Por Andrés Timoteo
VISTE DE PRADA
Tal vez los tlacotalpeños no lo hayan notado, pero el resto sí. La fiesta en honor a la Virgen de la Candelaria fue la más apagada y menos promocionada de los últimos años.
Ni siquiera el maltrato a los toros ocupó primeras planas.
¿No que el festejo en la Perla del Papaloapan figura en el plan nahlista para «poner de moda a Veracruz»?
Ni siquiera al aparato de comunicación social de la zacatecana Rocío Nahle le interesó promover dicha fiesta, solo revisen los pocos boletines -e insulsos, escasos de redacción y peores en ortografía y sintaxis- que le dedicaron.
Dicen que la zacatecana Nahle acudió a la misa y paseo de la Señora de las Candelas y que todo fue transmitido por la oficialista RTV, y nada más.
Todo encajado en el «localismo empobrecedor» como dijeran los políticos de antaño.
Y la pregunta que todos se hacen es ¿si quieren poner de moda a Veracruz dónde está la modista? La secretaria de Turismo, Dulce de la Reguera, brilló por su ausencia, diría el clásico.
Si fue a Tlacotalpan, no se notó.
Si fue a la Fitur de Madrid, tampoco.
¿Qué hace la motejada Nena de la Reguera?, ¿cómo desquita el sueldazo? Es un misterio.
Ya se viene la desvencijada Cumbre Tajín. ¿Reaparecerá la secretaria De la Reguera vestida de totonaca o les dirá ‘¡fuchi caca! -citando al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador- a las mujeres totonacas con sus vestidos de manta bordados?
Tal vez aplicará eso de «El diablo viste de Prada» (The devil wears Prada) -el título original de la película hollywoodense del 2006 en México fue titulada «El diablo viste a la moda»- regañándolas con el: «¡You have no style or sense of fashion…!» (¡No tienen estilo ni sentido de la moda!»), como decía Miranda Priestly (Meryl Streep) la poderosa editora de la revista rosa Runway en el filme.
Lo cuentan sus cercanos, la motejada Nena de la Reguera es fan de esa cinta -su formación se basa en películas, programas televisivos y revistas de corazón, no en estudios profesionales- y ya se las aplicó a las trabajadoras de la Secretaría de Turismo el el pasado 15 de enero, el primer día que acudió a las oficinas mes y medio después de asumir el cargo.
Convocó a «reunión de trabajo» que en realidad fueron 45 minutos de regaños y burlas a las empleadas por su forma de vestir, la mala calidad de la ropa, la falta de combinación de colores, los perfumes estridentes que usaban y hasta se quejó de que le había tocado una dependencia llena de harapientas, en el peor de los casos, y malvestidas, en el menor. ¡Fuchi caca!, les dijo.
Vaya, la secretaria se comporta igual que la Miranda Priestly solo que en ‘huehuenche’.
Risas. Tienen razón los sicólogos al decir que los traumas internos producen tiranos, grandes o pequeños, en sus entornos.
Pero no hay que enredarse mucho con la teoría sicológica porque los abuelos en el pueblo la explican de forma más simple: «si quieres conocer al indito, dale un huesito».
LA INSPIRACIÓN
A propósito de «El diablo viste de Prada» y del texto del fin de semana sobre la diseñadora francesa Gabrielle «Coco» Chanel, ¿sabían que algunos episodios de la película están inspirados en ella?
Especialmente la primera escena donde la jefa de redacción de Runway llega a sus oficinas y los empleados entran en pánico para que todo esté perfectamente acomodado y ellos deben hacerle reverencias a su paso.
Los mismo hacía Coco Chanel cuando arribaba a las instalaciones de su taller en la Rue Cambon en el primer barrio de París.
No tenía un elevador exclusivo que nadie más podría usar si ella entraba, como Miranda Priestly, pero subía las escaleras de cristal que son famosas en ese edificio con la misma pomposidad.
Ah y los peldaños deberían estar perfumados con Chanel No. 5.
Coco también era una tirana irascible con sus empleados y la leyenda cuenta que frecuentemente hacía llorar a varios.
Cada vez que preparaba una colección de temporada, rompía costuras, arrancaba botones o rasgaba telas de las prendas que le mostraban.
Sus diseñadores y costureras vivían en angustia y estrés permanentes.
«Si no hay lágrimas y nadie sufre, no tendrá éxito la temporada», decía burlona.
Nadie se salvaba pues Coco pensaba que el llanto de la gente era una suerte de bautizo para las colecciones de la Maison Chanel. Vaya ritual.
En la cinta, Andrea Sachs (Anne Hathaway), la asistente personal de Priestly, se queja diciendo:
«Ella no es feliz a menos que todos estén asustados, nauseabundos o suicidas»
¡Es lo mismo que decían de Coco Chanel!
Curioso, eso dijeron las trabajadoras de Sectur de la señora De la Reguera el 15 de enero.
Entonces, ¡agárrense totonacas que allá les va la Meryl Streep del barrio!
Risas otra vez.
BUENA NUEVA
Una buena noticia en medio de la calamidad en Veracruz, fue liberado con vida -que no rescatado como dicen en los boletines oficialistas- el periodista Alan García quien estuvo diez días secuestrado en Poza Rica. Bien por él, su familia y por el gremio.
¿Y los de la Ceap?
Siguen agazapados tras el exabrupto de su «cartilla moral» para los periodistas.
Ni disculpa ni reconocimiento de la estupidez, solo silencio y la cola entre las patas.
*Envoyé depuis Paris, France.