TEXTO IRREVERENTE

Por Andrés Timoteo

LEYENDA GORILESCA

Entre los más de seiscientos alumnos que asisten a la Escuela Secundaria General de Amatlán de los Reyes se cuenta una leyenda urbana: “son más peligrosos los policías que los narcos” y va acompañada con la recomendación de que “si ves uno -policía- cerca, huye o escóndete porque te puede matar a tiros, no importa que no hayas hecho nada”. Dicha historia de terror se comenzó a narrar en septiembre, al iniciar el curso, de boca a boca en el estudiantado.

No es un mito ya que nació de un hecho real: la ejecución extrajudicial de Jonathan Herrera Aguilar y Eduardo Jiménez Aguilar por parte de elementos de la llamada Fuerza Civil en la comunidad La Patrona. Uno de los profesores del centro escolar -quien pide conservar el anonimato- cuenta que jamás  hubo una célula de asistencia psicológica para atender el ‘shock’ en el alumnado por el crimen de dos de los suyos.

El asesinato de ambos estudiantes, de 13 y 14 años, se cometió cuando iniciaban las vacaciones de verano y eso ayudó a que el impacto se disimulara por la falta de clases pero cuando los alumnos regresaron  en septiembre seguían pasmados por el suceso. En la escuela se carece de un protocolo para ayudar psicológicamente a los estudiantes a fin de que procesaran la pérdida y comprendieran el suceso. Entonces los maestros trataron, por cuenta propia, de explicárselo.

Pero lo hicieron casi a hurtadillas, dice el educador,  porque de las autoridades del plantel y las de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) no solo hubo indiferencia sino también indolencia y hasta irresponsabilidad. “La pedagogía no solo se debe ocupar de enseñar lo que está en los libros sino también ayudar a los niños y jóvenes a entender los fenómenos de la vida, entre ellos la muerte y sobre todo la muerte violenta de la gente”. Así que hicieron lo que pudieron.

Al no haber asistencia sicológica para superar el trauma, agrega, se dio paso al mito de que “un policía mata más que un narco”. Tal es la fama que ya acompaña a  la policía estatal responsable del asesinato a  mansalva a Jonathan y Eduardo luego de que allanó la vivienda donde los menores lavaban el vehículo de un pariente. Y no solo los acribillaron sino que luego manipularon sus cadáveres para recrear una falsa escena del crimen a fin de disfrazar el delito cometido.

Dijeron que fueron ‘víctimas colaterales’, que murieron en un ‘fuego cruzado’  entre policías y delincuentes. Nunca existió tal hecho, fue una mentira del secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, secundada por el gobernante en turno Cuitláhuac García para ocultar ese crimen de lesa humanidad y dar impunidad a los agentes asesinos.  

A Jonathan y Eduardo también los intentaron manchar post-mortem pues dijeron que tanto ellos como sus familiares estaban ligados a actividades delictivas y que el vehículo que lavaban tenía el reporte de robo. No cuajó la injuria pues todos en La Patrona conocían a los adolescentes. “Eran niños buenos, limpios, y los quieren difamar para justificar sus homicidios”, acusaron familiares, vecinos y hasta la organización altruista Las Patronas.

TESTIGOS BAJO AMENAZA

Han trascurrido cinco meses y no hay justicia. El pasado 2 de diciembre, los habitantes de La Patrona denunciaron públicamente el entramado  de la Secretaría de Seguridad y la Fiscalía General para dar impunidad a los agentes criminales. A la Fiscalía que preside Verónica Hernández la tachan de “omisa, parcial y negligente”.

No solo ha negado los deudos el acceso a las carpetas de investigación sino que la propia fiscala Hernández Giadáns ha rechazado recibirlos. En agosto le pidieron una audiencia para exponer su preocupación por la dilación en las pesquisas y que se han desechado pruebas forenses y testimonios de los lugareños pero la señora los remitió a la Fiscalía Regional donde despacha Jaime Cisneros quien les dan largas y malos tratos.

Por si fuera poco, tanto los familiares de las víctimas como los testigos del crimen están bajo amenaza de parte de la Secretaría de Seguridad Pública. Desde las oficinas de Gutiérrez Maldonado se ordenó a los mandos regionales hostigarlos para que no rindan declaración en las diligencias judiciales.

En toda La Patrona se sabe que personeros de Gutiérrez Maldonado han amenazado a los lugareños con ‘levantarlos’ si continúan apoyando a las familias de los jovencitos. La intención es que no sostengan ante el juez los señalamientos contra los policías y a la vez se desistan de participar en más manifestaciones públicas para continuar exigiendo justicia por los menores asesinados.

“Le exigimos al Secretario de Seguridad Pública que deje de proteger a los elementos que participaron en el operativo que provocó el homicidio de nuestros hijos y al gobernador Cuitláhuac García que cumpla con su compromiso de que no habría impunidad y se castigaría a los responsables”, señala el comunicado.

El principal indicio de la intención para blindar con impunidad a los asesinos de Jonathan y Eduardo es que han pasado cinco meses y no hay ni un solo policía bajo investigación y ni siquiera separado del cargo. Los matones de Gutiérrez Maldonado siguen con placa y pistola recorriendo la zona centro.

EL FONDO ‘TONA’

Causó risa la propuesta del diputado priista Marlon Ramírez para crear una bolsa solidaria de recursos públicos para apoyar a viudos y huérfanos cuyos esposos y padres, respectivamente, hayan fallecido por la Covid-19, que  podría llamarse “Fondo Xicoténcatl García Jiménez” en alusión al neumólogo hermano del gobernante en turno.

Eso alebrestó a los promotores culturales que ya proponen crear el “Fondo Tonatiuh”, sugerido por el nombre del músico y neocineasta también hermano del mandatario, a fin de se destinen recursos a la comunidad artística. Hasta el momento solo el carnal Tonatiuh García es el único que recibe dinero público a manos llenas para sus ocurrencias creativas mientras en el sector cultural no tienen ni para copias en sus oficinas.

Cuando no hay de otra que piropear a los parientes del servidor público a fin de obtener lo que legalmente corresponde es señal de que el mandato popular está podrido. Ahora todo depende de la adulación a la familia como si la hacienda estatal fuera propiedad de los García Jiménez. Parafraseando al peruano Mario Vargas Llosa: ¿en qué momento se jodió Veracruz?