ANDRÉS TIMOTEO
EL ÚLTIMO CAFÉ
No fue un minuto de silencio sino de tintineo de la cuchara contra el vaso combinado con aplausos y los adioses vocales de los meseros. En la esquina de Gómez Farías y el Malecón despidieron sonoramente a Don Mateo Cano Acosta el fin de semana. Lo llevaron hasta allí para que no se marchara sin su último lechero. Hoy ya departe en el Cielo. Desde este espacio va un abrazo solidario para el meteorólogo Isidro Cano Luna y su familia por la partida de su padre, Don Mateo.
AVISO PARA MÉXICO
El tabasqueño Andrés Manuel López Obrador se parece más a Jair Bolsonaro que a Inácio Lula y también más a Donald Trump que a Joe Biden. Es un populista que se dice de izquierda pero con actitudes similares a los populistas de derecha. Sus seguidores, ‘los chairos, igualmente son más similares a las huestes bolsonaristas y trumpistas que a los progresistas y demócratas de cualquier punto del orbe.
Por eso lo que sucedió en Estados Unidos el 6 de enero del 2021 con el asaltó violento al Capitolio -el edificio que alberga las cámaras de Representantes (diputados) y senadores- y lo que pasó el fin de semana en Brasilia con la irrupción, también violenta, de las sedes del parlamento, el Planalto -que es el palacio nacional- y el Supremo Tribunal Federal -lo que acá sería la Suprema Corte de Justicia de la Nación- se debe tomar como un mensaje de advertencia para México.
Si en el 2024 el lopezobradorismo pierde las elecciones, la ‘chairiza’ hará lo mismo. Tienen toda la pinta y son capaces de allanar palacio nacional, la SCJN y San Lázaro, donde rinden protestas los nuevos mandatarios, a fin de impedir la transferencia del poder si es que alguna de las “corcholatas” del tabasqueño no queda como ganadora. Todos saben que el respeto a la legalidad no les va a los seguidores del presidente y militantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Vaya, si hoy se atreven a proponer y votar leyes inconstitucionales, a defender a deshonestos e infractores, a sostener en cargos públicos a verdaderos delincuentes y a cubrir con evidentes mentiras sus excesos, ¿a poco creen que tendrán recato si pierden los comicios?, ¿qué no irán a destrozar las sedes del INE, la Suprema Corte o palacio nacional si no logran la mayoría de los votos?
Como siempre alegarán fraude, desconocerán resultados, cuestionarán al árbitro y se irán contra el Estado de derecho. ¿Se acuerdan de aquel: ¡al diablo con las instituciones!, del 2006, o el “no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley” del pasado abril 2022? Si las cosas no salen como ha planeado el caudillo para perpetrarse en el poder a través de un sucesor títere, los ‘chairos’ de la 4T estarán al borde de un ataque de furia y se lanzarán a destrozar leyes y edificios. Al tiempo, como dice el clásico.
Por cierto, en Brasil los seguidores de Bolsonaro piden al Ejército que cometa una golpe de Estado para que saquen al nuevo presidente del Planato, en México no faltarán los ‘chairos’ aventurados que pidan lo mismo si no queda un morenista tras los comicios del 2024.
Finalmente, hay que destacar el mensaje poderoso que emitió el mandatario norteamericano Biden el pasado viernes cuando en la Casa Blanca entregó la Medalla Presidencial al Ciudadano para 14 policías y familiares que defendieron el Capitolio de las huestes trumpistas en el 2021:
“No hay nada garantizado acerca de nuestra democracia. Recuerden lo que aprendieron en la universidad, en el instituto, que cada generación tiene que ganársela, defenderla, protegerla”, expresó. Muy cierto, muy válido y muy urgente.
UNA MUJER, EL ORIGEN
Atinado es lo que comenta el lector de NOTIVER y sociólogo Ignacio Pérez a este espacio – quien además explica que su apellido, Pérez, tan popular el mundo hispano, tiene origen árabe. En el Medio Oriente, la palabra original es Peres, con ‘s’ y sin acento. Lo llevan también los judíos porque su significado es “hijo de Pedro”, en alusión al apóstol del profeta Jesús. El Pérez fue introducido a la península ibérica durante la colonia árabe que duró siete siglos y a América lo trajo Hernán Cortés-.
Bueno, pues el sociólogo hace unas lecturas puntuales sobre la caricatura referida ayer sobre una mujer parturienta por cuya vagina están ingresando en fila los mulás islamitas que se publica en la portada del semanario parisino Charlie Hebdo. La primera es el atrevimiento de dibujar una mujer desnuda con los genitales expuestos.
La desnudez e incluso las imágenes del cuerpo humano en cualquier modalidad -vestido o al natural- están prohibidas en El Corán. Alá es incognoscible, no se le puede conocer, por lo tanto tampoco trazarlo ni describirlo físicamente en letras. Dibujarlo a él como a Mahoma, su profeta, y a cualquier ser vivo, desde humanos hasta los animales, es una blasfemia porque el dibujante usurpa la labor divina de crear.
“Todo el que haga imágenes (de seres animados) debe estar en el infierno. Los más castigados el Día de la Resurrección serán los que hacen imágenes, aquellos que intentan imitar la creaciónَ de Alá”, rezan las suras (versículos) del Corán.
En la óptica popular de México, la caricatura de portada de la revista francesa se interpretaría como “¡vayan a chingar a su madre!” o sea a fornicar a su propia progenitora. Pero también y más allá del insulto por reproducir un cuerpo desnudo y femenino – para hacer rabiar aún más a los islamitas- es un recordatorio para los teólogos musulmanes de que vienen de la que odian: una mujer.
No es la connotación sexual con los que se les enfrenta en dicha caricatura sino algo más irrefutable, lo biológico. Ellos, como todos los seres del planeta, sean creyentes o ateos, nacieron de una mujer, la cual ahora y desde siempre es reprimida por las leyes musulmanas al grado de asesinarla si la consideran pecadora.
Eso es lo profundo de la caricatura, como bien comenta el sociólogo Hernández. Los mulás odian su propio origen. Y eso se los restriega el monero de Charlie Hebdo: una mujer fue la que los parió, sin ella no existirían. Muchas gracias al lector por este aporte que, obviamente, faltó agregar al análisis del texto anterior.
*Envoyé depuis Paris, France.