ANDRÉS TIMOTEO
HONRAR A LOS PADRES
¡Qué pesado es llevar la carga de los padres! Y más cuando esa carga es quemante, riesgosa y que aparentemente no terminará nunca. ¡Qué duro es cumplir el cuarto mandamiento bíblico -para los creyentes, por supuesto- que dice: “honrarás a tu padre y a tu madre”! Esa carga la lleva desde hace ocho años, Moisés Sánchez Ordóñez.
Él es hijo del periodista Moisés Sánchez Cerezo asesinado en el 2015. El pasado 2 de enero fue el octavo aniversario de su muerte ordenada por el entonces alcalde panista de Medellín de Bravo, Omar Cruz Reyes, protegido del duartismo y que a la fecha sigue prófugo, impune a complacencia de los que se han turnado el poder estatal.
El caso de Sánchez Ordóñez es ejemplar y doloroso. Él no se formó como periodista, pero se hizo periodista tras la muerte de su padre. Se forzó a sí mismo a continuar con el legado de su progenitor documentando informativamente lo que sucede en Medellín de Bravo y sus alrededores a través del periódico “La Unión: la Voz de Medellín”. Vaya, aprendió el oficio a golpes funestos de la vida.
Tal labor la combinó con otra igual de enorme: mantener la exigencia para que su padre reciba justicia, para que los asesinos no queden impunes y para que la muerte de un periodista no se convierta en una cómoda descansadera de los facinerosos, tanto los criminales abiertos como los que despachan en las oficinas gubernamentales.
Ahora, Sánchez Ordóñez forma parte de la Red en Memoria y Lucha de Periodistas Asesinados, una agrupación que lucha para que la impunidad no sea la regla en el caso de las agresiones contra los comunicadores. El caso de su padre fue llevado ya a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con apoyo de la organización inglesa Artículo 19.
“No vemos que haya justicia ni intención por parte de las autoridades federales y estatales para procurarla”, dijo a la prensa. Es decir, se recurre a tribunales del extranjero porque en México no hay esperanza de justicia. Así de fuerte.
El lunes pasado, Sánchez Ordóñez acudió a la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador para quejarse de estos ocho años de impunidad, cuatro de los cuales corresponden a su gobierno y a la administración estatal del morenista Cuitláhuac García en Veracruz.
“Dice (el presidente) que en su gobierno no hay impunidad ¿Por qué no se han detenido y castigado a los asesinos de periodistas?”, cuestionó. “Vemos que pasan los años y ningún gobierno se hace cargo. Nosotros lo hemos reiterado, no buscamos un ataque contra el gobierno. El presidente dice que no hay que odiar, que hay que perdonar.
“Yo no he escuchado a ninguno de los familiares de las víctimas con los que me he reunido, o de personas que están buscando a sus familiares, que haya un sentimiento de odio hacia los agresores. Nadie desea que secuestren o que torturen a los delincuentes. Lo que buscamos es que se haga justicia”, agregó ante los periodistas que cubren La Mañanera.
Y no habló solo por su padre sino por todos los periodistas asesinados en los años recientes -mencionó algunos en su intervención ante el mandatario federal – y le pidió que reciba a sus familiares, a los deudos, las víctimas indirectas, pero la respuesta de López Obrador fue desviar el compromiso de recibirlas y lo mandó a hacer cita con una subalterna, Rosa Icela Rodríguez, la secretaria de Seguridad Pública.
Lo recibirá hoy jueves, de acuerdo al promesa presidencial. Pero no será más que otra reunión burocrática pues la señora Rodríguez no hace nada que no autorice el tabasqueño. Y al tabasqueño le causan urticaria los periodistas estén vivos o muertos.
Por cierto, hace unos días la organización “Causa en Común” dio a conocer en su reporte “Atrocidades 2022” que los asesinatos de periodistas se elevaron en un 89 por ciento respecto a los años precedentes. En el 2022 mataron a 17 comunicadores y fue el año más violento para el gremio.
OPERADOR DE PAJA
En Jalapa están que trinan por el ‘destape’ abierto y sin espacio para las dudas que hizo el secretario de Gobernación y ‘corcholata’ para el 2024, Adán Augusto López sobre el diputado minanteco Sergio Gutiérrez, y que además lo aderezó con una advertencia a los cuitlahuistas: se van a topar con pared si pretenden atravesarse en el futuro del legislador. Duro, seco y directo.
Si López Hernández se convierte en candidato presidencial llegarán tiempos negros para los morenistas de la aldea, y si no, también. ¿A poco creen que no abogará ante el mandatario para que Gutiérrez Luna sea el candidato a la gubernatura?, ¿a quién escuchará López Obrador, a su ‘hermano’ o a la zacatecana Rocío Nahle que no ha podido con la encomienda de Dos Bocas?
El otro punto a resaltar de la reciente visita de López Hernández a la entidad fue que se cayó la engañifa de que el tuxtleco Juan Gómez sería el operador de las ‘corcholatas’ presidenciales en Veracruz, el único enlace del gobierno estatal con los aspirantes presidenciales y el encargado plenipotenciario de organizarles eventos y mitines. De ‘placearlos’, pues.
Puro choro en esas gacetillas de prensa. Solo se lo creyeron sus apologistas. Una fuente cercana a Gutiérrez Luna cuenta que al secretario le refirieron precisamente eso, de que Cuitláhuac García lo había condicionado a tener un solo “enlace” en la persona del diputado tuxtleco y que a nivel local lo dieron como aceptado porque López Hernández felicitó al tal Gómez en el evento del 12 de enero en el WTC de Boca del Río.
‘Estos confunden la cortesía con la concesión’, fue la respuesta del tabasqueño a los ‘castillos de arena’ que construyeron los aldeanos apostando que Gutiérrez Luna sería marginado del proyecto de López Hernández para el 2024, sea candidato presidencial o no. Así, el “operador estrella” del cuitlahuismo, como le llaman sus aplaudidores, terminó en un hombre de paja ‘coxcahuada’ -infestada de plagas – como dicen los campesinos de Los Tuxtlas.
*Envoyé depuis Paris, France.