Texto Irreverente

Andrés Timoteo

LASTRES Y CONTRASTES

En las filas morenistas hay euforia por el triunfo electoral en el Estado de México, algunos de los que hoy festinan ya hacen vaticinios de un resultado similar para el 2024 que facilite la permanencia en el poder por otros seis años. En la otra acera, priistas, panistas y perredistas ven un futuro caótico para los comicios venideros. Ahora sí están derrotados moralmente.

Pero no se pueden decir sorprendidos porque lo de la entidad mexiquense era una derrota cantada e incluso hasta arreglada, según muchos observadores del quehacer electoral. La alianza partidista “Va por México” quedó desvencijada. El PAN es la única fuerza política que conserva algo de representación popular, pero el PRI quedó al mismo nivel que el PRD, en la miseria.

Ganó Coahuila, ciertamente, pero ¿qué es Coahuila en comparación al Estado de México y qué es frente a las veinte gubernaturas que ha perdido en los últimos años? Nada. Hoy el tricolor está como antes del 2021 lo estaba el Sol Azteca cuando conservaba todavía Michoacán, en la minucia.

La oposición partidista demostró que es de latón, y difícilmente logrará construir una candidatura competitiva para el año próximo, salvo que se logra la excepción de que Acción Nacional se deshaga del lastre que es el PRI y consiga aliarse con Movimiento Ciudadano. Esa es su única alternativa.

Para los electores, en cambio, el propio Movimiento Ciudadano se perfilará como alternativa a votar. Por la coyuntura del domingo, el partido naranja se perfila como receptor de todos los votantes que huyan del modelo fracasado anterior y de los votos de castigo y resistencia frente al morenismo. Obvio, solo si presenta un candidato atractivo políticamente y capaz de vencer al oficialismo.

Lo tiene, por supuesto, en el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas. Si MC lo lleva a la justa del 2024 será el azote del partido de Estado y del lopezobradorismo. Solo así las elecciones del 2024 se antojarán interesantes en cuanto al partido y al candidato emergentes.

Además porque no será un hecho inminente la expectativa de un ‘maximato’ – conservar el poder a través de gobernantes títeres – del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador pese a la victoria del fin de semana y a tener todo el aparato gubernamental para hacerse de la voluntad popular.

En resumen, la oposición tradicional falló el domingo, aunque la paradoja es que el dirigente priista, Alejandro Moreno salió ganando a costa del hundir a su partido. Obtuvo impunidad y la permanencia en el cargo partidista hasta el 2024 lo que le permitirá negociar candidaturas y obtener posiciones en la próxima legislatura federal, pero los tricolores están reventados.

De cara al 2024, el tricolor es una cosa inservible y un lastre para sus aliados. Por eso, el PAN quedó en el dilema y aunque ya anunció que la coalición sigue, la mima desde ahora no entusiasma a nadie y para los azules suena como a suicidio electoral.

Por otro lado y regresando a las elecciones del Estado de México, la alegría de los ganadores contrasta con sus principios e ideales. ¿En verdad se sentirán orgullosos de haber ganado a base de todas las pillerías que hicieron?, ¿fue eso un triunfo legítimo que honre la democracia?

Claro que no, el regocijo de los lopezobradoristas es la algaraza de los hampones -igual que en los peores tiempos del priismo – cuando obtienen algo a la mala, a base de desviar el erario, comprar u obligar el voto, utilizar programas y estructuras de gobierno, avasallar a las instituciones y violar todas las leyes existentes.

Todo lo que denunciaron, condenaron y pidieron acabar por años ahora ellos lo elevan a un nivel de descaro supremo. El estercolero del Estado de México fue el laboratorio de lo que harán en el 2024 para la renovación presidencial.

Entonces, la pregunta para todos los fundadores de Morena, esos los viejos militantes e idealistas de izquierda -no los advenedizos -, ¿lo del domingo les supo a una victoria de la democracia, del pueblo, de los principios originales o fue el triunfo de los puercos?

¿Fue un logro de los demócratas y libertarios de larga lucha para cambiar las cosas en el país o de lo “vulgares ambiciosos” como ellos mismo les llamaban a los que se perpetuaban en el poder a costa de lo inmoral? La respuesta es el contraste de lo que hoy festinan.

LA REINSTALADA

La semana pasada fue noticia la reinstalación de Gladys Pérez Maldonado como magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE) luego de ganar un juicio de amparo por su cesantía obligada ordenada por el congreso local. Fue el ‘palazo’ número 25 que el Poder Judicial de la Federación se asesta a la legislatura y en especial al inefable Juan Gómez que planeó su retiró forzado.

Ahora en palacio de gobierno no saben qué hacer con la magistrada que designaron en el 2021, Alma Rosa Flores Ceballos. Algunos pronostican que la incorporarán al gabinete y otros que la mantendrán en el TSJE como ‘aviadora’ hasta que tengan otra oportunidad de volver a impulsarla como togada.

El fallo del juez que amparó a Pérez Maldonado dejó sin efectos su nombramiento así que le buscarán algún remiendo legaloide para no dejarla fuera del presupuesto. Y ¿por qué tanta deferencia para Flores Ceballos? Porque es parte de la mafia nepotista guinda, dicen que es pareja sentimental de Tochtli Méndez Ramírez, el rector de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV)

Por cierto, ¿se acuerdan de la desaparecida y puntillosa magistrada Yolanda Cecilia Castañeda? Ella acuñó en el 2010 la frase: “ya cualquier pendejo puede ser magistrado” y la destinataria fue la ahora reinstalada Gladys Pérez cuyo único mérito para ser propuesta por el innombrable al Poder Judicial era ser esposa -en ese tiempo- del secretario de Comunicaciones, Guillermo Herrera. Con tal advertencia sobre el talante de la togada, ahora esto parece la comedia de los palurdos: una pe…nitente le ganó el brinco al otro más pen…nitente que regentea a los diputados locales. Risas.

*Envoyé depuis Paris, France.