ANDRÉS TIMOTEO
FUENTEOVEJUNA
El sábado fue un día de furia en Omealca. Decenas de lugareños desquitaron su enojo contra el palacio municipal destruyendo el portón principal y vandalizando varias oficinas. Por supuesto que no querían agredir a los funcionarios pues de haber tal el propósito saben dónde vive el alcalde y el resto de los que integran el cabildo. No, los omealquenses mostraron su ira porque el ayuntamiento no hace nada para defender a la población de los abusos de la policía estatal que comanda el neoleonés Hugo Gutiérrez Maldonado.
La llamada Fuerza Civil volvió a hacer de la suyas: baleó a un agricultor de un ejido local al que supuestamente “confundieron” con un delincuente. Los parroquianos dicen que el campesino se resistió a ser desvalijado por los agentes. Por supuesto que la versión difundida por el aparato de prensa de la Secretaría de Seguridad Pública fue para tergiversar los hechos y tratar de justificar las acciones ilegales de los gorilas con uniforme.
Seguramente hoy lunes se intensificará la criminalización de los manifestantes y a nadie extrañe que el propio gobernante en turno, Cuitláhuac García, salga a acusar a los lugareños de delincuentes en lugar de ordenar una investigación interna contra su policía. La Fuenteovejuna -la referencia es, obviamente, a la obra de Lope de Vega en la que bautizó así a la turbamulta que cansada de los abusos de gobernantes corruptos se toma la justicia por mano propia – estalló en Omealca porque ya están hartos de las embestidas policíacas.
El pasado 2 de julio los mismos lugareños bloquearon carreteras y corrieron a sombrerazos a los elementos de la Fuerza Civil después de que estos llegaron a varias comunidades, entre ellas Cruz Tetela, allanando viviendas, robando pertenencias y golpeando a los moradores. En aquella ocasión, los uniformados d tuvieron que hacer disparos al aire para distraer a la muchedumbre enardecida y huir de ella. Ese mismo día, tampoco nadie lo olvide, los mismos policías de Gutiérrez Maldonado asesinaron a los niños Jonathan Herrera Aguilar y Eduardo Jiménez Aguilar en el poblado La Patrona de Amatlán de los Reyes.
Los agentes rompieron puertas e invadieron viviendas en dicho lugar para saquearlas, además de agredir a sus habitantes. A Jonathan y Eduardo los ‘ejecutaron’ cuando lavaban una camioneta propiedad de un tío y luego manipularon los cadáveres para recrear una falsa escena del crimen. A la par, desde Jalapa dispersaron la especie de que murieron en un fuego cruzado pues los policías iban persiguiendo a unos “peligrosísimos delincuentes”.
Es más, quienes le manejan la prensa a la SSPE hasta difundieron que el responsable del doble asesinato había sido un capo regional de la mafia apodado ‘El Wester’. Nunca hubo tal enfrentamiento ni el líder delictivo estuvo en el lugar. Todo fue una mentira, sostenida incluso por el propio gobernante García Jiménez, para tratar de esconder la ejecución extrajudicial de ambos pequeños.
Han pasado cuatro meses y el asesinato de los niños sigue impune, los policías homicidas continúan en activo y ya volvieron a hacer de las suyas. Lo que pasó en Omealca el fin de semana es el doble síntoma de una afección social: por un lado de que hay una policía corrupta, abusiva y delincuente. Y por el otro que la gente se está cansando y ya se asomó la Fuenteovejuna. ¿Quién se atreve a descalificar a los sublevados cuando están a merced de sendos maleantes con uniforme policial?
PERIODISTA EN PELIGRO
El periodista Ignacio Carvajal corre peligro. Tres alcaldes del sur de la entidad- dos abiertamente señalados, los panistas Fernando Molina Landa de Isla y Gabriel Álvarez López de Playa Vicente- y un funcionario estatal protegido por el gobernante morenista García Jiménez, han proferido amenazas contra él y su familia. Estos políticos están furiosos por el quehacer informativo de realiza Carvajal y que los ha exhibido en sus corruptelas.
Y todos sabemos lo que les pasa a los periodistas en Veracruz cuando se canjean el disgusto de los funcionarios. La situación es para alarmar a todos pues hay un -otro más- comunicador que puede ser agredido por tipos con poder. Pronto se conocerá el nombre del funcionario cuitlahuista y del tercer edil que mandado amenazas al reportero así como los de sus solapadores en el organigrama estatal. Hay que detener a esos protervos, es una alerta a tiempo, sobre todo en esa tierra hostil para los periodistas.
EL CHAYOTE DE ORO
Mientras un reportero está en grave riesgo, ¿qué hacen los holgazanes de la Comisión para la Protección -risas- a Periodistas? ¡Entregar el premio “El Chayote de Oro”! -formalmente lo llaman “Premio Periodismo de Investigación”, más risas-, a comunicadores afines al régimen. Sí, el viernes pasado repartieron el botín, digo, el galardón, y adivinen quién se llevó el primer lugar en “reportaje” impreso, Ángel Carmona, allegadísimo al secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, y que por tal cercanía era uno de los preferidos para encabezar a la elefantina comisión que ahora lo premia.
Los otros galardonados fueron Martín Ramírez y Hugo Garizurieta de la oficialista RTV donde también mueve los hilos Cisneros Burgos. El que sepa de periodismo notará que el jurado forzó el análisis o de plano lo ajustó a pedido expreso pues los materiales elegidos son de calidad exigua. Los televisivos dan pena ajena y el escrito, que trata la extorsión de una funcionaria de la Fiscalía estatal a la esposa de un desparecido, es una entrevista larga, estirada para publicarla en varios episodios. Cero investigación de los redactores, todo fue aportado por la entrevistada lo que en el argot reporteril se llama ´filtración’. Nada obtenido por cuenta propia y sin fatigarse lo firmaron como “reportaje” y ¡¡ se los premiaron!!
También los fotorreporteros participantes están que trinan porque el premio lo otorgaron a una imagen ¡tomada en la frontera norte! No es que sea mala la foto sino que, argumentan, el autor se mueve con recursos suficientes fuera del estado y no está anclado al diarismo local. “Si se tienen recursos para viajar a las Olimpiadas, por ejemplo, esas fotografías van a ganar por solo el hecho haberse tomado en una escenario de amplio impacto, ajeno al local donde el resto está atado por su trabajo cotidiano”, argumentan y no andan errados. En fin, ese fue el “Chayote de Oro” 2021. Pura bagatela.