ANDRÉS TIMOTEO
LA CARAVANA
Pasó por Veracruz la Caravana de Madres Centroamericanas que buscan a sus hijos desparecidos en México desde hace décadas. Son un grupo de mujeres originarias de Guatemala, Honduras y El Salvador que ante la falta de apoyo de sus gobiernos decidieron organizarse para, ellas mismas, venir a buscar a sus hijos, esposos, padres o nietos que emprendieron el viaje en busca de la utopía llamada ‘Sueño Americano’ y que se perdieron en el camino.
México los engulló. En su ruta hacía los Estados Unidos, los migrantes literalmente se meten en una ‘ratonera’ al aventurarse en suelo mexicano donde son esperados por los lobos: traficantes de personas, explotadores sexuales, policías y militares corruptos que les roban y los entregan a las bandas del crimen organizado la cuales, a su vez, los extorsionan, los usan como esclavos, los torturan o los matan cuando ya no hay nada de ganancia que sacarles si están con vida.
Y ahí no termina el calvario porque muchos de ellos, sobre todo los jóvenes y niños, son útiles muertos ya que sus órganos se venden muy bien en el mercado negro. Es decir, los migrantes son un enorme negocio para los malvados que les tienden trampas por todo el camino y que operan en colusión con las fuerzas del orden. ¿Cuántos han caído en esas trampas mortales? No se sabe porque no hay quién los cuente, pero son muchísimos.
En este 2022, la madres reanudaron la búsqueda que fue pausada en el 2020 y 2021 debido a la pandemia de Covid-19. Ahora regresaron con el lema “¡Nunca nos hemos ido!”, un mensaje dirigido a sus seres queridos declarados en ausencia. Nunca los han dejado de buscar, les dicen. La marcha ingresó el primero de mayo al país y en estos nueve días han recorrido Chiapas, Tabasco y Veracruz. En Coatzacoalcos y el puerto de Veracruz hicieron paradas para efectuar mitines y pronunciamientos, y desde el sábado llegaron a la Ciudad de México.
Las 48 madres que integran la décimo sexta caravana pasarán el 10 de mayo en suelo extranjero buscando a sus hijos. Y a pesar de tragedia que relata o significa la caravana de madres, también hay buenas nuevas pues a lo largo de estos años han logrado encontrar a 370 migrantes que estaban desaparecidos. Claro, algunos vivos y otros muertos, pero en el último caso al menos hallan la certeza de que el ser querido ya no es terrenal y pueden iniciar el proceso del luto. Es la consuelo en medio de las lágrimas.
Y mientras las madres centroamericanas caminan por México buscando buscando a sus desaparecidos -vaya caso porque acá hay casi 100 mil mexicanos que sin haber migrado tampoco nadie sabe de su paradero–, el presidente Andrés Manuel López Obrador anduvo de gira por Centroamérica donde visitó Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba. Es una gira disfrazada de cordialidad, de refuerzo de la presencia de México en esos países y de anuncios de ayudas humanitarias.
No obstante, en realidad la hizo para capotear el asunto que acaban de revelar algunos periódicos de Estados Unidos y que contradice todo ese discurso del hermanamiento, la solidaridad y la ayuda a los países centroamericanos pues el gobierno lopezobradorista aceptó -ojo, que no acordó porque no hubo la opción de negarse- recibir a los nicaragüenses y cubanos que sean expulsados del vecino país.
MAL AGÜERO
La primera ronda de esta expulsiones es de 120 personas -100 cubanos y 20 nicaragüenses – pero habrá más y de otras nacionalidades porque México se sometió al llamado Título 42, una orden totalmente denigrante de la a Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés) que prohíbe la entrada de ciertas personas que “potencialmente representan un riesgo para la salud”.
Bajo la premisa de que el migrante es una amenaza biológica, se le expulsa y como no puede ser enviado a Cuba o Nicaragua porque sería una mala publicidad debido a esos países son gobernados por dictadores, entonces lo más fácil es entregarlos a México que ya está convertido de facto en el llamado “tercer país seguro”. En resumen: México es donde se deshacen de las personas indeseables.
Los funcionarios mexicanos se volvieron a ‘doblar’ frente a Washington en el tema migratorio como cuando Donald Trump despachaba en la Casa Blanca. ¡Es un follón, estar con dobladón!, ya entonan los migrantes respecto a López Obrador. Y ante ese acuerdo que el gobierno mexicano pretendió mantener oculto, López Obrador anda en la gira de la disculpa y la justificación.
No visitó al dictador Daniel Ortega en Nicaragua, pero sí a su homólogo en Cuba, Miguel Díaz-Canel y a otro aprendiz de ambos, Nayib Bukele de El Salvador que tiene al país bajo el “estado de excepción” desde marzo pasado con el pretexto de acabar con la violencia que generan las pandillas. El ‘estado de excepción” no es otra cosa que la suspensión de los derechos básicos de la población -reunión, protesta, libre tránsito, petición, presunción de inocencia, etcétera.
En El Salvador llevan casi dos meses con las leyes canceladas y donde la única voluntad que prevalece es la del presidente. Sin duda, el sueño anhelado del tabasqueño: mandar absolutamente sin el “estorbo” de la ley o los derechos humanos como lo hace Bukele quien en el 2020 mandó al ejercitó invadir a invadir el congreso porque los parlamentarios no aprobaban las leyes que quería.
En el Palacio de la Revolución de Cuba, López Obrador “exigió enérgicamente” al gobierno de Joe Biden acabar con el bloqueo económico a la isla. El mandatario norteamericano ha de estar temblando. Seguramente se reirá como cuando, hace días en una llamada telefónica, el tabasqueño le pidió invitar a los dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela a la Cumbre de las Américas a celebrarse el mes que junio en Los Angeles.
Por cierto, ¿se acuerdan del mal fario que provocaba la presencia de Carlos Salinas de Gortari cuando visitaba México? La leyenda urbana decía que cada vez que regresaba al país ocurría un temblor u otra calamidad. Pues eso mismo con López Obrador ya que horas antes de su llegada a La Habana explotó el hotel Saratoga donde ya van contados 32 muertos y más de 80 heridos. «Te pareces tanto a mí», ha de estar cantando Salinas. Lo malo para el gobernante mexicano es que la tragedia en el Saratoga le robó cámaras a su visita y ya ven que el señor casi no es megalómano.