TEXTO IrreVERENTE

Andrés Timoteo

UNO EN SU CAMINO

Protegido de la diputada comapeña Rosa Hernández, el regidor sexto del ayuntamiento de Veracruz, Sebastián Cano Rodríguez, presiona para que sus compañeros morenistas en el cabildo porteño, incluidas las mujeres, emitan un pronunciamiento en su apoyo ahora que está señalado de acoso y agresiones sexuales contra varias mujeres.

¿Se atreverán a hacerlo?, ¿a defender un agresor de damas?, ¿lo harán las regidoras Virginia Roldán Ramírez, Dolores Hernández Sarmiento, Lissethe Martínez Echeverría en lugar de ponerse de lado de las víctimas? Hasta donde se sabe, la diputada federal, madrina del regidor, las está presionando para que así sea.

Como es costumbre, en el partido Morena no se castiga ni el pecado ni el escándalo. Al contrario, cada vez que a uno de sus representantes populares, dirigentes o funcionarios es acusado de un delito es como si portaran un sello de honor y salen en tropel a defenderlo.

Cano Rodríguez es un agresor de mujeres de larga data. Cierto, el escándalo se desató por una denuncia pública -que todavía no se lleva a las instancias ministeriales- de una exnovia en la Facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana quien sufrió agresiones físicas y sexuales entre los años 2016 y 2017.

La mujer, de nombre María Fernanda, narró en sus redes sociales algunos episodios crueles que pasó al lado del regidor porteño como cuando la abusó carnalmente y a pesar de que sangraba por la violencia del acto no quiso detener la embestida. Al finalizar solo le dijo: “te voy a comprar una ‘post-day’ -píldora anticonceptiva- para que dejes de llorar”.

Y así muchas otras situaciones de violencia contra su pareja, pero que tan solo son un ‘botón de muestra’ pues hay otras mujeres que también sufrieron a su lado a pesar de que no eran precisamente sus compañeras sentimentales o sexuales. Se sabe al menos de doce chicas más que están dispuestas a presentar denuncia formal contra Cano Rodríguez por violencia de género, incluyendo la sexual.

Sin embargo, los bien enterados afirman que en realidad serían por lo menos 17 mujeres violentadas por el regidor morenista, aunque no todas están dispuestas a señalarlo abiertamente. Esto debido a que sufrieron violencia en el interior de las oficinas municipales y si exponen sus casos serán despedidas.

Solo es cuestión de indagar y documentar porque muchas de las chicas que laboran en la regiduría sexta y en otras oficinas alternas del ayuntamiento pueden contar historias similares. El regidor Cano es una suerte de depredador que se coló en el organigrama municipal. Y a ese depredador lo pretenden defender las mismas regidoras morenistas a presión de la comapeña Rosa Hernández.

No sería la primera vez que la diputada hace este tipo de acciones a favor de un violador en lugar de apoyar a las víctimas pues lleva tiempo respaldando al delegado de la Secretaría del Bienestar, su exjefe, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, acusado por cuatro mujeres de haberlas agredido sexualmente a cambio de favores laborales en la dependencia.

En Morena y en especial entre las morenistas de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río no es algo nuevo este tipo de defensorías. Entonces, habrá que esperar la carta respectiva en la que coloquen al regidor como un prohombre de virtudes excepcionales y achaquen todo -como él mismo lo dice – a ataques de tipo político para dañar a la “cuarta transformación”. Risas.

Lo cierto es que hoy por hoy, el ayuntamiento porteño tiene un entuerto que deberá resolver con severidad pues lo que salga de este caso servirá para fijar un posicionamiento oficial y real sobre la violencia contra las mujeres.

Como se dijo líneas arriba, un agresor de mujeres se les coló en el organigrama, lo tienen en los intestinos del aparato municipal y deben purgarlo pues ahí se juega la fama oficial. La alcaldesa Patricia Lobeira tendrá que poner orden y fijar una postura sin ambages sobre el tema porque su propia fama pública respecto a la defensoría de las víctimas de violencia de género estará en entredicho.

Si en el ayuntamiento porteño no separa del cargo a Cano Rodríguez para que responda a las investigaciones judiciales y no delimita una posición clara respecto a estos casos bochornosos de nada servirá que presuma los refugios para mujeres, los “puntos rosas”, los sederos seguros y demás palabrería si toleran a un agresor en sus tripas.

Ahora sí, el destino alcanzó a los funcionarios porteños, sobre todo a las funcionarias, y como dice esa canción chilena que se convirtió en el himno del feminismo: se les apareció “un violador en su camino”. ¿Qué harán con él?

FACTURA DE AGUA

Los negocios al amparo del poder entre la familia Barquín y el alcalde de Medellín de Bravo, Marcos Isleño ni son nuevos ni tampoco pequeños. En los últimos días se ha conocido solo uno de ellos con la distribución y el cobro del agua potable en algunos fraccionamientos residenciales.

La concesión del agua que el ayuntamiento medellinense quiere otorgarle a esos voraces empresarios se topó con la resistencia popular y el cuestionamiento -al menos por el momento – de algunos legisladores. Tal oposición es momentánea pues personajes como el diputado Fernando Arteaga fue uno de los que defendió a rabiar en el 2015 la concesión del agua potable a la brasileña Odebrecht siendo funcionario duartista.

Del otro diputado, Magdaleno Rosales quien públicamente ha llamado “gato de los Barquín” al edil Isleño pues todos saben que si le ofrecen un ‘moche’ por debajo de la mesa o ‘chamba’ para alguno de sus parientes, se quedará callado. Así que la oposición de los parlamentarios es como de plastilina.

Lo cierto, la entrega a la firma Urbanizadora Medellín del negocio del agua potable no es otra cosa que una factura que el alcalde Marcos Isleño intenta pagar a quienes financiaron su campaña electoral en el 2021. Y no fue el único porque los Barquín también pusieron recursos para las campañas de esos mismos diputados que hoy hacen alharaca. Así que nadie asuma que el negocio del agua en Medellín de Bravo sea cosa negada.

*Envoyé depuis Paris, France.