Texto irreverente

Por Andrés Timoteo

18 MINUTOS

Tras un convivio familiar, Montserrat y su novio Marlon regresaron a la vivienda que compartían en el fraccionamiento Casas Tamsa de Boca del Río. Ahí se desató el infierno. ¿Qué sucedió? No se sabe con certeza todavía, pero Marlon le propinó una paliza a su pareja que incluyó de todo: puñetazos, azotones contra las paredes y el piso, patadas, rodillazos y, según lo trascendido, hasta golpes en la cara y el cuerpo con diversos objetos.

El ataque comenzó a las 19.40 horas y duró unos 18 minutos. ¿Quién sobrevive a ese tiempo de golpiza inmisericorde? Montserrat lo hizo por unos días. No murió al instante pese a sus graves fracturas y las hemorragias internas, pero quedó inconsciente y nunca despertó.

Unas dos horas después, la chica fue cargada a bulto por el padre del agresor, Jorge, metida en la parte trasera de su automóvil y dejada en un sanatorio particular de la zona conurbada. No solo fue omisión de auxilio el que cometieron los padres del feminicida sino que habrían contribuido al deceso de la joven.

Cuando una persona sufre politraumatismo severo cualquier movimiento de su cuerpo puede desencadenar el desprendimiento de la masa ósea lastimada. Es decir, mover el cuerpo del herido sin saber cómo hacerlo puede ocasionarle la muerte.

Jorge Botas y Diana Fuentes, quienes acudieron al domicilio de la pareja al llamado de su hijo que no sabía qué hacer con su novia golpeada, se negaron a llamar a los servicios de emergencia para que paramédicos calificados movieran a la víctima -y hay la especie de que también alteraron la escena del crimen, limpiando y desapareciendo rastros del ataque-.

“Cargarla a bulto pudo agrandar las fractura y acelerar las hemorragias internas”, confió uno de los traumatólogos del hospital. Ahí la dejaron. Eso sí, Jorge Botas habría firmado un ‘boucher’ -un documento de compromiso financiero para liquidar un servicio prestado por adelantado – a la administración del sanatorio para cubrir el costo de la atención médica.

Lo anterior no fue algo menor sino significativo: lo que cueste, yo lo pago, tengo para hacerlo, fue el mensaje ¿Inclusive la vida de la chica? Parece ser que sí. Inmediatamente el feminicida huyó de la entidad con el apoyo de sus padres. Una fuente gubernamental que desde el inicio del caso en el 2021 pidió a este espacio que se resguardara su identidad, asegura Marlon Botas Fuentes escapó con ayuda oficial. Se pagaron fuertes sumas de dinero a mandos de la policía estatal para facilitar la huida.

Luego sobornaron a los fiscales para retardar las pesquisas. Tan seguro estaba de la impunidad comprada que Botas Jiménez se reía de los reporteros cuando, el primero de mayo del 2021, agentes policíacos catearon uno de sus domicilios. Reía porque no le harían nada, porque todo estaba arreglado.

Empero, la ira en la opinión pública desbarató sus planes. El cuitlahuismo no aguantó el escándalo mediático y levantó el velo de protección a los Botas Fuentes. Entonces la familia completa huyó de Veracruz, aunque también con suma facilidad.

EL MONTAJE

Hay la versión de que las autoridades veracruzanas siempre supieron el paradero del feminicida, pero estaban ‘aceitados’ con el dinero de las coimas que recibieron de los progenitores. En noviembre del 2021, Jorge y Diana Botas fueron detenidos en la Ciudad de México. Los sobornos no les alcanzaron para compensar la presión mediática sobre la Fiscalía estatal.

El 2 de junio del 2022, agentes ministeriales de Veracruz coadyuvados por policías yucatecos catearon el domicilio de una de las abuelas de Marlon Botas en fraccionamiento Altolozano, en Mérida. No se supo mucho del resultado de ese allanamiento judicial, pero las especulaciones abundan. La principal es que ahí fue localizado el feminicida, pero no detenido.

La versión contada en los pasillos de la Fiscalía veracruzana es que a Botas Fuentes lo trasladaron de Mérida a Jalapa bajo custodia especial -casi con mimos – y ya en la capital veracruzana lo dejaron libre para que al día siguiente, el 3 de junio, acudiera a la sede de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) junto con sus abogados -ya listos y apalabrados- para ponerse a disposición de la Fiscalía.

Fue un montaje, por supuesto, porque de lo contrario no se explica por qué Marlon Botas habría viajado tranquilamente de Yucatán o cualquier otra entidad hasta Jalapa sin que nadie lo interviniera. Si lo hizo así es que nunca lo buscaron. O lo que es peor, que siempre estuvo en Veracruz bajo la tolerancia oficial y simplemente se apersonó en Jalapa llegado el momento.

Y el feminicida “se entregó” – entre comillas pues todo fue un teatro –con la alharaca preparada por abogados y aliados de la Fiscalía de que la muerte de su novia “fue un accidente” y exigiendo la liberación de sus progenitores. Así se bajó el primer telón del primer acto de la tramoya que duró un año y 40 días.

UN PAPEL”N

El fin de semana se subió nuevamente el telón de la obra montada sobre este feminicidio pues Jorge Botas y Diana Fuentes fueron liberados tras obtener un amparo ya que la Fiscalía no logró comprobar los delitos que les atribuyó. No lo hicieron, dicen los entendidos, porque el expediente fue armado a propósito para que se cayera en un juzgado federal. Ahí sí contaron los abultados sobornos pagados por los Botas.

Al salir del reclusorio el matrimonio fue recapturado ahora por el delito de omisión de cuidados y les dictaron otro año de prisión preventiva pese a ser un ilícito que no merece cárcel oficiosa y que se caerá con otro amparo. El papelón de la fiscala Verónica Hernández en esta comedia es oprobioso, pero también revelador de sus enjuagues para simular la procuración de justicia.

Ayer lunes se cumplieron dos años de que Montserrat Bendimes Roldán fue golpeada salvajemente durante 18 minutos y que comenzó una agonía de seis días. El domingo será el bienio de su muerte. Y no hay justicia pues la prisión preventiva de los involucrados no es castigo firme, puro sainete.

*Envoyé depuis Paris, France.