Andrés Timoteo
MUCHA MADRE
En México se practica un chauvinismo muy particular: muchos no se definen como católicos, pero sí guadalupanos. Y esa es una muestra de la influencia de la Virgen de Guadalupe en la historia de los mexicanos a los que acompaña desde hace medio milenio. “Acá tenemos mucha Madre”, dice la antropóloga Marta Lamas en su ensayo “¿Madrecita santa?” publicado en el compendio de Mitos mexicanos de Enrique Florescano, veracruzano por cierto.
Curioso asunto, la imagen mariana que acompañó a Hernán Cortés en su viaje y conquista de la Nueva España no fue la de Guadalupe, a pesar de que existe una venerada en Extremadura, España -allá les dicen ‘guadalupeños’ a los creyentes-, sino que trajo consigo a la Virgen de los Remedios cuya estatuilla colocó en el templo mayor de Tenochtitlán luego de que la ciudad fue sometida. Por eso a dicha imagen mariana se le llama también la Virgen Conquistadora.
Pero la que logró conquistar la fe, el corazón, la idiosincrasia y hasta el sentido de pertenencia de los cristianos y no cristianos en México fue la Señora del Tepeyac. Ella es un símbolo contradictorio pues, por una parte, derrotó a los dioses prehispánicos lo que fue festejado por los evangelizadores católicos pero su culto solo fue posible en la medida que los indígenas la identificaron con Cihuacóatl-Tonantzin, la Madre Tierra.
Asimismo, a la Guadalupana se le pregona como el modelo de la mujer abnegada, silente, cabizbaja como señal de aceptación y tolerancia, pero esa idea se contradice con lo que ha provocado en la historia. Ella reivindicó al indio Juan Diego al nombrarlo su mensajero personal y elevarlo al grado de su hijo predilecto, el más querido, de acuerdo al relato mítico cuando en aquel tiempo los colonizadores debatían si los indígenas poseían alma o no, si eran bestias u hombres . También la abnegación pasiva que se le atribuye se cae con las luchas libertadoras que ha liderado simbólicamente.
No se olvide que su imagen fue ondeada al iniciar la guerra de Independencia, igualmente la portaron los revolucionarios de 1910 y los Cristeros de los años 30s. La Virgen de Guadalupe no es solo un signo religioso sino también político e identitario que congrega a todos cuando es necesario. Por eso ni guerras ni pandemias ni otras calamidades detienen la fiesta decembrina que los mexicanos le organizan a la ‘Mucha Madre” que tienen.
POCA MADRE
Por cierto, hay un culto mal entendido y peor acomodado en los tiempos del presente y que dio pie a un milagro obrado el sábado por la misma Guadalupana en Córdoba donde un cohete se introdujo y explotó dentro de un autobús que trasladaba a peregrinos. El prodigio fue que solo algunos de los tripulantes resultaron con quemaduras a pesar del daño severo al vehículo pues el percance habría sido suficiente para que la unidad ardiera completa con los pasajeros a bordo, pero no sucedió.
Hay gente tozuda que continúa usando pirotecnia peligrosa. En varios municipios se ha pedido ya no detonar cohetes sonoros a base de pólvora en las fiestas religiosas debido al peligro representan tanto por el riesgo de incendios y tragedias como por la afectación a personas enfermas y animales.
Los afectados por el sonido estridente de los cohetes son quienes usan dispositivos auditivos, los diabéticos, los hipertensos, los que portan marcapasos por algún padecimiento cardíaco y las personas que están dentro de TEA o Trastornos del Espectro Autista, principalmente niños. Ya no se diga de animales, sobre todo los domésticos que están en un espacio limitado y no pueden huir del ruido estridente, como perros, gatos y aves.
Entre los orejones de dos patas que se rehúsan a evitar los explosivos están los párrocos que fomentan su uso en los actos de culto y los alcaldes que lo permiten e ignoran peticiones hechas por organizaciones civiles para dar cumplimiento a las leyes para la Protección a los Animales y Contra el Ruido. Solo unos cuantos ha tomado consciencia del peligro y llamado a no usar explosivos en los festejos guadalupanos, navideños y de Fin de Año.
Son los menos, lamentablemente. Únicamente en Jalapa, Orizaba y Nogales los ayuntamientos ha pedido evitar la pirotecnia sonora ni llevar animales, principalmente perros, a las peregrinaciones, Posadas o festejos de Año Nuevo. Lo malo es como los ‘llamados a misa’. Los zoquetes que detonan cohetes han de creer que a la Guadalupana le agrada que dañen a las personas enfermas y a animales que no pueden defenderse por sí mismos. Ellos no tienen mucha sino poca, poquísima.
PÁRADAIS
El suplemento cultural Babelia del periódico El País, el más influyente de habla hispana, incluyó la novela “Páradais” de la jarocha Fernanda Melchor en noveno sitio de los cincuenta mejores libros del 2021. Ya en el 2019, el diario había considerado otro título la autora, “Temporada de Huracanes”, entre las mejores obras de la década. Ahora los 75 expertos convocados por el diario para evaluar la producción literaria de este año, encomiaron la nueva obra de Melchor.
“Páradais es un es un lugar muy lejos del paraíso. Es un lugar claustrofóbico, un conjunto cerrado de hogares de lujo en el estado mexicano de Veracruz donde se emborrachan juntos un chico rico y obeso, llamado Franco, y uno pobre y prieto, llamado Polo. Dos personajes repulsivos llenos de carencias afectivas o económicas que fantasean con la violencia en una atmósfera sofocante”.
“Páradais es la tercera novela de la escritora veracruzana Fernanda Melchor y, como en su premiada Temporada de huracanes, acá maneja de forma maestra la oralidad de sus personajes para arrasar al lector hacia la mentalidad de un asesino. Melchor, quien solía ser reportera de crónica roja, conoce la violencia desde cerca, pero no le apunta acá a la sangre que dejan los narcos de su país, sino a la cruda violencia estructural de una sociedad profundamente desigual. Allí, se ahoga la mente de Polo. Pero de paso, la de sus lectores”, expone la sinopsis de El País.
Se debe aclarar que “Páradais” no es la tercera novela de Fernanda Melchor sino la cuarta porque también es autora de “Aquí no es Miami” y por supuesto de “Falsa Liebre”. Otra vez la escritora está en el ‘top’ de los nuevos enriquecedores de las letras españolas. Enhorabuena para ella y para los veracruzanos que se sienten orgullosos de su pluma.