Andrés Timoteo
YUNISMO CONTRA BOLISMO
Mañana domingo, el panismo veracruzano echará un bolado para seleccionar su dirigencia estatal. Sí, así como se lee. No es error ortográfico sino lo que se cuenta jocosamente en los merenderos azules porque no se tratará de un volado -sol o águila, cara o cruz –, para dejar que el azar decida quién será el próximo dirigente sino que habrá un bolado porque será el popular “Bola 8” el que posiblemente tome tal de plano las riendas en ese partido.
Claro, la referencia es al funcionario del gobierno estatal que tiene ese apodo y que opera con el aparato estatal, como lo hizo hace dos años, para que el tantoyuqueño Joaquín Guzmán Avilés gane las elecciones internas y sea reelecto al frente del comité directivo de Acción Nacional. La clásica bola negra ahora se pintó de azul. Se sabe, por ejemplo, que los ayuntamientos morenistas tienen la instrucción de ayudar a la movilización de los panistas acreditados para votar a fin de que lo hagan a favor de Guzmán Avilés.
También hay dispersión de dinero para “agradecer” el sufragio y en algunos puntos hasta se habla que a los marrones los van a disfrazar de panistas. La intención es mantener al PAN bajo las polainas de los de palacio de gobierno. Así, el motejado “Bola 8” tendrá un segundo partido uncido luego de que se allegó al dirigente estatal de la Revolución Democrática, Sergio Cadena quien hasta acudió al congreso local para aplaudirle en su comparecencia por la glosa del tercer informe de gobierno.
A como van las cosas, Cadena y Guzmán formarán un sindicato y no tarda el dirigente interino del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Esteban Ramírez, en salir a anunciar que ambos se pasaron a su partido como lo han hecho una treintena de alcaldes electos. Risas. Ah, y recuerden que desde el gobierno estatal ya le quitaron al competidor formal, Tito Delfín, al que ahora lo tienen en una mazmorra como parte del pacto para allanarle el camino a su aliado.
En fin, lo de mañana será, también y por obvias razones, una disputa no entre proyectos partidistas ni ideológicos ni tampoco de militantes sino entre titiriteros. Vaya, la competencia ni siquiera está entre Guzmán Avilés y Federico Salomón, el candidato sustituto de la otra planilla, sino es la reyerta del yunismo contra el bolismo. Mañana, pues, se definirá si el PAN conserva el epígrafe de oposición o lo guarda en el armario durante los próximos años.
OTRA VEZ EL GRINCH
Es otra bola, aunque de color verde -tonalidad que ha quedado grabada en el imaginario colectivo -y que tiene protuberancias que parecen coronas, por eso le dicen Coronavirus, y está embistiendo nuevamente ahora reforzado. Lo curioso ahora es que ya no le dicen Covid-19 ni Coronavirus sino simplemente Ómicron su mutación generada en Sudáfrica y que ya invade el orbe. Así, nuevamente el Grinch pandémico se volverá robar la Navidad como lo hizo en el 2020.
No la hurtará completamente pero sí fastidiará al menos buena parte del festejo. En toda Europa están dictando restricciones sanitarias para detener la oleada invernal generada por Ómicron centrando la diana sobre las personas no vacunadas, los negacionistas anteriormente llamados ‘Covidiotas’.
Dentro del paquete de medidas destaca la obligatoriedad del ‘Pase Sanitario’, documento que acredita haber recibido el esquema completo de inmunización para acceder a espacios de convivencia pública, pero también se han limitado horarios en bares, restaurantes, cines, teatros y demás, y se ha ordenado la reducción de afluencia en eventos y en algunos países hasta dispusieron de un confinamiento de facto para los que no se han inyectado pues únicamente pueden acceder a supermercados y farmacias a comprar lo estrictamente necesario mientras no muestren el Pasaporte-Covid.
No se ha llegado a los extremos del año pasado cuando todavía se conservaba el ‘toque de queda’ nocturno en algunos lugares y la prohibición para movilizarse entre ciudad y ciudad, pero sí hay decisiones para limitar los festejos. En Francia, se prohibieron los espectáculos de fuegos artificiales para el fin de año y las reuniones masiva. De acuerdo al primer ministro Jean Castex, Ómicron se esparce “a una velocidad fulgurante” y será la variante que domine a inicios del 2022.
Las estadísticas así lo demuestran pues ya en estos momentos el 60 por ciento de los contagios en Europa ya son por Ómicron. A tres días de que inicie formalmente el invierto, hay un debate entre los científicos sobre sí Europa sigue en la quinta ola pandémica o ya está comenzando la sexta. Por lo pronto, Gran Bretaña es ahora el epicentro de la peste con más de 90 mil infectados por día. “Es como un tren de alta velocidad que nos impacta”, han dicho los funcionarios ingleses.
Así, el Grinch viaja en tren en este invierno del 2021.
¿Y México? Ni quien se acuerde de la Covid ni se asuste por Ómicron. Pasaron los festejos guadalupanos y ahora están Las Posadas, el recorrido de La Rama, las comilonas anuales y la gente sigue en el jolgorio. Obviamente, que no se hable del tema ni se cuenten los enfermos y los muertos no significa que estos ya no existan. El país sigue en cuarto lugar mundial de fallecidos y cuando se develen las cifras reales todos sabrán que convivieron con la muerte silenciosa y que cerraron los ojos cuando muchos caían.
En Veracruz se confirmó lo que estudiosos y observadores ajenos al interés gubernamental advertían: que el número de muertos por la Covid-19 era el doble de lo que reportaban las autoridades. Oficialmente hay poco menos de 15 mil fallecidos pero el INEGI acaba de informar que en este 2021 los decesos se dispararon respecto a la tendencia mantenida durante años y hubo 35 mil 500 personas más que perdieron la vida. Son los que ya no cargarán Los Peregrinos en esta Navidad.
Lo que es luto para algunos para otros es pachanga y quizás el caso más aberrante es el del secretario de Salud, Roberto Ramos quien cuando compareció en el congreso local lo hizo pidiendo, de entrada, un minuto de silencio por fallecidos a causa de la Covid-19, pero un mes antes estaba de convite por el Día de Muertos sin ninguna medida sanitaria. El tipo organizó una fiesta donde él tocó el bongó y bailó celebrando a los fallecidos por los que luego pedía quejumbrosamente un homenaje luctuoso. Es el farsante con la eterna bata blanca.