Andrés Timoteo
QUE DEJEN LA VEJIGA
Sin cargo se los cargan, es la deducción que algunos mastican en los merenderos políticos en referencia a la mayoría de los que aspiran a la candidatura presidencial Morena, mismos que están apanicados luego de que el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard puso fecha para su separación del gabinete, el 12 de junio, y con ello los desafió a hacer lo mismo.
En términos políticos, tal emplazamiento con el ejemplo fue un buen golpe dado antes del Consejo Nacional de su partido, previsto para el domingo, y tan efectivo que ya varios de sus integrantes anunciaron que propondrán la renuncia inmediata a las encomiendas públicas para dar “piso parejo” a la contienda interna. Uno de ellos fue Alfonso Durazo, gobernador de Sonora y presidente en funciones del Consejo Nacional.
A su vez, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal se montó a esa propuesta un día después pues ayer anunció que también dejará la curul para dedicarse al proselitismo personal. No es que el zacatecano tenga muchas posibilidades para alcanzar la nominación, pero sí es un ‘animal político’ que ha demostrado que puede sobrevivir en la adversidad.
Aunque el mandatario Andrés Manuel López Obrador se mostró afable a la propuesta de Ebrard es muy probable que maniobre para que el Consejo Nacional la rechace ya que lo menos que le conviene es dejar a su dos “corcholatas” consentidas, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, desarropadas de una plataforma que les facilite proyectarse con cargo al erario.
¿Qué es Sheinbaum sin la Jefatura de Gobierno? Nada, su carrera política es exigua, siempre colgada de las polainas del tabasqueño y sin brillo propio. ¿Y qué es Adán Augusto López sin la Secretaría de Gobernación? Igualmente nada, sólo un político regional y folclórico que habla con las mismas taras vocales que López Obrador y hace los mismos chiste sosos.
Sin sus cargos, se los cargan, repiten los observadores. ¿Será? Recursos públicos para promocionarse no les faltarán pues desde palacio nacional se los darán. Tendrán también como matraquero senior al propio López Obrador y sin duda el respaldo de la estructura partidista, pero ¿les alcanzará para posicionarse? Ya se ha dicho en otras ocasiones, la señora Sheinbaum tiene el carisma de un mejillón y López Hernández el de un callo de hacha.
Ahí Ebrard Casaubon tiene oportunidad de emparejar las cosas aunque la tarea suene un poco titánica ya que no competirá contra ellos sino contra el propio López Obrador y el aparato de gobierno. Ya se verá qué tal le va, por lo pronto dio un albazo que puso en un entredicho a las “corcholatas” de palacio.
López Hernández reaccionó en un tuit alabando la paciencia como virtud y pidiendo esperar “los tiempos del señor (López Obrador, el entrecomillado es del redactor) que son perfectos”. Risas. En tanto, Sheinbaum guardó silencio durante más de 24 horas para pronunciarse a regañadientes ayer por la tarde alelando que esperará la deliberación del Consejo Nacional.
En estos días seguramente además de prender mil veladoras para que la celada ebradista se caiga también irá a plañirse con su padrino, el tabasqueño, para que ordene a la asamblea morenista vetar tal desafío. La regenta capitalina está en el predicamento de que al ‘dejar la vejiga’ no pueda nadar por sí sola y se hunda pese a todos los salvavidas que le lancen desde el aparato de gobierno.
A CONTRACORRIENTE
Es igualmente cierto que el reto lanzado por el todavía canciller altera el plan que tenía López Obrador para su “corcholata” predilecta y lo presiona para dejarla que busque sola -al menos en apariencia- su destino electoral. Al descolocar la estrategia presidencial también la propuesta de Ebrard adquiere más altura política pues, bien que mal, le pone un obstáculo al ‘dedazo’ ya cantado.
Asimismo es verdad que dejar los cargos públicos no significa que ya estén derrotados los aspirantes consentidos del tabasqueño, pero sí los destantea y los obliga – si se aprueba – a labrarse su propio camino frente a un político aventajado en el andar solitario y a contracorriente.
Y como es arriba, es abajo según las reglas del quehacer político. En Veracruz, cuya gubernatura también se renovará en el 2024, uno de los aspirantes apretó ayer mismo el acelerador. El diputado minanteco Sergio Gutiérrez declaró a un diario de circulación nacional que será el próximo mandatario de los jarochos.
Por vez primera lo dijo abiertamente. “Voy a ser gobernador de Veracruz, buscaré ser gobernador de Veracruz, lo digo con la contundencia, la claridad y la convicción que me da la confianza de sentir el respaldo del pueblo veracruzano. Hemos recorrido el estado durante varios años, empezando desde abajo, hablando con todos los sectores, en todos los rincones”, señaló.
Gutiérrez Luna es diputado federal, vicepresidente de la Comisión Permanente y representante de Morena ante el Instituto Nacional Electoral (INE), pero no le afectará mucho dejar dichos cargos para dedicarse a su precampaña pues ha demostrado que pude subir y bajar en Veracruz celebrando mitines, llenando plazas y sumando aliados también a contracorriente, teniendo el aparato estatal en contra y con los del gabinete cuitlahuista injuriándolo e intentando boicotearlo. Y no han logrado pararlo.
La duda es si Rocío Nahle puede posicionarse por sí sola, sin el cargo en la Secretaría de Energía y sin la curul en el Senado -es legisladora con licencia-. ¿Qué es Nahle sin esas ‘vejigas’? Nada. Además, la zacatecana también tiene el carisma de un mezquite huarango del mero Río Grande, su tierra.
Y ya encaminados hay que hacer la misma pregunta para la chiquillada de la aldea que sueña con el 2024 ¿Qué es Patrocinio Cisneros sin la Secretaría de Gobierno?, ¿qué es Manuel Huerta sin la delegación del Bienestar?, y ¿qué es Zenyazen Escobar sin la Secretaría de Educación?, ¿qué son ellos y otros pícaros soñadores sin esas ‘vejigas’? Sin renuncian, lo sabremos.
*Envoyé depuis Paris, France.