IRREVERENTE
Por Andrés Timoteo
EL PECADILLO
No tiene una currícula impecable, pero sí es una presa política del régimen cuitlahuista que no le perdona rehusarse a proteger a la familia del gobernante en turno. Por eso, Yolli García Álvarez fue castigada con dos años y ocho meses de cárcel. La expresidenta del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información (IVAI) acaba de obtener su libertad luego de que un juez federal la ordenó con ultimátum a los juzgadores locales.
Ella fue detenida el 27 de marzo del 2020 acusada por los delitos de ejercicio indebido del servicio público, abuso de autoridad y coalición. El 2 de abril, un juez la vinculó a proceso y le dictó tres meses de prisión preventiva, pero la misma se alargó otros 29 meses de forma indebida. Aún así, la Fiscalía estatal a cargo de Verónica Hernández y el juez local del caso no pudieron probar su responsabilidad en esas imputaciones.
A pesar de que fue sometida a una intervención quirúrgica delicada le negaron el derecho de convalecer en su domicilio, luego desacataron varios amparos ganados hasta que un juez de distrito puso un plazo fatal al juzgador veracruzano y solo así pudo dejar el penal de Pecho Viejo.
Y como se dijo en las primeras líneas, la señora García Álvarez no es una ‘blanca paloma’ en el ejercicio público. Basta recapitular todos los chanchullos que hizo al lado de Claudia Pastor cuando ambas eran magistradas de la Sala Regional en Jalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) pues validaron múltiples fraudes electorales y recibieron sobornos millonarios para esos enjuagues.
Nadie olvide que tanto García Álvarez como Pastor Badilla eran posiciones del sonorense Manlio Fabio Beltrones, todopoderoso en el priismo, en la Sala Regional y a petición de ese padrino político ambas ratificaban todos los triunfos del tricolor. Del 2005 al 2013 también le sirvieron a la fidelidad y luego al duartismo.
En el sexenio duartista, García Álvarez llegó a la presidencia del IVAI y ahí se mantuvo hasta octubre del 2019. Casi un año duró conviviendo con el cuitlahuismo y en ese lapso cometió su pecado político que la llevó a pasar casi tres años tras la rejas. Nadie se confunda, a la ex-comisionada no la encarcelaron por los delitos citados en las carpetas de investigación -ejercicio indebido del servicio público, abuso de autoridad y coalición – por eso ni la fiscala ni el juez locales se los pudieron comprobar.
No, a Yolli García la castigaron porque en junio del 2019 se negó a declarar como confidencial y que no podía revelarse la información sobre el parentesco del subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero Pérez, con el gobernante en turno Cuitláhuac García. ¿Se acuerdan del escándalo que llegó hasta la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador?
García Jiménez negó su nexo consanguíneo con Guerrero Pérez y ordenó que fueran rechazadas todas las peticiones de información que llegaran al IVAI por ese tema. Pero la entonces presidenta del organismo decretó que la información sobre el primo era de interés público y el gobierno estaba obligado a trasparentarla a cualquier ciudadano que la demandara. Y ese fue su error, no encubrir el nepotismo de García Jiménez. Y por ese pecadillo la metieron a la cárcel.
CUATRO CONTRA UNA
De ahí que se convirtió en uno de los presos políticos del régimen. Y tanto la Fiscalía General como el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) retorcieron la ley, fabricaron delitos, unos, y los avalaron, los otros -los jueces -, estiraron los tiempos desacatando los amparos federales y manosearon todo el expediente procesal para escarmentar a la que no encubrió el nepotismo del gobernante en turno.
Le atropellaron sus derechos, y no solo eso sino que fueron sus congéneres -mujeres- las que se prestaron a la violación de sus garantías, atentaron contra su salud, la difamaron y la retuvieron en una mazmorra. Las cuatro mujeres que se cebaron sobre García Álvarez fueron las expresidentas del TSJ, Sofía Martínez e Isabel Romero que conocieron y decidieron sobre su caso.
También la fiscala Verónica Hernández cuyo historial de agresiones a las mujeres que son victimas de delitos o blancos de persecución política ya es de antología, y la sucesora en la presidencia del IVAI, Naldi Patricia Rodríguez de quien se dice alteró actas y documentos oficiales para tratar de sustentar las acusaciones judiciales falsas.
Cada vez que cuestionan a García Jiménez o a su secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros sobre la crisis humanitaria por las agresiones contra la población femenina sacan a relucir que las titulares de la Fiscalía, el congreso local y el Poder Judicial son mujeres y que eso demuestra que son parte de una administración paritaria y justiciera con las féminas, pero el caso de Yolli García echa por tierra toda esa alharaca.
A las cuatro mujeres citadas que estuvieron o están en dichos cargos públicos no repararon en atacar a una congénere. A la expresidenta del IVAI se le echaron en montón, fueron cuatro contra una obedeciendo al macho patriarcal que la quería castigar. Su caso es un ejemplo de falta total de sororidad y con el mismo se cumple el dicho de que el peor enemigo de una mujer es otra mujer.
TRES DENTRO
Hablando de presos políticos, la historia se repite en el caso de Rogelio Franco Castán, el exsecretario de Gobierno en el bienio anterior. El exfuncionario gana amparos y cada vez que está por salir de prisión le inventan otros ilícitos. Es un ‘déjà vu’ pues lo mismo hicieron con el petista Pasiano Rueda y con el emecista Manuel del Río Virgen. También lo hacen con los panistas Tito Delfín y Nicolás Ruiz y con los perredistas Gregorio Gómez y Azucena Rodríguez.
No obstante, esta última ya fue liberada luego de que la Fiscalía ni los jueces estatales lograron probar -para no variar- su implicación en el homicidio de su exesposo, Nicanor Martínez, quien fue candidato a la alcaldía de Tihuatlán. ¿Cómo va la lista de los presos políticos más sonados en Veracruz? Cuatro fuera -Rueda, Del Río, Rodríguez y ahora García Álvarez- y tres dentro -Gómez, Delfín y Franco-. En el cuitlahuismo alargan los tiempos pero tarde o temprano tendrán excarcelar a Franco Castán.