IRREVERENTE
Por Andrés Timoteo
ADIÓS AL SUEÑO
“Jugaron como nunca y perdieron como siempre”, “están hambrientos de gol”, “el árbitro vendido estuvo en su contra”, “les robaron goles”, “se jugó muy bien, pero los otros jugaron mejor” y “lo importante no es ganar sino participar”. Tal es el repertorio de excusas que ayer seguramente se sacaron -como cada cuatro años- para tratar de aminorar la decepción de que México fue eliminado de la Copa Mundial de Fútbol.
Claro, una frase de aquel catálogo sí sirve: “perdieron ganando” pues la selección tricolor venció a Arabia Saudita con dos goles, aunque en la puntuación acumulada no le alcanzó y salió de la competencia con el peor desempeño de las últimas cuatro décadas. México no había sido echado tan pronto de una justa mundial desde 1978 en Argentina.
Eso sí, al legajo de excusas y justificaciones de la mediocridad ayer se añadió una que provoca más risa que enjundia. Fue dicha por el presidente Andrés Manuel López Obrador: “ en tanto que permanezca el mundo, no acabará la fama y la gloria de México – Tenochtitlan´”. Risas. Es, claro, una expresión lastimera y ridícula, aludir al pasado para justificar la ineficacia del presente.
Pero es la misma excusa que el tabasqueño da para explicar lo desastroso de su administración y de los gobiernos locales de Morena, el pasados. La frase es vieja, fue acuñada hace casi cinco siglos por el historiador de origen indígena Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin, cuyo nombre hispano es Domingo Francisco de San Antón y que fue uno de los cronistas sobre la fundación de Tecnochtitlan.
En fin, qué manera tan insulsa de dar ánimos a un país que estuvo en vilo durante dos semanas por la esperanza de un buen resultado en el juego de la patada. Un novenario duró el sueño mexicano. Empero, no hay espacio para la depresión porque todos sabían que tarde o temprano sería eliminada la Selección Mexicana, más bien es tiempo de la indignación porque se tiene el resultado más infausto del último medio siglo pese a que a los seleccionados se les trata como si fueran joyas nacionales.
Por lo pronto, el Mundial de Fútbol sigue y habrá que buscar a otro santo a quien rezarle entre los competidores ahora que la esperanza nacional fue sepultada por los tricolores. No sufran, es el consejo de los aficionados, mejor disfruten el resto de la justa mundialista con el agregado positivo de que el resultado final, pierda o gane quien sea, no dolerá ni entusiasmará tanto. Es la moraleja-consuelo.
HUELLAS DEL CRIMEN
Es un delito y -para ellos – también es un deleite. Violar la ley, desviar el erario y además mentir descaradamente. El acarreo masivo de personas a la Ciudad de México para que participaran en la marcha del presidente López Obrador el domingo pasado costó a las arcas estatales alrededor de 20 millones de pesos, sostienen fuentes del propio régimen.
Y dan un reporte de gastos: 12.5 millones fueron solo para el pago de transporte, se rentaron unos 500 autobuses, otros 4 millones en la “torta y el frutsi”, y en algunos casos hasta se entregó dinero en efectivo -entre 200 y 600 pesos-. ¿Y el resto? Corresponde a las ‘transas’ que los organizadores hicieron con ese acarreo.
Casi 4 millones de pesos se llevaron al bolsillo muchos funcionarios, diputados, alcaldes y lideres morenistas al ‘inflar’ tarifas del transporte y los costos de la ‘tortiza’. Los cuitlahuistas no deja ‘títere con cabeza’, hacen negocio hasta con el apoyo a su mesías.
Pero hay tres episodios que ilustran -y confirman – lo que tanto niegan en palacio de gobierno: el acarreo, el uso de dinero público y el chantaje a los burócratas para que fueran a la caminata capitalina. Es decir, tres casos proporcionan las huellas del delito. El primero son los dichos del propio Cuitláhuac García quien presumió abiertamente haber movilizado a 21 mil veracruzanos a la Ciudad de México.
El segundo es la aceptación del secretario de Desarrollo Económico, Enrique Nachón de que utilizó el presupuesto de la dependencia para pagar transporte y comprar itacate – “box-lunch”, le llaman ahora – para los empleados gubernamentales que acudieron a la marcha del ardor. Y el tercer episodio es la imagen de un autobús oficial de la Secretaría de Educación usado para acarrar a los burócratas y que fue fotografiado en las calles de la Ciudad de México.
La fotografía fue difundida por la radiodifusora XEU cuya credibilidad no está a discusión ni mucho menos por más ataques y difamaciones del gobernante en turno en su contra. Pero también el titular de la SEV, Zenyazen Escobar presumió sin tapujos que había acarreado a 6 mil maestros. Toda una confesión del ilícito y con pruebas fotográficas.
Si en Veracruz existiera el Estado de derecho por lo menos los dos funcionarios menores, Enrique Nachón y Zenyazen Escobar ya hubieran sido separados del cargo y sometidos a una investigación por desviar recursos públicos y obligar a los burócratas a participar en una movilización partidista. Pero nada les sucederá pues, como se dijo al inicio, a los morenistas-cuitlahuistas les deleita cometer delitos y al que más delinque lo cobijan mejor.
NEPOTISMO CON TOGA
Una buena, una mala y otra peor. La buena: ¡por fin se va Isabel Romero de la presidencia del Tribunal Superior de Justicia! Ayer miércoles concluyó su periodo al frente del Poder Judicial con la ampliación de su estancia concedida por el congreso local ya que debió marcharse en abril pasado al cumplir los 70 años pero el cuitlahuismo le obsequió indebidamente una extensión de siete meses en el cargo.
La mala: la señora Romero Cruz deja a un Poder Judicial en la quiebra y en el deshonor. Quedó saqueado y sometido a la voluntad del Ejecutivo. El balance de su desempeño es desastroso: en los juzgados no hay ni agua en los sanitarios ni papel higiénico ni cartuchos de tinta, mucho menos una impartición de justicia pronta y expedita como marca la Constitución.
La peor: ahí viene la magistrada de microondas, Ailett García Cayetano, prima del gobernante en tuno, hermana de una secretaria de despacho y esposa de otro secretario, a sustituirla. La especie es que García Jiménez impondrá a su parienta al frente del Poder Judicial y así honrará una de las perversiones que ha distinguido su gestión, el nepotismo al que ahora vestirá con una toga.