ANDRÉS TIMOTEO
¿IGNORANTE O PERVERSO?
Hace veintidós días, el 5 de abril, efectivos de la Secretaría de Seguridad Pública a cargo del neoleonés Hugo Gutiérrez Maldonado cometieron otra ejecución extrajudicial al acribillar a cuatro jóvenes campesinos de las comunidades de Ojo de Agua de Arriba y Vista Hermosa, en Acultzingo. Los muchachos abatidos, Luis Sánchez Carrera, Francisco Vergara Medel y los hermanos José Luis y Juan Martín Contreras Vázquez eran campesinos y jugaban en un equipo de fútbol local.
No estaban en el crimen organizado ni obedecían al capo ‘huachicolero’ Roberto de los Santos, apodado “El Bukanas” como aseguró el gobernante en tuno, Cuitláhuac García. No eran los “sicarios” que se enfrentaron a los policías de Gutiérrez Maldonado como se trató de engañar a la opinión pública en el comunicado de la SSPE. Es más, en lugar de armas de alto calibre los cuatro jóvenes portaban machetes y azadones, sus utensilios ocupados en el campo agrícola.
Después de esa ejecución extrajudicial, los pobladores de Acultzingo bloquearon durante casi dos días la carretera Orizaba-Tehuacán hasta que obligaron a las autoridades a instalar una mesa de negociación en el que se incluyó la exigencia de limpiar el nombre de las víctima y exigir a García Jiménez una disculpa pública. Por supuesto que no lo ha hecho ni lo hará. Ya es su costumbre juzgar y condenar sin ser juez y, lo peor, difamar a contentillo a los inocentes.
Han pasado tres meses y no hay reparación del daño. Es más, ni siquiera pesquisas. Los policías responsables del crimen siguen en activo, ni uno solo ha sido separado para facilitar las investigaciones -obvio, no las hay como ya se dijo – y lo más que se ha avanzado son en dos cosas. Una, que fue inhabilitada la policía municipal de Acultzingo y la vigilancia la tomó la Guardia Nacional pues los lugareños repudiaron la propuesta de que fueran policías estatales los que entraran al relevo.
Y la segunda fue una vacilada de parte del secretario Gutiérrez Maldonado. Bueno, más bien una burla a las víctimas ejecutadas y a sus familiares. El neoleonés informó en un comunicado difundido el 13 de abril pasado que “respetaremos la presunción de inocencia de los ciudadanos que perdieron la vida y nos mantendremos al margen de cualquier señalamiento que pueda afectar a los deudos”.
Una de dos: o Gutiérrez Maldonado es muy ignorante o muy perverso. ¿Quién le otorga facultad para decidir si quiere o no respetar la presunción de inocencia? El tipo está desbocado, la presunción de inocencia es un principio constitucional que rige en el país y no está a merced de la voluntad de los funcionarios aceptarlo o no, sino que están obligados a cumplirlo.
El artículo 20 de la Constitución establece a la letra: “el proceso penal será acusatorio y oral. Se regirá por los principios de publicidad, contradicción, concentración, continuidad e inmediación”, es decir para imputar a una persona es necesario abrir un litigio, no lanzar señalamientos al aire como se hizo en el caso de los cuatro jóvenes acultzingueños.
Y en el Apartado B del mismo artículo constitucional expone las bases de la justicia en México que deben estar ancladas en la presunción de inocencia. “De los derechos de toda persona imputada. I, a que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa”.
Entonces, en primer lugar tanto el gobernante García Jiménez como el secretario Gutiérrez Maldonado atropellaron la Constitución al difamar a los cuatro ejecutados por la policía intentándolos hacerlos pasar como sicarios de la delincuencia y ahora el neoleonés sale a decir que ya decidió a contentillo respetar el derecho a la presunción de inocencia de los mismos. ¿De que se trata? Eso no es algo que se negocie sino un mandato legal que se debe cumplir.
Por cierto, toda está discusión es por el crimen de lesa humanidad cometido por los gorilas de Gutiérrez Maldonado, para que la opinión pública no lo olvide, pues lo demás es mero humo: no hay investigación judicial ni habrá castigo para los uniformados genocidas ni tampoco para su jefe caradura que lleva varias ejecuciones extrajudiciales en su haber. Tarde o temprano tendrá que responder por sus malignidades, no importa el tiempo que transcurra.
PRIVILEGIADOS
En cosas menos fieras pero no por eso menos indignantes, llegó la segunda rumbata para el Carnaval de Veracruz 2022 efectuada el pasado fin de semana y nuevamente la pareja formada por Yerania Cruz y Brian Villegas, quienes aspiran a los reinados de la fiesta, no acudieron. Se fueron a otros asuntos porque el festejo del Rey Momo no es prioridad para ellos. Es más, han sugerido que los jarochos deberían sentirse suertudos porque se fijaron en el trono de la Alegría, como que les están haciendo un favor. Aja.
Pero ya se dijo, la culpa no es de ellos sino de quienes ‘los hacen compadres’. Lo que si se confirma es que ambos jóvenes son privilegiados, gozan de un trato preferente del comité organizador. Ya no es flexibilidad ni tolerancia sino que raya en la alcahuetería. A los otros candidatos a la corona carnavalesca les marcan la pauta para que obedezcan las reglas y acudan a los eventos previos, pero a esta pareja hasta les aplauden sus desplantes. ¿No son ideales para -mejor- encarnar al Mal Humor? Nos referimos a los aspirantes, no a los organizadores, ¿o era al revés?
Por cierto, ayer anduvo nuevamente en la zona conurbada el gobernante en turno, específicamente en Boca del Río donde se realizará el Festival de la Salsa 2022 en junio. García Jiménez ha dicho que ese evento será uno de sus legados. Otra vez miente. El festival salsero fue idea y creación del duartismo, lo planearon en el 2011 para promover al entonces alcalde boqueño Salvador Manzur como eventual sucesor de Javier Duarte.
Luego vinieron las revelaciones de los “ladrones de elecciones” y Manzur fue tumbado de la lista de aspirantes a la candidatura del tricolor para relevar a Duarte de Ochoa -fue uno de los primeros damnificados por el panista Miguel Ángel Yunes quien documentó la transa electoral – y entonces el Festival de la Salsa quedó en el limbo, pero esa ocurrencia ahora la retomó Cuitláhuac García para adornarse con el sombrero ajeno pues no hay ingenio en su administración.