ANDRÉS TIMOTEO
VALLAS CONTRA BELLAS
Ya no son disruptivas, rebeldes, violentas, anárquicas ni contestatarias y ni siquiera ‘feminazis’. Ahora son conservadoras, golpistas, traidoras de la nación, enemigas de la “transformación” y conspiradoras que buscan derrocar al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador. La narrativa sobre las feministas ha cambiado para mal y las convirtieron, desde la narrativa oficial, en enemigas de la patria. Y al enemigo no solo se le vence sino que se le aniquila.
Por eso las agreden y descalifican no solo con las palabras sino también con las barreras, las metálicas, las policíacas, las procesales y las mediáticas. Por segundo año consecutivo, el presidente López Obrador mandó a colocar vallas alrededor de palacio nacional para impedir la llegada de las mujeres protestantes -que protestan no porque pertenezcan a la iglesia protestante- hasta el edificio colonial que ahora es sus casa y dejó de serlo del pueblo.
No las quiere porque lo cuestionan y evidencian en su incumplimiento de compromisos de justicia, seguridad y pacificación para con la población femenina. Tampoco las quiere porque es muy conservador y tiene la vena de misoginia patriarcal. No tolera a una mujer empoderada, solo vean lo que pasa con las que son parte de su gabinete. El caso más vergonzante es el de Olga Sánchez Cordero a quien la tuvo de adorno -de ahí el sobrenombre de “Florero”- y después la corrió para contentar a un varón, el consejero jurídico Julio Scherer García, con el que estaba enfrentada.
Claro, luego se tuvo que deshacer de él porque se avecinaba un escándalo de corrupción -que ahora flamea- por la extorsión a varios políticos, empresarios y abogados ligados al salinato y el peñismo. Pero de no ser así Scherer seguiría en la burbuja de poder ya que en la “cuarta transformación” se honra el adagio tradicional de que no se castiga el pecado sino el escándalo.
Pero regresando al tema, hoy es Día Internacional de la Mujer y miles le plantarán cara al misógino de palacio nacional. Las vallas, los policías con sus toletes y escudos, los infiltrados y las declaraciones para descalificarlas no las frenarán. “Son malas y pueden ser peores”, dicen las feministas y por supuesto que en estos últimos años han honrado tal dicho.
Ya han escalado muros y monumentos, han devuelto granadas de gases a pulso de mano, han encarado sin temor a los gorilas uniformados, han escrito sus demandas en las paredes y lo más importante es que ellas antes que la oposición partidista, los periodistas, los empresarios, los académicos y los llamados ‘líderes de opinión’ fueron las primeras en arrebatarle al autócrata un espacio que tenía controlado y pensaba que era de su uso patrimonial y exclusivo: la calle.
López Obrador ya no llena plazas, salvo con acarreados y cohechados con las dádivas de los programas sociales, pero las mujeres sí lo hacen. El tabasqueño solo genera tumultos -aunque cada vez más flojos- financiando desde las arcas gubernamentales, pero las mujeres son alborotadoras irredentas a pura convicción gratuita. López Obrador ya no inflama el ánimo ni el enojo popular, pero las mujeres sí y con justificada razón porque enarbolan la exigencia de que se detenga el baño de sangre que hay sobre su género que se convirtió en pieza de cacería de los machos violentos y asesinos.
‘CASUS BELLI’ CHAIRO
Hoy, 8 de marzo, darán nuevamente ejemplo de lo anterior. En la Ciudad de México le irán a gritar sus verdades y sus miserias al caudillo quien ya develó ayer su ‘casus belli’ contra ellas: “tenemos información de que (las feministas) se están preparando con marros, sopletes, con bombas Molotov. ¿De qué se trata? Ya eso no es defender a las mujeres, ni siquiera feminismo. Esa es una postura conservadora, reaccionaria en contra nuestra, buscan proyectar un México en llamas”, anticipó.
Efectivamente, el ‘casus belli’ es un motivo para hacer la guerra al construir un enemigo e inventarse una agresión. Lo acaba de hacer recientemente el autócrata Vladimir Putin para justificar el ataque contra Ucrania e iniciar la guerra al difundir que a ese país lo gobernaban nazis que estaban cometiendo genocidio contra los rusoparlantes. Y ahí está Putin masacrando a los ucranianos frente a todos.
Sin excederse en la comparación en términos de sangre, pero si justificada en el método, el tabasqueño imita al ruso con el invento de un enemigo para atacarlo. Hoy se verá, pues, una batalla en la Ciudad de México donde, paradójicamente, gobierna una mujer, Claudia Sheinbaum, quien ya alista los escuadrones policíacos femeninos -otro colmo- para aporrear a las de su propio género.
Lo mismo en otras ciudades del país donde también hay muchos gobernantes que las odian. Uno de ellos, para no variar, el veracruzano Cuitláhuac García. Entonces, habrá que esperar el ‘parte de guerra’ sobre la batalla en Jalapa donde despacha y radica otro misógino de palacio.
LAS MISERIAS
Es cierto, hubo una pulseada el fin de semana en Minatitlán con actos de precampaña disfrazados de “foros” sobre la reforma eléctrica que sirvieron para medir la capacidad de convocatoria de los dos morenistas que disputarán la candidatura estatal en el 2024, el minanteco Sergio Gutiérrez y la zacatecana Rocío Nahle quien aunque no estuvo presente fue vitoreada por sus huestes. Sin embargo, lo malo del “foro” de la segunda no es que se haya quedado corto en cuanto a los asistentes sino la calidad de sus organizadores.
Vaya, quién en su sano juicio consiente como orador para defender un cambio jurídico al tuxtleco Javier Gómez Cazarín quien lleva 23 leyes que le anula la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la más reciente es la invalidación de los delitos de “ultrajes a la autoridad”. Considerarlo promotor y defensor de la reforma constitucional en materia eléctrica cuando a duras penas sabe leer y escribir habla de las miserias en la precampaña de la zacatecana. “No la chiflen que es cantada”, se burlan con razón los maledicentes.