IRREVERENTE
Por Andrés Timoteo
LOS EJES FOSARIOS
Considerando las extracciones más numerosas, hoy por hoy se está definido el eje fosario de la zona centro en los municipios de Ixtaczoquitlán, Río Blanco y Santa Ana Atzacan donde se han hallado restos de 91 personas. Los predios son Campo Grande en Ixtaczoquitlán donde se han recurado 53 cadáveres, Los Arenales de Río Blanco con 23 restos humanos y Camino de la Servidumbre en Atzacan de la cual se han extraído 15 cuerpos.
Con dichas cifras, ese corredor de tumbas ilegales se convierte en el segundo más numeroso luego de Colinas de Santa Fe en el puerto de Veracruz con 298 restos humanos. Le siguen Arbolillo, Alvarado con 67 cadáveres y La Guapota, Ursulo Galván donde han sacado 60 cuerpos. Además, hay otro conjunto de enterramientos clandestinos poco divulgado que se localiza en la comunidad San Julián, del municipio de Veracruz donde se llevan halladas 27 fosas de las cuales se han rescatado los restos de 59 personas.
Tan eso esos cinco ejes fosarios se llevan extraídos 575 cadáveres sin considerar que solo en Colinas de Santa Fe está concluido el procesamiento forense, es decir que ya está terminada la extracción de restos humanos y el sitio fue sellado judicialmente.
Una peculiaridad muy reveladora en cuanto al eje fosario del corredor fabril -Ixtaczoquitlán, Río Blanco y Atzacan – es la temporalidad de su uso. Los colectivos de búsqueda de desaparecidos han dicho que en esos tres predios se extrajeron restos humanos de reciente inhumación, lo que confirma que se continúo sepultando gente en este mismo sexenio.
Bajo el gobierno de la “cuarta transformación” que prometió pacificar la entidad, buscar y localizar a los desaparecidos, y que presume no tener pactos con el crimen organizado, las fosas de la Servidumbre, Los Arenales y Campo Grande continuaron recibiendo cadáveres en las narices de las autoridades. Ni el gobierno estatal ni el municipal hicieron nada para detener la siembra de cuerpos ni siquiera reportaron su ubicación. Todo lo toleraron.
No pierdan de vista que la localización de esos cementerios ilegales y el inicio de los trabajos de exploración lo hicieron los colectivos de búsqueda, o sea los mismos familiares de personas desaparecidas, no el gobierno. Al contrario, la Comisión Estatal de Búsqueda se ha negado sistemáticamente a atender los reportes de las organizaciones civiles y la Fiscalía General de Justicia ha puesto todo tipo de trabas para el procesamiento forense de esas tumbas.
Otra particularidad reveladora es que los alcaldes del lugar también se rehúsan a atender a los colectivos y les han puesto un sinnúmero de obstáculos. Nahúm Álvarez Pellico de Ixtaczoquitlán y Ricardo Pérez García de Río Blanco, ambos del partido Morena, hicieron campaña prometiendo todo el apoyo a los familiares de los desaparecidos y apenas se sentaron en el cargo les dieron el portazo en la cara a los buscadores. Lo mismo el perredista Alberto Vargas Amador de Atzacan.
Indolente e incumplidos en sus compromisos, los tres ediles no tienen una partida municipal para apoyar en la búsqueda de personas desparecidas y ni siquiera condonan el acta de defunción del Registro Civil cuando se confirma la identidad de las personas encontradas en las fosas.
RELICARIOS DEL DOLOR
Hay una tesis en la Pontifica Universidad Javeriana de Colombia cuyo objeto de estudio son los afiches o carteles de personas desaparecidas. Esos que antes eran en papel y se pegaban en postes, bardas y comercios, y que ahora abundan en las redes sociales. El autor del la tesis, Saulo Moreno, especialista en artes visuales, los llama “Relicarios del dolor” y señala que la fotografía de una persona adquiere dimensiones memorísticas, históricas y judiciales una vez que pasa a formar parte de los anuncios de localización.
“Al agregarle otro sentido al retrato, en este caso el de la ausencia, la imagen pasa de ser de
una fotografía que trae a la memoria un recuerdo para convertirse en una imagen cuya finalidad es la búsqueda de un sujeto, ocasionando de esta manera que el objetivo de la fotografía no solo sea la expresión, sino la caracterización de un sentimiento”, expone.
“El nuevo sentir del retrato transforma por completo la fotografía y le confiere a su estética características que le eran opuestas cuando este se pensaba como un objeto para apreciar o evocar los recuerdos; características que abandonan su provenir y ahora obedecen al sentir; el sentir de la ausencia. En muchas ocasiones tanto la imagen mortuoria como la de los desaparecidos tienden a volverse una reliquia”.
Sí, en reliquia porque a veces nunca se logra localizar a la persona desaparecida y lo que queda es el recuerdo plasmado en una fotografía. Si se revisan las páginas en la web de los colectivos de búsqueda de desaparecidos -por ejemplo, el sitio en Facebook del Colectivo Familias Desaparecidos Orizaba – Córdoba – se comprobará que, efectivamente, sus muros se han convertido en “relicarios del dolor”. Y estos van creciendo día a día pues basta revisarlos para comprobar que casi a diario hay nuevos afiches de las víctimas de desaparición.
Por cierto, el colectivo Buscando a Nuestros Desaparecidos realizó el sábado una marcha en Jalapa desde el panteón Palo Verde hasta la plaza frente a palacio de gobierno para exigir al gobernante Cuitláhuac García que cumpla su compromiso de buscar y hallar a los ausentes. La principal queja que expusieron fue el desempeño y la indiferencia de la fiscala Verónica Hernández la que, dijeron, se ha negado a recibir a los buscadores, nunca ha asistido a una reunión con ellos y en las escasas veces que aborda el tema solo es “para tomarse la foto”.
También la consideraron una funcionaria insufrible que se la pasa “sentada en su trono”, ajena a las víctimas y reacia a cumplir con su trabajo. No se equivocan los activistas pues Hernández Giadáns tiene el síndrome de la ‘reina de pueblo’, pues en sus años mozos, fue coronada como La Flor más Bella del Ejido en su natal San Andrés Tuxtla, y los lugareños cuentan que la familia desembolsó 100 mil pesos para comprar la tiara y para que los organizadores del evento descalificaran a las otras aspirantes que si tenían el perfil para ese reinado de belleza. O sea que la señora hacía trácalas desde mucho antes. Risas.