LIBERTÉ CHÉRIE
Fue como la primera vez que uno se planta en ‘pique-nique’ sobre el Campo de Marte esperando el espectáculo de música y luces. El ‘pique-nique’ – pícnic, hispanizado- es porque la larga guardia, más de cuatro horas, se aprovecha para convivir teniendo de fondo a la “Dame en fer”, la Dama de Hierro.
Vistos de lejos, los manteles extendidos sobre los jardines frente a la Torre Eiffel se ven como manchones blanquecinos, pero de cerca se repara en ese detalle del ‘savoir-faire’ galo: viandas, embutidos, tarros de ‘fois gras’, higos, baguettes, el infaltable vino y, por supuesto, la charla interminable de los que acampan.
Setenta mil personas se congregaron en el Campo Martes y la Plaza del Trocadero, una multitud que no se veía desde el 2019, el último año prepandémico cuando no sabíamos que la felicidad también tenía como significado la cercanía física con los otros, el abrazar al de junto, besar como saludo o despedida, cantar en coro y a todo pulmón, sin el cubrebocas ni la molesta ‘sana distancia’, y hacer la fiesta en montón.
Todo eso se lo robó la Covid-19 durante tres años. La fiesta nacional del 2022 se realizó con ‘pinzas’ temiendo un rebrote de la peste a pesar de que ya estaba casi concluida la vacunación. Este año, la palabra ‘liberté’ – libertad – tuvo más sentido que nunca. El virus fue replegado y la liberación de todos los encerrados y los virus-temerosos tuvo un toque de gloria sobre el Campo Marte.
“Liberté, liberté chérie” (“Libertad, querida libertad”), se cantó entusiastamente la sexta copla de La Marsellesa al punto de las 11 de la noche como preludio de los fuegos artificiales alrededor de la Torre Eiffel. Durante media hora, el monumento metálico más famoso de la tierra se vistió de todos colores, formas y sonidos.
Este 2023, el espectáculo multimedia tuvo como tema “la ultramar y el criollismo” en homenaje a los territorios franceses que no están en Europa sino que se reparten en el Caribe, Oceanía, el Mar Índico y hasta en la Antártida. La Francia caribeña la forman la Guyana, Guadalupe, Martinica y Mayotte. Así, los sones caribeños y polinesios predominaron en la noche patria.
“Saison” (Estación), se llamó el espectáculo de esta edición en la que también se lucieron los colores de la bandera cubana acompañados de fragmentos de música isleña pues se cumplen siete décadas que inició la disidencia contra el gobierno de Fulgencio Batista.
El 26 de julio de 1953 se plantó la semilla de la revolución cubana. A esa fecha se le conoce como el Día de la Rebeldía y dio paso al Movimiento 26 de Julio que luego se convirtió en la guerrilla que tumbó la dictadura fulgencista seis años más tarde, en 1959.
Gracias al juego de las luces y el estallido de los cohetes por momentos se tuvo la impresión que la ‘Dame en fer’ bailaba mambo, rumba y changüí. Es la magia lograda al combinar artísticamente la música, la luz y la pólvora. Carbón, azufre y potasio quemados benignamente, la pólvora para festejar, no para matar, dicen los filósofos.
PARÍS 2024
Antes de eso, la Orquesta Nacional de Francia ofreció el concierto “Fraternité” (Fraternidad) -una de las tres palabras de lema nacional, a los pies de la Torre Eiffel-. Allí sonaron piezas de óperas como Carmen de Bizet, Barcarolle de Offenbach, Nessun Dorma de Puccini, Duo de Verdi, Ave Verum Corpus de Mozart y Finale de la celebérrima Sinfonía Número 9 de Beethoven.
Por la mañana, en los Campos Elíseos, el desfile militar conmemorativo a la Toma de la Bastilla de 1789, hace 234 años, recuperó su numerosidad y esplendor de la etapa prepandémica. Fue un espectáculo imponente con seis mil militares y policías marchando sobre la famosa avenida mientras que, por el aire, 50 aviones y 40 helicópteros hacían acrobacias.
Este año, el invitado de honor al desfile fue la India. También se festejaron los 80 años de que el presidente Charles de Gaulle instituyó la Medalla de la Resistencia Francesa. Lo hizo en 1943, desde su exilio en Londres, cuando la nación gala llevaba tres años ocupada por los nazis -Francia se dividió en dos bandos, los colaboracionistas y los resistentes-. Hasta la liberación de París, en 1944, miles murieron en el afán de expulsar a los invasores.
En el marco del festejo en este 2023, el periodista Arman Soldin fue nombrado, de forma póstuma, Caballero de la Legión de Honor. El reportero de la agencia France-Presse murió el 9 de mayo cubriendo la guerra en Ucrania. Fue uno de los 358 galardonados. Entre los otros figuran el cineasta Michel Hazanavicius y el actor Christian Clavier.
Dentro de anecdótico de este 14 de julio está que la turbamulta le dio tregua al presidente Emmanuel Macron quien no fue abucheado ni perseguido a ‘cacerolazos’ durante su participación en el acto solemne bajo el Arco del Triunfo ni en el desfile sobre los Campos Elíseos.
Aún así, el gobierno desplegó más de diez mil policías pues temía que se produjeran enfrentamientos y violencia callejeros. No sucedió, la Francia ruda se guardó las protestas, aunque por el momento pues el enojo popular tras el decreto para aumentar la edad jubilatoria, el asesinato del adolescente Nahel y la violencia policial sigue enconado.
Aprovechando la calma, Macron anunció que el próximo año el desfile del 14 de julio no se realizará sobre la avenida Campos Elíseos sino en el bulevar que conecta la Plaza de la Nación con el Castillo de Vincennes pues París estará en plenos Juegos Olímpicos. En el 2024 no habrá milicia sino deporte.
LAS 84 VIDAS
Ayer también se cumplieron 7 años del ataque terrorista en Niza. Al grito de ¡Alá es el más grande!, un inmigrante tunecino embistió con un camión de carga a la gente que regresaba del festejo patrio la noche del 14 de julio del 2016.
El pasado diciembre concluyó el juicio contra los ocho musulmanes involucrados, todos colaboradores pasivos pues el autor material Mohamed Lahouaiej fue abatido por la policía aquella noche. Las condenas oscilaron entre los 2 y 18 años de prisión para esos que ayudaron a cegar 84 vidas.
*Envoyé depuis Paris, France.