ANDRÉS TIMOTEO
LOS DOS NAIPES
En el texto anterior se expuso que el Movimiento Ciudadano (MC) del exgobernador Dante Delgado Rannauro es el único partido que -en este momento y a dos años de la elección presidencial -tiene el mejor perfil -algunos lo definen como ideal – para hacerle frente a la marea guinda crestada por el partido de Estado llamado Movimiento Regeneración Nacional (Morena). La carta es el actual presidente municipal de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas.
Hijo de un mártir de la política, el edil regiomontano tiene la prosapia política para erigirse como un legítimo aspirante a la silla presidencial y alcanzarla como retribución a lo vivido por su padre y su familia hace casi treinta años. Así está posicionado en el imaginario popular. Ahora falta que el movimiento dantista lo sepa aprovechar.
A pesar del crecimiento que el MC ha tenido por cuenta propia en los últimos años, los comicios recientes que renovaron las gubernaturas de Aguascalientes, Hidalgo, Durango, Tamaulipas, Quintana Roo y Oaxaca lo sentaron en la realidad y lo obligaron a mirar su propia debilidad pues a duras penas alcanzó un 6 por ciento de promedio en la votación recaudada. Fue un aviso de las consecuencias del aislacionismo.
Y en Oaxaca -una de las entidades en las que el movimiento dantista tuvo resultado adverso – hay un antecedente de lo que podría hacerse a nivel nacional pues allí el Movimiento Ciudadano ya gobernó durante un sexenio. En el 2010 ganó la gubernatura Gabino Cué Monteagudo militante emecista y postulado por la alianza “Unidos por la Paz y el Progreso” que integró MC, entonces Convergencia, con el PAN, el PRD y el PT.
Allá funcionó la receta: MC puso al candidato y el resto de la oposición se le unió y así acabaron con casi cien años de priismo cuando este era el partido de Estado y omnipotente, como lo es hoy Morena. ¿Acaso no puede funcionar esa receta para el 2024 a nivel nacional? Por supuesto, únicamente es cuestión que Dante Delgado disuelva el dilema.
Y para el 2024, lo mismo es arriba como es abajo pues en Veracruz también el Movimiento Ciudadano tiene una de las mejores cartas para enfrentar al morenismo y posiblemente derrotarlo, y que es el mismo Dante Delgado a quienes los veracruzanos lo recuerdan bien. El resto de los partidos opositores en el estado están por los sueños pues el único perfil aceptable que tienen es el priista Juan Manuel Diez Francos, actual alcalde de Orizaba.
Sin embargo, el edil orizabeño solo tiene una proyección meramente regional y necesitaría comenzar a hacer precampaña desde ya para lograr posicionarse en el espectro estatal. En el PAN, los aspirantes mencionados son ‘cartuchos quemados’ como Miguel Ángel Yunes Márquez, quien está interpretando el papel segundón de ‘primer damo’ en el puerto de Veracruz y el senador Julen Rementería con todas sus derivas pronazis. No dan para más los azules.
Del PRD ni hablar, ya ni existe. En resumen, para Veracruz solo ha dos naipes y la más importante la tiene el Movimiento Ciudadano en la persona del propio Dante Delgado si es que resuelve el dilema y les pone un susto a los morenistas que bien lo puede hacer. Ahora la constelación política se ajusta.
Claro, si el Movimiento Ciudadano pone al candidato presidencial en una alianza con posibilidades de triunfo, a Delgado Rannauro lo absorberá el teje-maneje a nivel nacional, pero él podría plantarle cara al oficialismo en Veracruz y derrotar a la zacatecana Rocío Nahle – si llega a la candidatura en calidad de “cachirula”- o al minanteco Sergio Gutiérrez. De entre ellos dos saldrá el candidato marrón que será designado desde el altiplano porque los suspirares locales son de ocurrencia y caricatura -Zenyazen Escobar, Patrocinio Cisneros o Manuel Huerta y otros agregados – .
EL NUEVO TÍTERE
Le llaman el ‘Señor del Guiñol’ y perdió su última marioneta. ¡Pero ya encontró una nueva! Al secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, los Yunes le estropearon su títere llamado “El Chapito” pues lo echaron de la dirigencia estatal del PAN aun con todo el financiamiento y operación que le dieron desde palacio de gobierno. El tantoyuqueño Joaquín Guzmán Avilés quedó fuera de la marquesina para disgusto de su titiritero.
Sin embargo, no es indio el que no se venga -de vengarse, eh – y Patrocinio Cisneros les robó un guiñol al yunismo para reemplazar al desvencijado “Chapito” con Marlon Ramírez Marín, actual dirigente estatal del PRI. Eso dicen las malas lenguas que respaldan sus conjeturas en los amorosos encuentros entre Cisneros y Ramírez en cuyas fotografías derraman miel e intercambian tocamientos físicos y políticos. Cierto, es un circo muy ‘jodido’, pero está a la altura de sus protagonistas.
En el quehacer político, los encuentros -casuales o no- entre un dirigente partidista y el funcionario estatal encargado de la política interna no debería ocasionar resquemores ni especulaciones pues la esencia de la política son los acuerdos y la negociación entre rivales y competidores, pero conociendo el talante de este par de rústicos, Cisneros y Ramírez, lo más seguro es que se trate de un concúbito político. ¿Habrá PRI-marrón? Sí, ya se comenzó a cocinar en un merendero de Coatzacoalcos, aseguran los claridosos.
LA HIPÉRBOLA
Antes, recibir un “Urielazo” era sinónimo de ser reconocido como el ‘chayotero de oro’ en el gremio reporteril y siempre fue objeto de mofa entre los periodistas de verdad. Pasó el tiempo y esos “premios nacionales del periodismo” – así entre comillas pues carecen de seriedad y sobre todo de calidad- han sobrevivido y se potenciaron, los reparten al por mayor como barajas de polaca entre los cuates. Los que los tramitan -perdón, reciben – también los presumen como si fueran algo edificante. Risas.
Pero lo más divertido fue que en su última edición, los otorgadores de esos galardones homenajearon y rindieron pleitesía al vocero presidencial, Jesús Ramírez, el encargado de los ‘bots’ y las campañas de lodo en las redes sociales contra los periodistas críticos. Y para ahondar la carcajada, en la mesa de honor sentaron como autoridad periodística y pusieron a repartir diplomas a la señora Estefanía Yépez, eterna operadora del priismo y ahora funcionaria cuitlahuista quien ni siquiera tiene terminada su educación primaria. Esto es la hipérbola: la iletrada, los premios y los premiados.