ANDRÉS TIMOTEO
LA FIESTA ALDEANA
Al supuestamente consentido del caudillo, definido como ‘una bendición’ para el pueblo veracruzano y ejemplo de honradez, lo dejaron solo en su fiesta de mitad de gobierno. Al evento de Tlacotalpan por el tercer informe del gobernante en turno, Cuitláhuac García, no vino la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum pese a que desde hace días se difundió esa posibilidad bajo la premisa de que el jalapeño es una suerte de ‘jefe de precampaña’ regional de la mandataria capitalina en su búsqueda de la candidatura presidencial para el 2024.
Lo que se sabe es que sí la invitó pero lo despreció. Tampoco asistió ningún personaje relevante del gabinete lopezobradorista. Obviamente no estuvo el diputado minanteco, Sergio Gutiérrez, inflado mediáticamente en las últimas semanas. No vino porque no fue invitado, claro. Y no lo fue porque el presidente de San Lázaro le provoca retortijones al informante y a sus séquito, y también a la zacatecana Rocío Nahle quien se abroga el ‘derecho de piso’ en Veracruz para ser la única aspirante a la gubernatura en el 2024
¡Y eso que ni veracruzana es! El caso de Nahle es como aquella fábula del sapo y la liebre.
En una noche de tormenta, la liebre le permitió al sapo refugiarse en su madriguera dando una muestra de tolerancia entre especies porque el anfitrión era un mamífero y el huésped un batracio, pero el sapo se sintió tan cómodo en la casa de la libre que comenzó a inflarse hasta abarcar todo el espacio y terminó sacando a la dueña de su madriguera. Así la señora Nahle, una advenediza que se siente dueña política de la entidad.
Pues ella fue la única enviada del altiplano como representante de Andrés Manuel López Obrador al informe de García Jiménez. Vaya que la representación presidencial se ha devaluado. Al primer informe del 2019 vino la entonces titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), Olga Sánchez Cordero al Teatro del Estado en Jalapa. En el 2020 ya mandaron a Nahle y ayer también. Precario que ni siquiera el actual titular de Segob, Adán Augusto López se dignó a venir y eso que es vecino de Veracruz y contemporáneo en el periodo gubernamental con García Jiménez.
Así, el informe en Tlacotalpan fue una fiesta en solitario y aldeana, demasiado aldeana. El folclor fue tal que García Jiménez y Nahle ¡¡ se pasearon en una guagua llamada “El Torito” por todo el poblado saludando como si fueran los reyes del carnaval !!-risas- tras concluir el informe en el Teatro Nezahualcóyotl. La corte fueron los diputados y funcionarios que asistieron al soliloquio. ¿No es un poema al clásico ‘localismo empobrecedor’? Solo faltó que se treparan al “Cuenqueño”, el catamarán que navega sobre el río Papaloapan ideado por Patrocinio Cisneros, el secretario de Gobierno, y operado por un compadre de la zacatecana para que se sublimara el folclor.
El ambiente y el contexto es la noticia porque el contenido del informe es muy exiguo, tanto que el tema más destacado fue la defensa y justicia para las mujeres. Sí, así como se lee, García Jiménez focalizó su diatriba en tal aseveración a pesar de que Veracruz lidera la estadística nacional de feminicidios. ¿En qué se basó para decir que su gobierno ha reivindicado, protegido y empoderado a las féminas? En dos cosas. Una que los del pasado -léase el exgobernador Miguel Ángel Yunes- protegió a su secretario de Gobierno, Rogelio Franco quien “golpeaba su mujer” y él lo metió a la cárcel.
EL TRÍO DE FICHAS
La segunda, que los poderes Legislativo y Judicial son presididos por mujeres al igual que la Fiscalía General. Y paren de contar. Además, el gobernante disparó una frase que es como una bofetada a las víctimas de feminicidios y violencia de género: “en Veracruz, las mujeres ya son reconocidas, visibilizadas y pueden soñar y realizarse libre (sic) -otra vez la disfasia en el discurso-.
Habrá que preguntarle a las de su propio partido como la abogada pozarricense Marcela Barroso quien fue acosada, amenazada y la despojaron de su diputación plurinominal para dársela a un varón, el tuxtleco Javier Gómez Cazarín, conocido con el apodo de “El Carón”. O a la expresidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez amenazada por el secretario Cisneros Burgos -ella y a su familia- y destituida del cargo en forma desaseada.
Esos dos son ejemplos específicos de la violencia político-electoral-administrativa de su gobierno, ya no se diga de la maniobra para esconder el 60 por ciento de los feminicidios al reclasificarlos como “homicidios dolosos”. ¿De verdad las mujeres en Veracruz pueden soñar y realizarse libremente? Bueno, a las 310 que han sido asesinadas por motivos de odio desde el 2019 ya no se les puede preguntar. Tampoco a las 3 mil que están desaparecidas.
El segundo tema fue la seguridad. Afirmó que la violencia y el crimen bajaron un 27 por ciento. El año pasado dijo que era un 20 por ciento, entonces la sumatoria es que hay 47 por ciento -casi la mitad- de actos delictivos menos que cuando inició su gobierno en el 2018. ¿Alguien le cree? Pues a los incrédulos les espetó que “no son datos maquillados, son hechos corroborables (sic)” ¿Y qué datos dio para corroborarlos? Que en tres años ha celebrado 705 mesas para la Construcción de la Paz y contrató a 3 mil 300 nuevos policías -para una población de 8 millones-.
Ah, y agregó una perla: que en su gobierno ya no hay corrupción ni nexos con la delincuencia y que “todos cuentan con los exámenes de confianza y confiabilidad”. Falso, pues los encargados de las áreas de seguridad, gobernabilidad y procuración de justicia no han demostrado que acreditaron los exámenes de control y confianza del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). Los secretarios de Seguridad y Gobierno, Hugo Gutiérrez y Patrocinio Cisneros ni la fiscala Verónica Hernández cuentan con el documento del SNSP.
¿Será porque salieron reprobados? Antecedentes no faltan: Hernández Giadáns es prima hermana de la famosa “Jefa”, Guadalupe Hernández Herviz, operadora de un cartel criminal en el sur del estado. A Gutiérrez Maldonado lo corrieron del Centro de Operaciones Estratégicas de la Fiscalía de Nuevo León por liderar una banda de extosionadores de empresarios, y a Cisneros lo echaron de la tesorería de Mulegé, Baja California, por meterle la mano al cajón. Este trío de fichas derriba el discurso cuitlahuista.