Obviamente, a estas alturas del partido, confiarse de la promesa de los dirigentes del tricolor no es algo seguro, pero al menos la movilización ciudadana los presionó a por lo menos hacer el compromiso público de no contribuir a dañar la democracia. Un segundo resultado fue que el propio mandatario, Andrés Manuel López Obrador admitió que su intento para cambiar la Constitución contra el INE puede ser abortado.
En su ‘mañanera’ de ayer admitió que no tiene los sufragios suficiente en San Lázaro y que en su lugar podría mandar una iniciativa para cambiar leyes secundarias en materia electoral. Es decir, buscará acotar al INE y seguir acorralándolo con leyes menores que no requieren una mayoría calificada en el parlamento para ser avaladas, pero no habrá reforma constitucional. El tabasqueño ahora recurre a un “Plan B” que suena a victoria para los marchistas.
Cierto, es una cosecha incipiente pero valiosa y que echa por tierra también las baladronadas del tabasqueño hacia la marcha en la Ciudad de México y en cuarenta urbes de interior del país. En lugar de atender el mensaje de la ciudadanía y mostrarse como un hombre de Estado, López Obrador continúo ofendiendo a los participantes alegando que se trató de “un ‘streptease’ del conservadurismo”, pero como bien le respondió la senadora Kenia López Rabadán, el que salió “encuerado” fue él.
No es la primera vez que López Obrador desdeña este tipo de mensajes ciudadanos y ofende a sus emisores. En junio del 2004 cuando él era jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal hizo lo mismo con la marcha “Por la paz con justicia” que congregó a cientos de miles de personas vistiendo de blanco y exigiendo que se combatiera la ola delictiva que comenzaba a apoderarse de la capital del país. En aquella ocasión calificó esa movilización como la “marcha de los fifís” y nunca hizo caso del reclamo ciudadano.
A la par, la marcha #ElINEnoSeToca también confirmó una cosa en el terreno político-electoral, que en la Ciudad de México hay una insurrección ciudadana contra los morenistas que la gobiernan. La movilización más cuantiosa se dio en la capital del país que desde 1997 está gobernada por la izquierda -PRD primero y ahora Morena –. Varios analistas ven esto como una advertencia y miran hacia el 2021 cuando también los capitalinos reaccionaron en contra de Morena y los hicieron perder 9 alcaldías, la mitad de la ciudad.
De ahí que la movilización ciudadana del domingo es un aviso de otro posible escarmiento electoral por descuidar la ciudad y además intentar boicotear la democracia germinal -como la llamó José Woldenberg – con la propuesta para desaparecer al INE. Esta lectura no es algo que deba sorprender pues como bien lo dijo el primer gobernante de izquierda de la urbe, Cuauhtémoc Cárdenas tras el fracaso comicial de Morena en el 2021: la ciudad siempre ha sido de oposición.
Antes, cuando la gobernaba el PRI fue de las primeras urbes donde ganó la oposición y desde hace 25 años está gobernada por la oposición, incluyendo los dos sexenios cuando Acción Nacional tuvo la presidencia. Ahora cuando el gobierno capitalino es del mismo partido que el gobierno federal, la vocación opositora de los capitalinos vuelve a aflorar.
¿CANDIDATO DE TEPITO?
Por lo tanto, la marcha también dejó en evidencia la debilidad de la gobernanta actual, Claudia Sheinbaum quien no solo tiene un caos en la ciudad sino que de plano dejó botado el cargo para lanzarse a la precampaña por la candidatura en el 2024. El mismo domingo cuando cientos de miles de capitalinos se lanzaban a las calles, en lugar de estar ahí para atender el reclamo corrió a Veracruz a dar una conferencia insustancial y hacer campaña anticipada.
Ahora Sheinbaum enfrenta una ola de críticas por eso y por tratar de bloquear la movilización decretando alerta ambiental por la contaminación, lo que redujo el transporte particular donde se movilizarían los participantes, ordenó prender las fuentes a ras de suelo en el Monumento a la Revolución para mojar a los asistentes y que se reabriera el flujo vehícular en la avenida Reforma apenas pasara el contingente para tratar de boicotear las fotografías y videos a fin de que no se viera la cantidad de gente en esa vía.
Nada le salió y ahora ella misma tiene un recado puntual con miras al 2024: los defeños podrían castigarla dándole una victoria a un candidato ajeno a Morena para gobernar la urbe y sin esa urbe ella no ganará la presidencia de la república -si es que logra la postulación-.
Por cierto, de unas semanas para acá hay una versión muy preocupante para la misma Ciudad de México. Se ha dicho que el actual gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco podría ser candidato de la alianza Morena-PT-PVEM a la Jefatura de Gobierno ya que si bien gobierna Morelos, nació en el barrio de Tepito. Y ahí salta la especulación de que será una candidatura envenenada con ‘polvo blanco’ y sangre.
Sí, la especie es que Morena buscará aprovechar -una vez más la antigua fama como futbolista de Blanco aunque como gobernador haya resultado una calamidad -, y a la vez allegarse el respaldo de las organizaciones criminales que ya operan en la Ciudad de México, especialmente el cartel Unión Tepito que tiene su sede precisamente en el barrio de donde es nativo el ahora mandatario morelense.
Con esa estratagema, Morena buscará aplicar en la Ciudad de México lo que ya hizo en otros estados del país como Sinaloa, Michoacán, Colima, Nayarit, Baja California, Tamaulipas y San Luis Potosí que es pactar con un cartel del narcotráfico para hacer ganar a sus candidatos y a cambio entregarles la ‘plaza’ para sus negocios. En la capital del país el morenismo se vislumbra urgido de ayuda para no perder el gobierno local más importante. ¿Se atreverán?