ANDRÉS TIMOTEO
EL NUEVO MÁS ODIADO
En el terreno político-electoral hay un fenómeno muy curioso en Veracruz. El exgobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares dejó de ser el enemigo público número uno. Obviamente esto no significa que haya dejado de purgar a los cuitlahuistas sino que están en una suerte de remisión su activismo y operatividad ya que aún no llegan la batallas electorales de gran calado que lo hagan regresar a la arena de batalla para hacer que revivan su enojo.
Su lugar como el más odiado y atacado desde palacio de gobierno ahora es uno de la propia especie, el diputado morenista Sergio Gutiérrez Luna, originario de Minatitlán y presidente de la mesa directiva de San Lázaro que en menos de un año de visitar la entidad y reunirse con grupos morenistas y de otras expresiones políticas se ha posicionado en el imaginario colectivo rumbo a la candidatura del 2024.
Por eso el gobierno cuitlahuista emprendió una campaña abierta de ataques y denuestos como lo hacía en los mejores tiempos en que flameaba el odio contra Yunes Linares. El que lleva el puntal de los ataques y que ha vertido las ofensas más reveladoras es Patrocinio Cisneros, el secretario de Gobierno quien alucina a Gutiérrez Luna, le roba el sueño y sus posibilidades de seguir trepado en la burbuja del poder para el siguiente sexenio. Lo odia con odio jarocho aunque sea bajacaliforniano.
Al legislador minanteco le han endilgando muchos adjetivos: que es un desconocido, prianista, mequetreje, chapulín, payaso, Gutierritos, simulador, faltista, desviador de recursos y otras linduras que dispersan los cuitlahuistas en entrevistas y gacetillas en la prensa a sueldo. ¿Y qué daño le han hecho? Ninguno, entre más lo atacan más lo posicionan, ¡igual que pasó con Yunes! No dan una.
Y si Gutiérrez Luna llega a la candidatura o, peor, a la gubernatura, muchos de sus atacantes de hoy tendrán asegurada la cárcel o al menos el exilio, comenzando por Patrocinio Cisneros. Y solo de pensar que le dará un escarmiento a ese cerril sujeto, el minanteco ya tiene un atributo más para que los veracruzanos lo acepten y apoyen. Es lo que la gente cuenta.
UN CAIMÁN AL ACUARIO
El Parque Nacional Pico de Orizaba agoniza, la deforestación por la tala clandestina contribuyó a devastar los glaciares del volcán que alimentan manantiales y ríos lo que pone en riesgo el abasto de agua en toda la zona centro-costera pues una de las afluentes afectadas es el Jamapa que abastece del líquido a la conurbación Veracruz-Boca del Río-Medellín de Bravo.
Y en Balzapote, en el municipio de San Andrés Tuxtla, se han extraído miles de toneladas de roca basáltica para usarla en la construcción del Tren Maya en el Caribe. Desde abril del año pasado se comenzaron a destruir los cerros y en la prensa y redes sociales se han exhibido fotografías de las áreas que antes estaban arboladas y formaban parte de un ecosistema selvático, y que ahora lucen como si fueran las lomas de Ucrania, arrasadas por los bombardeos de dinamita para extraer la roca
Tanto el Parque Nacional Pico de Orizaba como Balzapote, que forma parte de la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas, tienen protección federal pero ni por eso el gobierno estatal hace algo para detenerla la destrucción. El procurador del Medio Ambiente del cuitlahuismo, Sergio Rodríguez Cortés ni siquiera se ha parado por los sitios por una simple razón: ahí no hay dinero que sacar.
Bueno, no lo hay en abundancia como a él le gusta pues a los taladores clandestinos del bosque en Orizaba los extorsionan con pequeñas cantidades y en Balzapote no se puede meter porque el ecocidio fue ordenado por el presidente Andrés Manuel López Obrador para levantar su obra faraónica. Meterse allí es afectar los intereses del patrón.
Por esa razón, Rodríguez Cortes se aboca a cosas mas redituables para él, donde la extorsión es mucho más fácil y tiene el aval de su jefe inmediato, el gobernador Cuitláhuac García. Ya clausuró varios rellenos sanitarios y reabrió algunos luego de que los alcaldes pagaron el respectivo ‘derecho de piso’. Tiene paralizada la edificación del puente sobre el río Jamapa en Chocamán porque los ediles de la zona y la empresa constructora no le han dado los 5 millones de pesos que exige para retirar los sellos de clausura.
Y ahora fue por el Acuario de Veracruz que opera con un fideicomiso manejado por civiles y en el que el gobierno estatal no puede meter mano. Sin embargo, la reserva financiera del mismo es muy apetitosa: varias decenas de millones de pesos, algunos dicen que cientos, y los ambiciosos funcionarios estatales van por ella. Rodríguez Cortes es el ejecutor de la andanada, envió a su personal a clausurar dicha atracción que es la más importante en el Golfo de México.
La acusa de tonterías como el tráfico de especies marinas, la falta de permisos y maltrato de especímenes y hasta de ¡organizar una fiesta privada en sus instalaciones! Todos son pretextos para presionar a los fideicomisarios y tratar de hincarle la uña a los dineros que se captan por los miles de visitantes que llegan al año.
Por su puesto que la clausura de la PMA es ilegal pues no tiene facultad de intervención ya que el Acuario de Veracruz está en zona federal, además de que la posesión, manejo y exhibición de especies marinas dependen de leyes federales, por lo que seguramente se iniciarán los procesos judiciales correspondientes para combatir la intromisión estatal.
Claro, eso puede llevarse mucho tiempo hasta que las instancias jurisdiccionales resuelven amparos y determinen la invalidez de la irrupción. Sin embargo, al gobierno cuitlahuista no le preocupa la ley ni el tiempo ni la afectación inmediata para el centro turístico, sino el dinero. La clausura y los argumentos legales son pinzas de presión para obligar al patronato a ceder el manejo del acuario al gobierno estatal y éste pueda echar mano a los millones de pesos de la reserva técnica.
A García Jiménez y su procurador ambiental no están interesados en el bienestar animal sino en el colchón financiero que tiene el fideicomiso que opera desde 1992. El asunto se puede contar con una chusca referencia: la especie depredadora de la que carecía el Acuario de Veracruz ahora se metió sola para dar dentelladas, es un caimán llamado Sergio Rodríguez, conocido en los pasillos del poder aldeano como ‘Checo Billetes’.