TEXTO IRREVERENTE

ANDRÉS TIMOTEO

EL HEREJE

Los estudiosos de la religión como acto social ubican cuatro grandes desviaciones en el ejercicio del credo: la apostasía, la herejía, el sacrilegio y la blasfemia. La primera se refiere a la negación o renuncia a la creencia y a quienes las cometen se les llama apóstatas. La segunda es un error en la interpretación del dogma y la tergiversación de los signos de fe, y al que inicia esta deriva se le denomina heresiarca mientras que los que la replican son herejes.

El sacrilegio es una profanación de algo que se considera sagrado -objetos, frases, ideas, fechas y rituales– especialmente si conoce el valor de lo que se profana y el daño que ocasiona a quienes le profesan fervor a lo profanado. Su responsable es un sacrílego. Y finalmente la blasfemia es un insulto, una ofensa que tiene como destinatario y víctima a Dios.

¿En cuál de estas cuatro distorsiones de la fe incurrió el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros que hace unos días “bautizó” a jicarazos a varias personas en Misantla? Según las crónicas en la prensa y redes sociales, el funcionario usurpó las facultades de los clérigos y se puso a impartir el sacramento del bautismo a los asistentes de una fiesta popular.

Tras el escándalo, Cisneros trató de justificar su atrevimiento asegurando que se trató de una tradición cultural -ajá – y que no se asume como bautista eclesiástico. Por supuesto que los analistas y sobre todo los internautas no se la perdonaron al rústico personaje y a su acción la llamaron jocosamente “El crimen del Padre Bola” -en alusión al sobrenombre que lo distingue, risas-. Y de ahí vino una ristra de mofas, algunas sulfuradas de albures. 

Por supuesto, ese “bautismo” administrado por Cisneros Burgos no es una apostasía, tampoco un sacrilegio ni una blasfemia sino que encaja en la herejía. Esta, como se dijo al inicio del texto, es una tergiversación del culto y también de una imagen, una creencia o un símbolo. Por ejemplo, los que adoran al demonio llamado “Santa Muerte” y que llegan a comparar con la Virgen María cometen una herejía porque toman algo sacro y lo tuercen para tratar de darle un significado contrario.

Así sucedió con el acto de bautizar a la gente de Misantla pues hacerlo es un acto reservado a los pastores o sacerdotes. Patrocinio Cisneros cometió una herejía si se le analiza desde la perspectiva religiosa. Entonces , ¿Cómo hay que adjetivar al funcionario: Patrocinio El Herético o  Patrocinio El Heresiarca?  Sendos epítetos hacen recordar la película El Exorcista II: El Hereje. ¡De miedo y carcajada!

Cierto, los lectores cuestionarán el ocupar espacio para un asunto tan chabacano como el de este señor bautizando a los misantecos. ‘Es una perdedera de tiempo’, han dicho en las redes sociales sobre el tema pues el tipo ni es sacerdote ni participó en una ceremonia eclesiástica ni los ‘bautizados’ estaban haciendo un acto de fe. Todo es verdad, pero el asunto es muy divertido que vale la pena auscultarlo en el contexto político de la aldea.

Vaya, es viernes de chunga y qué mejor que este personaje tan folclórico para darse al pecadillo de hablar del prójimo. Sí, el tema es banal pero no falto de símbolos en el quehacer político pues como ya lo han señalado algunos analistas, Cisneros Burgos anda en precampaña a fin de ser  ser tomado en cuenta para una candidatura en el 2024.  Su caso es igual al del secretario de Educación, Zenyazen Escobar porque en su locuaz entender se imagina como sucesor de Cuitláhuac García. Su lógica es que si el primero tocó la flauta, ellos también pueden soplarle.

Y en ese tenor recurren a todo tipo de ocurrencias y fantochadas para mostrarse como personajes populares merecedores de la postulación. Claro, los veracruzanos ya tienen experiencia en este tipo de payasos. Recuerden la racha más grotesca con el innombrable: si había una boda quería ser el novio, si había una fiesta de quince años quería ser la quinceañera y si había un velorio quería ser el muerto, relataban sus biógrafos. De ese modo se comporta este señor Cisneros, al fin coterráneo cuenqueño.

COMMUNICATIO IN SACRIS

La herejía no es ajena a la política. Desde la Edad Media, Tomás de Aquino, uno de los grandes  filósofos de la Iglesia Católica, explicaba que la herejía es motivada por “el orgullo intelectual -que no es el caso de Patrocinio Cisneros, risas – la confianza excesiva en las capacidades -algo que en mexicano se traduciría con el refrán de ‘la ignorancia es atrevida’ y que si encaja con el funcionario estatal-, las ataduras a los bienes materiales, el nivel social y la tentación de poder político o religioso -lo que también embona perfectamente con el ínclito -.”

A los herejes los quemaba la Santa Inquisición y a quienes alcanzaban el perdón tras confesar su culpa se les condenaba a vestir el sambenito para que toda la gente los distinguiera en la calle. Hoy, aunque muchos aplaudirían que llevaran a la hoguera a Patrocinio Cisneros no son los tiempos. Su sanción es el pitorreo de todos. Y vaya que se lo han sonado los burlones.

Empero, pasándolo por el harnero de la fe, el “bautismo” que impartió Patrocinio Cisneros en Misantla exige por lo menos un posicionamiento de las iglesias. El funcionario ha justificado sus jicarazos en una tradición prehispánica, pero resulta que los indígenas precolombinos no tenían el bautismo con agua como práctica ritualista pues ésta llegó con la fe católica traída por los conquistadores españoles. Ergo, lo que hizo es herejía según el derecho canónico.

Los cánones 194, 750, 1041 y 1184 se ocupan de la herejía que es considerada como delito grave. Los herejes son acreedores de la excomunión y la suspensión del ‘Communicatio in Sacris’ o sea la exclusión de todos los sacramentos: la extremaunción, eucaristía -hasta asistir a misa-, la penitencia, la reconciliación, el matrimonio y la confirmación. Ah, y el castigo es extensivo a quienes hayan aceptado la herejía, entiéndase: a los profesantes que se dejaron “bautizar” por el llamado “Padre Bola”.

Tenía razón el profeta Mateo cuando advirtió:  vendrán falsos profetas que darán signos y harán prodigios capaces de engañar a todos, ¡no les crean y aléjense de ellos porque los pueden arrastrar al infierno! Así les pasó a los bautizados en la señorial Misantla. ¿A poco el tema no es un jocoso banquete para el cotilleo de fin de semana?