ANDRÉS TIMOTEO
UNA DE CUATRO
Los estudiosos de la cosa electoral podrían explicar después la medición en términos financieros de las elecciones extraordinarias que se realizaron el domingo pasado en Jesús Carranza, Tlacotepec de
Mejía, Chiconamel y Amatitlán, específicamente respecto al costo unitario de cada voto ya que podrían resultar entre las más caras en la historia de Veracruz pese a que se traten de municipios relativamente modestos. De las cuatro alcaldías que estaban en juego, el partido de Estado o sea el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) -o sea el cuitlahuismo- solo pudo ganar una, la de Amatitlán.
En los otros tres municipios fue derrotado por los candidatos de oposición aun con las carretadas de dinero que destinaron desde la administración estatal, los ayuntamientos vecinos y la correspondiente a los programas federales que maneja Manuel Huerta Ladrón de Guevara. Es cierto, el voto pagado a boca de urna osciló entre los 2 mil pesos -en algunos lugares como Jesús Carranza incluso se dijo que estaba en 3 mil pesos- poro ese solo fue el monto de la extorsión de último momento.
Considerando la cifra total de inversión -en base al uso y reparto de dádivas desde los programas federales, municipales y estatales, y la movilización de funcionarios en horas hábiles para que operaran el condicionamiento del sufragio, así como el uso de infraestructura pública- el precio pagado por cada voto depositado en el ánfora rebasaría los 10 mil pesos. De ahí que estos comicios entrarían en el récord de los más caros de la historia reciente.
Ahora, respecto al impacto político los resultados son una derrota para Morena y el gobierno de Cuitláhuac García porque pretendían arrasar y a duras penas obtuvieron la silla municipal en Amatitlán con poco más de 200 votos de diferencia. Ahí -hay que decirlo- el triunfo se lo anotó el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros quien operó para quedarse con la alcaldía cuenqueña. Traducido a la jerga popular: el funcionario fue quien pagó más por los votos y amenazó más a los votantes y a la oposición.
En Chiconamel, la operación electoral la llevaron el dirigente morenista, Esteban Ramírez y el diputado tuxtleco, Javier Gómez Cazarín y perdieron lastimosamente. Nuevamente volvió a ganar el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Alejandro Sánchez quien ya lo había hecho en junio pasado. A pesar de que el municipio es uno de los más pequeños, este par de tipos incluso movilizó a grupos de hombres armados para amagar a la población y amedrentar a los opositores.
Aun así perdieron. ¿Qué pasó? Pensando democráticamente se diría que los lugareños decidieron no atender las presione, pero haciéndolo aviesamente se diría que hasta los mismos malhechores le habrían jugado chueco a ese par de morenistas. El otro fracaso para el tuxtleco Gómez Cazarín fue en Jesús Carranza donde el candidato petista Pasiano Rueda ganó por más de 500 votos al abanderado de Morena a pesar de que se encuentra en la cárcel desde el año pasado y no hizo campaña de manera presencial. Allí tampoco funcionaron las artimañas del delegado del Bienestar, Huerta Ladrón quien manipuló a los beneficiarios de los programas federales.
En Carranza es el descalabro más puntual del morenismo pues a pesar de que el PT ha sido aliado de ese partido todo el aparato estatal se volcó en contra del candidato petista a quien el gobierno cuitlahuista tiene en la cárcel desde el año pasado. ¿Qué pasará ahora? A pesar de que Rueda fue detenido por el ya desaparecido “ultrajes a la autoridad” no lo dejarán salir de la cárcel pues le fabricaron delitos de tráfico de droga y portación de armas. Legalmente asumiría el cargo edilicio su suplente, pero desde el congreso local maniobrarán para disolver el cabildo y nombrar a un concejo seleccionado por los perdedores.
En Tlacotepec de Mejía había ganado Morena en los comicios ordinarios y ahora perdió aun cuando cambiaron de candidato que tenía mala fama pusieron a una mujer considerada por los mismos tlacotepecanos como decente. Sin embargo, la morenisat Magdalena Flores se fue al tercer lugar y ganó el candidato de un partido ya inexistente, Alejandro García de Podemos. ¿Qué demuestra eso? Que los ciudadanos repudiaron a Morena aun con todo.
Ahí en Tlacotepec también se reportó la presencia de gente armada para presionar a la población. Además, los propios dirigentes marrones prometieron que “casa por casa irían por los electores”, lo que no se entendió como una amenaza para llevarlos a votar por la fuerza. El resultado fue que mandaron a Morena al sótano. Cierto, las cuatro alcaldías que se renovaron el domingo son pequeñas pero la lectura política del resultado es el bajo nivel que Morena y el cuitlahuismo están en el ánimo ciudadano.
PACTO DE AGUA
El gobernante en turno, Cuitláhuac García puede tirarse al piso y hacer rabietas, pero Nuevo León se abastecerá de agua desde el río Pánuco que atraviesa el norte del estado. Es un proyecto viejo, que data desde hace por lo menos doce años, pero que se concretará ahora con el nuevo gobernador neoleonés Samuel García quien a pesar de que no ser emanado de Morena sino del Movimiento Ciudadano logró la venía del presidente Andrés Manuel López Obrador para ‘ordeñar’ al Pánuco.
Entre Samuel García y el tabasqueño hay un pacto para llevarla tranquila entre los dos. Hoy, el gobierno de Nuevo León y la administración federal viven una suerte de ‘luna de miel’ con sus acuerdos entendidos. García se salió de la Alianza Federalista y se ha abstenido a criticar al gobierno lopezobradorista y en cambio desde palacio nacional le facilitan cosas al mandatario de la entidad donde radican los hombres más adinerados del país.
Uno de esos entendimientos es el tema del agua pues Monterrey y su área metropolitana padecen una sequía extrema y el agotamiento de sus mantos acuíferos, y de no resolverse dicha crisis derivará en un impacto severo para la nueva administración estatal. Por eso la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ya aprobó el proyecto -que no es otro que el mismo de hace doce años – que apenas el 17 de febrero volvió a presentar García Sepúlveda. Todo con el aval de López Obrador. Ni modo, el veracruzano García Jiménez tendrá que hacer mutis y mandarle el agua a los norteños.