TEXTO IRREVERENTE

ANDRÉS TIMOTEO

AQUÍ NO ES MIAMI

Nuevamente se toma prestado el título a la escritora Fernanda Melchor pues es el mejor que le acomoda al tema del rescate del centro histórico de Veracruz anunciado por la alcaldesa Patricia Lobeira. Encaja porque hay riesgo que el proyecto esté influenciado por su familia política acostumbrada a pasearse por la ciudad estadounidense, uno de los destinos de los nuevos ricos de América Latina, entre ellos  los veracruzanos.

Veracruz no es Miami. No, es una ciudad mucho más rica porque no solo tiene playa, sol, islas, puerto y manglares sino un patrimonio cultural e histórico del que carece la urbe gringa. Es cierto, allá tienen infraestructura y servicios de calidad, una oferta amplia de hostelería y actividades turísticas, pero acá se tiene una arquitectura centenaria -edificios, plazas, fuertes y calles portadoras de historia- una gastronomía inigualable así como  música y danza que ya quisiera aquella metrópoli.

Por mucha modernidad que tenga Miami no se equipara en riqueza histórica con el puerto de Veracruz y otras ciudades latinoamericanas del mismo corte: costeras, coloniales y con la herencia de las culturas prehispánicas y afromestizas.  Acá se tiene todo para atraer a los visitantes internacionales para que disfruten no solo de la playa sino de una ciudad que es una joya, aunque en estos momentos está empolvada y necesita ser pulida de nuevo.

Ya en este espacio se ha sugerido que la presidenta municipal que no solo mire al norte sino que lo haga al sur. Se ha citado el modelo de rescate hecho en Cartagena de Indias, la ciudad colombiana que mucho se parece a Veracruz y que es la más hermosa de todo el Caribe. Allá no solo se rescató y se conserva el patrimonio arquitectónico sino también todo su inventario cultural, gastronómico, musical, dancístico y carnavalesco.

El centro histórico jarocho no necesita de ocurrencias como las del antaño reciente -enormes planchas de cemento y atentados contra los trazos originales como ocurrió en la alameda Salvador Díaz Mirón – sino un plan integral de gran calado que el ayuntamiento debe hacer junto con la iniciativa privada y la sociedad en general. En el mismo no solo son necesarios los recursos materiales sino la educación de la gente y de las autoridades.

A los porteños y visitantes se les debe enseñar como cuidar y mantener a la urbe desde su infraestructura y edificios hasta la vialidad y la eficiencia de sus servicios, especialmente el manejo de la basura, pero también se requiere educar a los funcionarios y a los empresarios. Unos y otros deben dejar a un lado lo siútico -léase: lo ‘naco’-, las transas con los proyectos que involucran dinero público y entender que rescatar y cuidar a la ciudad es una inversión a largo plazo que multiplicará la plusvalía de sus propiedades y sus negocios.

Durante siglos Veracruz ha sido la ciudad más cosmopolita de México como puerta de entrada al continente de ideas y gente del todo el planeta. ¿Por qué no volver a reivindicarla como tal?  La ciudad puede tener infraestructura y servicios ‘de primer mundo’ como los tiene Miami, el reto mayor es el cambio de mentalidad y la educación colectiva para quererla, cuidarla y impulsarla.

Para ello se necesitan líderes con altura de miras y ese es el reto para la señora Lobeira porque si en verdad logra desempolvar la ciudad y exponerla al mundo como destino turístico de primer nivel pasará a la historia como la mejor gobernante que haya tenido, de todos los  hombres y mujeres que han pasado por la silla municipal.

Para lo anterior, la edil necesita sacudirse de la influencia familiar que alucina con Miami, se repite, y ensayar lo que se llama chauvinismo positivo, es decir amar y anteponer a su ciudad, lo propio. Por lo mientras, el plan anunciado para el centro histórico queda a deber y se antoja mediocre: rehabilitación de fachadas de edificios proporcionando “pintura, cal, cemento y asesoría”. Umm, eso suena a mero maquillaje cuando debería ser un rescate integral de todo el entramado arquitectónico.

Que siente a propietarios de los edificios y lotes, a los integrantes de los colegios de arquitectos, a especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a religiosos responsables de los templos, a los titulares de las cámaras empresariales y a representantes de los gobiernos federal y estatal para planear algo serio y a largo plazo, no solo cosmético. La ciudad lo merece.

¿Falta de recursos? Ese es un pretexto, ahí están los dineros generados por los parquímetros -que dejen de robárselo -, los fondos federales para proyectos específicos, la aportación municipal y, por supuesto, la inversión de los empresarios. La alcaldesa Lobeira no podrá concretar el rescate sola, pero tiene la posición para convocar y convencer. Ahí se verá la madera de gobernante de la que está hecha y, claro, confirmará o desmentirá la fama de persona culta que algunos le atribuyen.

LA BANDA ESTÁ BORRACHA…

“Los malos se matan entre ellos…”, ¿se acuerdan de esa frase? La dijeron hasta el cansancio en la fidelidad y el duartismo para engañar a la opinión pública sobre la crisis de violencia e inseguridad que se padecía. Hoy el gobernante en turno Cuitláhuac García la recicla al asegurar que la masacre ocurrida en Isla es “una pelea entre dos bandas -dentro de un mismo cartel-, una quizá con mayor fuerza se va sobre otra”. Nada más le faltó decir que el reguero de cadáveres es porque ‘la banda está borracha’.

Nada dijo del nexo de su secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros con los criminales como lo acusan ellos mismos, sean de una banda u otra, grande o pequeña. En vez de eso, descalificó el método de transmisión en lugar de centrarse en el mensaje. “El video es un montaje mal hecho”. ¿Querrá que los delincuentes vayan a una escuela de comunicación para aprender la teoría de McLuhan o qué? Risas. Que no intente confundir, el meollo es que su funcionario está ensuciado y eso es lo que debe refutar con algo creíble y sustentado o despedirlo.

Y el aludido, Cisneros, también se fue por la tangente al asegurar que no tiene familiares involucrados en el crimen organizado, pero lo grave no es lo que haga su parentela sino el señalamiento de que él mismo está coludido con un cartel del narcotráfico. Ahí, en su persona y su calidad de servidor público, está la pus.