ANDRÉS TIMOTEO
MEQUETREFAZO
En Acción Nacional nuevamente le volvieron a ganar a los morenistas y en especial al bajacaliforniano Patrocinio Cisneros Burgos pues la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ratificó el triunfo del sureño Federico Salomón Molina. La sentencia se dio a cinco días de la fecha que se había sugerido para la realización de comicios extraordinarios, el 8 de mayo. Ya no fue necesaria una nueva convocatoria a los militantes para que regresarán a las urnas.
Claro, en papeles Salomón Molina se enfrentó al tantoyuqueño Joaquín Guzmán Avilés, pero en realidad el competidor fue el secretario de Gobierno Cisneros Burgos el financiador y operador del panista más morenista en Veracruz. Desde sus oficinas se hizo todo lo posible por mantener a Guzmán Avilés en la dirigencia panista a fin de que repitiera la estrategia del 2021 de ser una oposición dócil y servil.
Lo ayudaron en demasía pues no solo movilizaron operadores y dinero para las elecciones internas celebradas el 19 de diciembre pasado -en las que Salomón Molina obtuvo 9 mil 34 votos contra 8 mil 445 de Guzmán Avilés- sino que antes usaron a la Fiscalía para encarcelar al exalcalde de Tierra Blanca, Tito Delfín Cano, quien era el candidato original de la planilla opositora.
Después, en febrero, se ordenó al Tribunal Electoral de Veracruz (TEV) anular la elección del panismo y obligar a nuevas votaciones. El morenismo operó para que la Sala Regional del TEPJF secundara esta decisión, pero ayer la Sala Superior les corrigió la plana a los magistrados estatales y regionales. En fin tanto dinero invertido para que Guzmán Avilés terminara sin nada, aunque su derrota es simbólica en términos partidistas, pero catastrófica en el terreno de los acuerdos con el poder en turno.
Fue derrotado el cuitlahuismo que quiso meter mano otra vez en los destinos del PAN y específicamente es un golpe para Cisneros Burgos quien buscaba extender otros tres años su dominio en el blanquiazul a través de Guzmán Avilés. Así, el triunfo de Federico Salomón fue un ‘mequetrefazo’ para Patrocinio Cisneros si se consideran sus propias palabras pues mequetrefe -como recientemente le llamó al minanteco Sergio Gutiérrez Luna – es sinónimo de entrometido y de escaso provecho. Y eso fue el papel del secretario de Gobierno en el panismo.
Por supuesto que la sentencia ratificadora del tribunal electoral duele tanto en palacio de gobierno como la que se emitió en diciembre pasado para validar la victoria de la panista Patricia Lobeira como alcaldesa electa de Veracruz. Sin embargo, hay que agregar que en las guerras de facciones políticas siempre hay ganancias sean pocas y hasta ínfimas.
El morenismo perdió la dirigencia azul pero ganó un territorio caciquil a su servicio en el norte de la entidad pues Tantoyuca, donde los Guzmán Avilés dominan la escena y los espacios políticos desde hace años, ya es territorio marrón y la prueba de eso se dio en la pasada consulta para la revocación del mandato presidencial pues fue uno de los distritos que más votos le dio al conteo estatal a favor de la permanencia del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador. En la ‘realpolitik’, Tantoyuca dejó de ser panista.
LOS PRECIOS-PACTO
Los odia en el discurso pero los imita en la práctica. Ayer, el presidente López Obrador puso en funcionamiento en plan para combatir la inflación que en abril cerró en 7.72 por ciento, la cifra más alta desde el año 2000 y que en esta primera semana de mayo ya ronda el 75 por ciento. En términos económicos simplificados, la inflación es cuando el dinero pierde valor y no alcanza para adquirir los productos básicos para el consumo familiar.
A pesar de los cuatro incrementos al salario mínimo que el gobierno lopezobradorista ha ordenado en estos más de tres años, el último fue en marzo, la cartera familiar se desplomó a como hace dos décadas y no alcanza para surtir la despensa. Lo anterior refleja la mala conducción de la economía nacional que está estancada y que es, en términos llanos, un fracaso del gobierno en turno.
Frente al encarecimiento de los productos básicos -o sea los que sirven para comer, para sobrevivir – que a la larga generará la molestia popular y traerá el repudio de las masas, ahora López Obrador desempolva una vieja receta del neoliberalismo populista: el control de precios. Desde ayer, 24 de los 40 productos de la canasta básica no podrán exceder el precio fijado por el gobierno.
“No es control de precios sino precios de garantía, precios justos”, intentó atajar el tabasqueño para que la prensa se vaya con la engañifa de términos. En esencia es lo mismo. Y al igual que sucedió en el pasado, detener la libre flotación de precios es una medida insuficiente que solo sirve para simular estabilidad y que prepara el camino para un golpe económico de gran alcance a mediano o largo plazo. Es la ‘olla de presión’ que si no estalla ahora invariablemente lo hará después.
López Obrador quiere mantener tapada esa olla hasta el relevo del 2024 para que el enojo popular no afecte a los candidatos de Morena, igual que en el último tramo de su sexenio lo hizo Carlos Salinas de Gortari, su némesis, que le dejó la ‘bomba inflacionaria’ a su sucesor Ernesto Zedillo. Entre los productos sujetos al precio máximo están el aceite, arroz, atún, maíz, azúcar carne de pollo, puerco y res, huevo, jitomate, cebolla, limón, manzana, naranja, zanahoria, tortilla, pasta para sopa, leche, papa, pan de caja, sardina en lata, jabón de tocador, chile jalapeño y papel higiénico.
Los nombres siempre son indicativos en política. El presidente Miguel de la Madrid con el cual inició la etapa neoliberal en México impulsó el Pacto de Solidaridad Económica (PSE) en 1987 para controlar los precios de la canasta básica, luego Salinas de Gortari lo retomó en 1989 con un nuevo nombre, Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE) y ahora López Obrador lo rescata y lo llama Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC). Todos con “P” inicial de Pacto.
El reloj del gobierno que se dice progresista va para atrás porque 35 años después de que nacieron de las mentes neoliberales que tanto critica, el tabasqueño ordena volver a los “Precios-pacto” y todos los que vivieron aquellos años ya saben cómo le fue al país con esas medidas del neoliberalismo populista.