TEXTO IRREVERENTE

Andrés Timoteo

LOS PIRATAS

Que sean Los Piratas y no piratería, cuenta a este espacio un lector aficionado al juego de la patada. Sí, ante la posibilidad anunciada por las autoridades estatales para que Veracruz vuelva a las competencias de la llamada Primera División del fútbol mexicano propone que el nuevo equipo jarocho adopte el mismo apodo del iónico jugador Luis de la Fuente y Hoyos.

O sea “El Pirata” como también se llama el estadio ubicado en el fraccionamiento Virginia de Boca del Río. ¿Si va a ser su ‘casa’ por qué no llamarlos como su ‘hospedador’?, se pregunta. Y afirma: nada de Mantarrayas o Bucaneros o cualquier otro nombre cursi que proponen los funcionarios y que no se identifican con la ´jarocheidad’.

Específicamente habla del gobernante en turno, Cuitláhuac García y del secretario de Finanzas, José Lima, que están involucrados en el tema. Jalapeño uno y pozarricense el otro, ambos son lejanos al puerto de Veracruz, y mucho más a la afición futbolera. Esos “yupis” no pueden decidir desde una oficina el nombre del equipo que sustituirá a los perdidos Tiburones Rojos.

-Paréntesis cultural con risas. El término “yupi” que utiliza el lector es muy ochentero. En inglés es ‘yuppie’ y viene de la contracción de ‘young urban professional’ o sea ‘joven profesional urbano’ y fue la evolución de los ‘hippies’ de los años sesenta y setenta. Y claro, el adjetivo se presta a la chunga en los casos de García y Lima porque ambos morenistas eran imbañables hasta que se hicieron ricos como funcionarios públicos-.

Regresando al tema. Lo ideal, dice el lector futbolero, es que se rescate la marca Tiburones Rojos del Veracruz que el orizabeño Fidel Kuri llevó a la ruina y que la afición jarocha vuelva a tener ese equipo que le es propio. Si el gobierno estatal es dueño del nombre, ¿por qué no invertir en recuperarlo? Se lo merecen los hinchas veracruzanos, acota. Además, Kuri fue aliado y financió al propio García Jiménez en el 2018. “Pues que le devuelva el favor”, sugiere.

De no poderse, ahí están Los Piratas, insiste. Hubo un equipo llamado Los Piratas del Atlético Veracruz que durante un tiempo jugó en la Liga del Balompíe Mexicano (LBM) la versión ‘pirata’ de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) que no está reconocida por la FIFA, pero ya no lo hay más.

En Alvarado hay un equipo de Tercera División que se llama Los Piratas de Alvarado y ahí podría darse una negociación parecida a la que hace años hubo con Los Albinegros de Orizaba a los que Kuri Grajales convirtió en los “nuevos” Tiburones. Además Alvarado está más cerca del puerto que Orizaba, y su gente es mucho más jarocha. ¡Vaya chauvinismo! Actualmente también hay unos Piratas de Campeche, pero es un equipo de beisbol.

En fin, en el mejor de los términos, el nuevo nombre del equipo de fútbol de primera división -sí es que en verdad lo hay – debería ser electo por consenso popular. ¿Qué tal una consulta pública? Ahí si vale la pena organizarla para no dejarle el bautisterio a los “yupis” de Jalapa.

Y por supuesto que el tema se presta a la jiribilla electoral. Faltaba más. Las prisas por remodelar el estadio Pirata de la Fuente y las negociaciones para que retorne el fútbol profesional a Veracruz tiene que ver con recuperar votos para los comicios del 2024.

Es una vieja receta que ya aplicaron los gobiernos priistas, usar a los Tiburones Rojos para allegarse apoyos entre la afición. Ahora los morenistas copian la estratagema pues están urgidos en despertar la simpatía jarocha que ya prepara el voto de castigo para dentro de un año.

Pretenden, según lo que se sabe, que su ‘corcholata’ a la gubernatura, la zacatecana Rocío Nahle tenga un asidero promocionando un nuevo equipo para tratar de ganar alguna aceptación. Obvio, si ven que el abanderado será el minanteco Sergio Gutiérrez cancelarán todo el proyecto.

Y claro, si por Cuitláhuac García fuera, el nuevo equipo de fútbol se llamaría Los Mineros de Zacatecas o Los Agricultores de Río Grande, es decir copiaría los nombres de aquellos equipos zacatecanos para armonizar la cosa y agradar a la zacatecana Nahle.

De ahí que al lector que escribió a este espacio para tratar el asunto le asiste la razón: mejor que sean Los Piratas de Veracruz y no piratería zacatecana -una candidata ‘pirata’ disfrazada de jarocha y un equipo-calca de los que juegan en la región de la cantera-.

TÉ AMARGO

El tema de la ‘zacateneidad’ sigue zumbando en la opinión pública local. El fin de semana los tuiteros, memeros y demás plebe cibernética se pitorrearon de que el gobernante en turno, Cuitláhuac García que fue hasta Río Grande, Zacatecas, a visitar el domicilio de la secretaria de Energía, Rocío Nahle -en realidad acudió a su casa en Coatzacoalcos, pero ya saben como es la flota-.

Sobre las fotografías del encuentro hubo una marabunta de chistes e interpretaciones dolosas -sí, con premeditación, alevosía y ventaja, risas-: que comieron enchiladas mineras, tostadas de Jerez, tacos envenenados de chorizo y que tomaron tejuino. O sea que García disfrutó la gastronomía zacatecana.

Otros se burlaron de los rostros de ambos sentados a la mesa. Una alegría inexistente, dijeron. Y la mofa se elevó: ¿qué respaldo de valía le puede acercar Cuitláhuac a Rocío?, preguntaban. La visita tuvo como escenario el golpazo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al declarar inválida la “Ley Nahle” que localmente le había hecho a la medida de la zacatecana.

Nahle ya no competirá por la gubernatura de Veracruz legitimada por la constitución local y lo haría, metida con calzador, bajo una cláusula de la Constitución federal. Ese fue el telón de la visita en el sur del estado.

Eso sí, los dos no habrán degustado los platillos zacatecanos, pero seguramente tomaron té amargo para reparar la bilis derramada y apaciguar el hígado tras el descalabro que les pegaron los ministros. Ah, y en el termómetro de los cibernautas se comprobó que tanto Rocío Nahle como Cuitláhuac García son los más antipáticos. ¡Qué tunda les dieron en la redes sociales!

*Envoyé depuis Paris, France.