Texto IRREVERENTE de Andrés Timoteo

EL INGE-NI-OSO

Es una anomalía en el gobierno estatal, afirman sus malquerientes. Es un episodio anecdótico poco positivo en la política, dicen los moderados. Es el resultado de votar sin razonamiento, acotan los analistas. Todos tienen una opinión sobre el jalapeño Cuitláhuac García y la constante es que ninguno le reconoce algo bueno.

Ni siquiera le conceden la hazaña de haber obtenido un triunfo histórico en el 2018 -en cuanto a la cifra de votantes-, con un millón 660 mil sufragios, pues se lo atribuyen al efecto del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador. Ya no se diga en el ejercicio gubernamental ya que la opinión generalizada es que García Jiménez superó en todo lo malo a sus antecesores Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes, el innombrable y Miguel Alemán.

La corrupción, la indolencia, el nepotismo, el saqueo financiero, las empresas ‘fantasma’, la famosa ‘licuadora’ de billetes, el enriquecimiento súbito de colaboradores, la violencia desatada, la complicidad con el crimen, la brutalidad policíaca, el abuso de poder, la intolerancia contra los luchadores sociales y la represión de las voces disidentes.

Los presos políticos, el aumento de pobres, el abandono de escuelas, hospitales e infraestructura social, y, por ende, la inexistencia de obra pública, los desaparecidos, las fosas clandestinas, los territorios dominados por la mafia, la deuda pública, las fiestas interminables en Casa Veracruz y el uso de recursos públicos para la megalomanía.

En resumen, todas las pillerías, deficiencias y frivolidades de sus predecesores las sublimó García Jiménez. ¿Es el peor gobernador de la historia veracruzana? El tiempo lo dirá, pero está en dura competencia con Duarte y el innombrable por esa presea.

Lo que sí despunta ya en este momento es la percepción de que el candidato a sucederlo año próximo que prometa meterlo a la cárcel tendrá la simpatía popular de los votantes. Sucederá como en el 2016 cuando el panista Yunes Linares recibió una votación cuantiosa porque los veracruzanos atendieron su promesa de llevar a la mazmorra a Duarte de Ochoa y su manada de ladrones.

Cárcel a Cuitláhuac. Cárcel a Patrocinio. Cárcel a Eleazar. Cárcel a Gómez. Cárcel a Verónica. Cárcel a Elio. Cárcel a José Lima. Cárcel a Zenyazen. Cárcel a Cuauhtémoc. ¿A poco no son propuestas atractivísimas? Al candidato que las haga en el 2024 se le arrimarán de forma entusiasta los electores.

Pero regresando a la idea central de que García Jiménez está en el lugar equivocado,hay que referirse al lunes cuando tuvo otro episodio de ira contra la prensa. El gobernante increpó a la reportera Denisse López porque los medios informativos no publican los boletines de su administración.

NO SON ‘BOLETINEROS’

Bien por la comunicadora que no se quedó callada -a diferencia de otra reportera “regañada” en febrero del 2022 que se pasmó ante el exabrupto del gobernante -. “No somos sus voceros”, le dijo López Barrera al vociferante funcionario. Vaya, así se le debe responder a estos individuos que pretenden repartir comandas a los periodistas.

Claro, la reportera fue cauta y no se extendió, pero debió decirle que la exigencia de publicar o difundir boletines se la haga a sus aliados mediáticos, esos los de los “convenios chiquitos’, no a la prensa libre y profesional. García Jiménez pretende dictar la deontología -una apuesta a que no sabe ni siquiera el significado del término- del quehacer periodístico.

Y como la ignorancia es atrevida se aventura a marcar el rumbo de la tarea informativa: lo que se debe publicar, a quiénes deben dar voz y a quienes silenciar. En pocas palabras, lo que a él le gustaría leer, ver y oír en los medios informativos. Quiere una prensa igual a su gobierno: ineficaz, falsaria, frívola e indolente.

Pero “Dios no concede antojos ni endereza jorobados” por más berrinches que haga y disparates que pronuncie ya que afortunadamente hay reporteras como Denisse y los otros colegas que observan la deontología del periodismo.

Aunque una cosa si queda clara, que sus publicistas disfrazados de comunicadores no le son suficientes para engañar a la opinión pública, por burdos y carentes de credibilidad. Gasta pagándoles y el efecto mediático que obtiene es ínfimo, por eso sus reclamos al resto de la prensa que no es ‘boletinera’.

En fin, García Jiménez está desubicado pues ahora osa dar clases de periodismo cuando debería estar conectando cables o reparando bujías para que honre su profesión de ingeniero mecánico-eléctrico. ¿No creen?

Sin embargo, quienes lo conocen desde que egresó de la Universidad Veracruzana dan testimonio de que al señor nunca se le dio eso de la ingeniería, no sabe ni cambiar una llanta ponchada y ni siquiera reparar una plancha. Lo suyo es estar enchufado, pero del presupuesto público, de ahí la plaza de maestro en el sector oficial. No es ingeniero sino inge-ni-oso, dicen burlones.

LOS DEL BRITANIA

Ah y la otra confirmación de que la ignorancia es atrevida está en la diatriba en sus conferencias de prensa titulada “La nota Pinocho de la semana” para quejarse de las noticias que le incomodan. Al frente del entuerto puso a un funcionario estulto que tampoco sabe leer al igual que Elizabeth García Vilchis, apodada ‘La VilChis-mosa’, en las “mañaneras’ del tabasqueño López Obrador.

El inge-ni-oso García no repara en ocurrencias, pero mejor debería pagar clases de redacción, ortografía, sintaxis, dialéctica, comunicación política e imagen institucional a su equipo de prensa comenzando por su flojonazo jefe de Comunicación Social, Iván Luna. Y de paso él -García Jiménez – podría colarse como oyente a esas mismas clases. Aprender no hace daño ni la edad es un pretexto.

Que invierta en la preparación de su gente -léase: en tumbarles las orejas de burro y hacer que dejen los rebuznos- en lugar de costear con el dinero de los veracruzanos la membresía en el Club Britania de Jalapa donde Luna y sus subalternos se pasan los días jugando y libando en vez de desquitar el oneroso sueldo.

*Envoyé depuis Paris, France.