T    E   X   T   O IRREVERENTE

Andrés Timoteo

UNIÓN ES LA CLAVE

La izquierda francesa está haciendo hito. El domingo pasado se realizó la primera vuelta para renovar los 577 escaños de la Asamblea Nacional -la Cámara de Diputados – y los ciudadanos le dieron un anticipo de escarmiento al oficialismo pues el 25.9  por ciento de los votos los cosechó una alianza de izquierdas llamada Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES) frente a un porcentaje similar, de 26 puntos para la unión de partidos liderada por el actual presidente, Emmanuel Macron.

Macron llegó en el 2017 a la presidencia rompiendo los moldes partidistas tradicionales pues formó su propio partido llamado La República en Marcha (LREM), con el cual también se reeligió para otros cinco años en abril pasado, pero sabiéndose debilitado políticamente a pesar de su victoria -que la disputó con la candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen – formó una coalición con otros partidos pequeños de centro-democrático.

El mismo partido oficial, LREM adoptó el sobrenombre de “Renaissance” o sea Renacimiento y junto el Movimiento Demócrata, Horizontes, Actuar, Territorios de Progreso, En Común y el Partido Radical formó la alianza llamada “Ensemble! -Horizons”, ¡Juntos!-Horizontes. En pocas palabras, el propio Macron midió las expectativas y supo que solo con el partido presidencial no iba a ganar la mayoría de diputaciones y reunió a la ‘chiquillada’.

Y le funcionó pues los cálculos de lo que lograría con esa coalición. ¡Juntos!-Horizontes apuntan a que el próximo fin de semana, cuando se realice la segunda vuelta de los comicios, podría obtener entre 260 y 310 escaños, es decir alcalizaría la mayoría absoluta que son 289 diputados, aunque deberá negociar con la oposición para obtener la mayoría calificada que supera los 350 escaños. Aún así, controlaría la Asamblea.

Tendrá que negociar con la izquierda o la extrema derecha, aunque la segunda opción es casi imposible porque los franceses se lo comerían vivo. Entonces tendrá que sentarse a dialogar con la alianza que lidera el partido La Francia Insumisa (LFI) encabezada por el viejo militante de izquierda y varias veces candidato presidencial, Jean-Luc Mélenchon, a quien ya incluso los analistas no descartan que,  dependiendo de los resultados del domingo próximo, pueda ser convocado a ocupar el cargo de Primer Ministro y co-gobernar con Macron.

Son proyecciones muy alegres, claro, pero no imposibles. Mélenchon, de 70 años y muy tozudo -parecido en eso al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, aunque el francés es un tipo intelectualmente muy preparado a diferencia del mexicano – también supo leer los tiempos y armó una coalición juntando a todas los partidos de izquierda como el Socialista (PS), el Comunista Francés (PCF) y Europa-Ecología Los Verdes (EELV) bajo el nombre de Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES), como se citó al inició.

Con esa agrupación de fuerzas, la izquierda obtendría entre 120 y 220 diputaciones para la próxima legislatura, lo que la convertiría en la segunda mayoría en la Asamblea Nacional y con la cual forzosamente tendrá que acordar el Ejecutivo para aprobar cualquier reforma, nuevas leyes o disposiciones  presidenciales de gran calado. Es la primera vez en 25 años que las izquierdas se logran reunir y plantar cara al poder en turno. Y que acarician la co-gobernanza parlamentaria.

Francia es una democracia muy vieja y siempre da lecciones. Ahora, frente a las circunstancias políticas se optó por votar a uniones de fuerzas partidistas. Los comicios parlamentarios se disputaron entre dos grandes coaliciones, una de ellas  emergente y de izquierda que ‘contra la cuerdas’ al propio presidente Macron quien a perdido fuerza y que a pesar de su alianza centrista salió debilitado.

El resumen de la cátedra francesa es: al poder se le acota uniendo a todos.

Otra enseñanza es que yendo solos, y aun capitalizando el enojo popular, no es suficiente para arrebatarle espacios al poder. Ejemplo es el partido de extrema derecha  Rassemblement national (Reagrupamiento Nacional) de Le Pen que compitió solo y apenas obtuvo el 18.68 de votos. Si no es arrasado por las dos grandes coaliciones de izquierda y centro, el próximo domingo los ultraconservadores podrían ganar unos 40  escaños.

Claro, aún así es una mala señal porque esos posiciones significan retroceso en el progresismo democrático y que la extrema derecha va ganando terreno a pesar de sus postulados pro-nazis -cosechó más de 5 millones de votos-. Y la tercera cátedra de las legislativas francesas, también de alerta, es el elevado abstencionismo que alcanzó el 52.49 por ciento. La mayoría de los franceses desairó las urnas y eso refleja el hartazgo hacía el ejercicio de su derecho a elegir a sus representantes.

MC BAJO DILEMA

En México, pasadas las elecciones para renovar seis gubernaturas, inició el rejuego por los comicios que elegirán a los próximos mandatarios del Estado de México y Coahuila en el 2023 y que serán la antesala de la elección presidencial del 2024. Morena, el partido en el poder, y sus aliados PT y PVEM, están ya en una carrera desbocada con las “corcholatas” que destapó el tabasqueño López Obrador para sucederlo, mientras la oposición sigue aletargada y enredada en sus pleitos intestinos.

Ganar solo 2 de 4 gubernaturas este año los paralizó. El líder del PRI, Alejandro Moreno está tan desprestigiado que ya es un pasivo, el del PAN, Marko Cortés,  es un blandengue cuestionado hasta por los mismos panistas, y el del PRD, Jespus Zambrano es un fantasma. La alianza “Va por México” se mantiene solo en papeles, pero se tambalea frente  a la aceptación ciudadana. Están sin liderazgos y lo peor, sin perfiles para una candidatura exitosa en el 2024.

La clave para revitalizarla es el Movimiento Ciudadano (MC) de Dante Delgado que tiene el perfil que puede ser más competitivo por la presidencia, el alcalde regiomontano Luis Donaldo Colosio  Riojas. Sin MC, la oposición no podrá con Morena ni siquiera manteniendo esa alianza de “Va por México” y sin unirse, MC no ganará la presidencia ni repuntará lo suficiente para convertirse en un partido grande. He ahí el dilema del exgobernador veracruzano Delgado Rannauro. Hoy por hoy, Movimiento Ciudadano está entre coaligarse o aislarse, como hizo la ultraderecha en Francia,  o sea subirse al podio o quedarse con retazos de poder.