Texto IRREVERENTE de Andrés Timoteo

LA CAJA CHINA

Entre los funcionarios estatales, comenzando por el gobernante en turno Cuitláhuac García, impera lo burdo, la falta de creatividad y la torpeza llevada a niveles majestuosos. Ahora con el escándalo por el ecocidio en la avenida Lázaro Cárdenas de Jalapa donde de madrugada -como si fueran delincuentes que evitan la luz- se talaron una cincuentena de árboles, recurren a cuestionar y difamar la indignación ciudadana.

No solo intentan descalificar a quienes se oponían a la tala de esos árboles y ahora se siente agraviados, sino que buscan embarrarlos en cuestiones de tipo electoral para deslegitimar su reclamo. Y ahí entra lo burdo pues manejan la deducción de los zoquetes: no tienes derecho a protestar por la tala de un árbol si nunca haz sembrado uno. Vaya tontería.

Con esa lógica estulta de García Jiménez y sus corifeos tampoco nadie tiene derecho a indignarse por el daño a un edificio histórico si antes no ha construido uno o ninguno puede reclamar porque a alguien le asesinaron su hijo si tampoco le han matado a uno de sus vástagos. ¿Ven cómo es urgente quitarles las orejas de burro y educarles la boca para que no digan disparates -por no usar la palabra: pendejadas-?

Llaman seudoambientalistas a los que piden no matar árboles cuando eso condición les aplica a ellos. No solo son simuladores sino también hipócritas ya que para acallar a la opinión pública enojada por el ecocidio se inventaron jornadas de siembra de arbolitos en una reserva natural lejana al lugar del crimen ecológico.

Allí acudieron en tropel todos los funcionarios a fin de posar para la fotografía en labores de “reforestación”, pero es una ‘caja china’ muy burda. “Miren acá como sembramos plantas y no miren allá donde las matamos ya que tienen 50 y 60 años”, es el mensaje de fondo en esa grotesca propaganda.

La prueba de que más falsarios y burlones no pueden ser está en las declaraciones babiecas del secretario de Comunicaciones, Elio Hernández, quien prometió a los manifestantes de Lázaro Cárdenas que una vez terminada la obra del paso vehicular “se sembrarán árboles debajo del puente. ¡¡Debajo del puente!! Solo que sean decorativos de silicona pues ningún árbol crecerá bajo una plancha de concreto. Vaya estupidez, se insiste.

Y en este entuerto, el que acabó siendo convidado de piedra y esperpento de lengua congelada es el actual alcalde, Ricardo Ahued que permitió la agresión ecológica y ahora, a través de gacetillas en la prensa, intenta sacudirse la responsabilidad alegando que la obra es estatal y con recursos de la federación.

Pero se hizo en suelo municipal, el ayuntamiento otorgó los permisos y el propio edil la promovió y presumió como un logro de su administración. Burdo también, Ahued se apersona a flanquear al gobernante en turno en la seudo-reforestación de un predio boscoso. No ha dicho ‘esta boca es mía’ ante el ecocidio, el hidalguense guarda el silencio de los incursos.

Afortunadamente los jalapeños han reaccionado y tramitaron, y obtuvieron, un amparo que detiene la obra y el derribo de árboles. Bien por el juez que concedió la protección de la justicia federal y más bien por los que insisten en la protesta y la resistencia. Que no se dejen, que les den coscorrones legales a esos zafios ‘ecolocos’.

EL DESPLANTE

Por cierto, es ilustrativa la crónica del columnista jalapeño Omar Zúñiga sobre la simuladora jornada de reforestación del miércoles en el Parque Natura para distraer la opinión pública sobre el ecocidio de Lázaro Cárdenas. Cuenta que Patrocinio Cisneros, el secretario de Gobierno, fue el que llegó más temprano y con decenas de empleados de su dependencia.

Lo aplaudieron, modeló para la foto con una pala en la mano, concedió entrevistas e hizo la pantomima ambiental que el articulista resume como “todo un circo y con payasos”. Pero cuando llegó su jefe, García Jiménez, le hizo un desplante que tiene una lectura obligada: lo ningunea, lo ignora y lo evade.

“Esto fue suficiente para que don Eric pusiera pies en polvorosa…, así como lo lee. En cuanto llegó el gobernador, su secretario de Gobierno le dio la espalda y se retiró del lugar. Los desplantes del secretario hacia su jefe continúan sin reparo, sin que nada ni nadie pueda pararlo, y Cuitláhuac sigue sin poder pararlo, por el contrario”.

“Por si fuera poco, con Cisneros se fue su comitiva, el personal a su cargo no fue ni siquiera para quedarse a hacerle bola al gobernador. Se demuestra que ellos le tienen más miedo al secretario, que respeto al gobernador”, relata Zúñiga.

PARQUEADERO

El periodista igualmente describe cómo lucía la calzada de acceso al Parque Natura ese día: con camionetas de lujo literalmente abarrotando ambos sentidos”.

“La diputada local por el distrito 10 de Xalapa, Rosalinda Galindo Silva, quien llegó en una camioneta Jeep Grand Cherokee con ‘códigos’ azul y rojo encendidos, como si fuera un vehículo de emergencia, prepotencia al máximo, obvio con chofer al volante”.

“No menos importante la camioneta Suburban RST color gris acero, del secretario de Finanzas José Luis Lima Franco, con un precio de lista cercano a los dos millones de pesos. Pero qué tal la austera camioneta que abordó el gobernador Cuitláhuac García, al volante por cierto, denotando por si fuera poco, una falta de pericia impresionante para manejar”.

“(García Jiménez estaba) acompañado en el asiento del copiloto por la secretaria del Trabajo Dorheny Cayetano García, en ese cacharro Suburban High Country color blanco, con un precio de lista superior a los dos millones de pesos. Y como esas había varios vehículos, sin contar los escoltas y los blindados, que no eran pocos, en contraste con los empleados de a pie, que llegaron en autos sardina o caminando”.

Hasta ahí la crónica del periodista Zúñiga que desnuda a esos que pregonan la austeridad republicana y que al inicio del sexenio viajaban en autobuses ADO. Entonces, ¿quiénes son los simuladores?