TEXTO IRREVERENTE

ANDRÉS TIMOTEO

¡BENDITO CARNAVAL!

A lo largo de la historia, los carnavales han sido tribunas de desahogo político. Espacios para ridiculizar a los poderosos y para que el pueblo alivie su enojo. No es por nada que en algunas fiestas, como la jarocha, se queme desde el inicio al Mal Humor, monigote que representa a quien provocó entripados colectivos. En otras se pasea a los indeseables para que la gente los insulte y hay unos en los que se les viste de diablos y son apedreados por la turbamulta.

De un tiempo para acá en el puerto de Veracruz los persignados que controlan el Carnaval han intentado extirparle la mordacidad política. Por decreto y usurpando el derecho popular de escarmentar a los personajes malqueridos tanto los organizadores oficiales del evento como los alcaldes han mutilado esa parte alegando cuidar las formas y guardar diplomacia, argumento insípido y que suena a tomadura de pelo en el contexto carnavalesco.

Pero la fiesta es la fiesta y su naturaleza se abre paso en medio de los mustios. El mejor ejemplo es que el Carnaval 2022 aun no se realiza y ya reboza de la jiribilla política. Su mera programación para el año que viene es motivo de jaloneo entre los gobernantes, el estatal que encabeza el morenista Cuitláhuac García, y el municipal que representan el alcalde saliente Fernando Yunes y la edil entrante, su cuñada, Patricia Lobeira, ambos panistas.

Peor aún, ambos de la corriente política y familiar del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares -padre y suegro, respectivamente-, el ogro para el cuitlahuismo. Ellos anunciaron la edición 2022 post-pandémica y lanzaron el clásico buscapiés a García Jiménez para que la respalde financieramente. Éste cayó en la trampa y respondió que lo hará solo con vigilancia policíaca, nada de dinero. Y fue más allá, advirtió que no acordará nada con el ayuntamiento porteño mientras no haya la resolución de los tribunales electorales.

Es decir, la colaboración del gobierno estatal dependerá de quién se quede con la alcaldía. Así, García Jiménez no solo reforzó el cariz político de la fiesta sino que le dio el toque electoral. Evidenció que el Carnaval de Veracruz, que se supone es la fiesta del pueblo, será importante para su administración según quien gobierne el municipio. ¿Acaso se puede pedir más para el morbo político? Claro que no. Todos, porteños o no, están ocupados en seguir  la diatriba por devenir del festejo sazonado desde ya por  el pleito entre los políticos. Es la inercia, el curso natural. ¡Bendito jolgorio carnavalesco!

EL SUERTUDO

Ni ultrajes a la autoridad ni ultrajes a la sociedad. No hay delito que pueda contra el exdiputado local y exalcalde de Tenampa, Antonio García Reyes. Y no importó que haya cometido un acto terrible, asesinar a una persona, ni que la víctima haya sido mujer ni tampoco que sea una niña. Mucho menos que los encolerizados huatusqueños marcharan por las calles pidiendo castigo para el cafre homicida. No, García Reyes sigue siendo un tipo con suerte que con ayuda de sus amigos libra los bretes aunque éstos escurran sangre.

García Reyes no fue tratado como los perredistas y panistas o algunos abogados incómodos  a los que la Fiscalía y el Poder Judicial del estado mantienen en prisión al acusarlos de un delito inconstitucional, el de “ultrajes a la autoridad”. Les tiene sin cuidado la barbaridad cometida pues el exlegislador es bien allegado del régimen y como tal se le prodiga. Apenas pasó unas horas tras las rejas y ahora, como dice esa popular canción, es ‘libre como el viento y peligroso como el mar”  -cualquier otro día se monta al volante tras echarse unos alipuses y que se cuiden los peatones-.

Nadie puede negar que al tenampeño la suerte le sonríe, se repite. Mató con su camioneta a una niña, Gabriela de siete años, pero lo hizo en un gobierno donde los niños no importan. Es más, los agresores de infantes son protegidos desde palacio en Jalapa. Y no se trata de una especulación al garete sino de hechos comprobados. Ahí están, por citar dos ejemplos, las ejecuciones extrajudiciales de María Magdalena, la pequeña de Atzalan y de los primos Jonathan y Eduardo en La Patrona, Amatlán de los Reyes.

Si esos tres menores fueron asesinados por policías bajo el mando del neoleonés Hugo Gutiérrez Maldonado y éstos siguen sin castigo, ¿a poco creían que se iba a escarmentar a otro aliado mata-niños. Para el  régimen cuitlahuista en el caso de Huatusco la víctima es el político y no la niña Gabriela. De ahí que el presunto estupor y enojo de otro García, el gobernante en turno, ante la liberación del homicida solo es parte de la estrategia de simulación.

¿Que Cuitláhuac García se dice sorprendido e indignado por la orden de libertad expedida por un juez local? Para nada. Eso se advertía desde el momento en que fue detenido tras embestir a su víctima. Lo sabía y lo dejó correr, él y su secretario de Gobierno, Patrocino Cisneros quien, se supone, es el encargado de anticiparse y evitar los entuertos políticos y mediáticos. También lo dejaron pasar las encargadas del Tribunal Superior de Justicia, Isabel Romero, y de la Fiscalía, Verónica Hernández. Mujeres ambas quienes ni por sororidad se conmovieron con el crimen de la niña.

Claro, el Consejo de la Judicatura -que preside Romero- sesionó “de urgencia” para cesar al juez Luis Alberto Cobos que dictó la liberación de García Reyes aunque fue una medida de mero control de daños. La estratagema es burda. ¿La notaron? De este aprieto salen bien librados los García, el gobernante que se muestra indignado en público y el exdiputado que llevará el proceso judicial cómodamente en su casa. ¿Y quién es el villano? ¡El juez!

A la opinión pública se le intenta distraer para que culpe al juzgador, es la pieza a sacrificar. ¡Todos contra él! Así se olvidan del político que cometió el delito y de los políticos que toleraron su excarcelamiento. Un golpe de chuza con demasiada teatralidad. Allá quienes se lo crean.

El busilis es que a García Reyes le sobran abogados y no precisamente se alude a los jurisconsultos. En los mentideros políticos se mastican dos nombres que desde el 2019 han procurado al tenampeño al que reclutaron para la causa marrón y ahora movieron las hebras para evitar que tuviera que dormir en las bartolinas. Uno empieza con C, de Carón, y el otro con B, de Bola, ¿les suena?, ¿quiénes serán?